Como decía el pintor Bob Ross, en esta vida “no hay errores, solo pequeños accidentes felices”.
Por Itandehui Rodríguez
@Itandehui_RoMa
Sí, Bob Ross era el dueño de una voluminosa cabellera y barba crecida, que pintaba árboles felices. Gustaba de decir frases como: “¡Vamos a alocarnos!” o “¡Ese será nuestro secreto!” y, por supuesto, la clásica, “no hay errores, solo pequeños accidentes felices”.
Cualquiera que haya organizado un evento político sabe que para lograr un 100% de asistencia, debe convocar a un 200%. También sabe que hay que proporcionarles transporte, basta con ver las movilizaciones de López Obrador, los autobuses siempre van al 50% de capacidad o menos.
¿Qué pasó el sábado? Pues algo inédito, el Comité Directivo Municipal de Acción Nacional que preside Jesús Zaldivar, fue anfitrión en el “Foro Buenos Gobiernos del PAN”, esto, a 500 días del inicio de este trienio.
El orador principal fue Eduardo Rivera y estuvo cobijado por los diputados federales Carolina Beauregard, Humberto “el Tigre” Aguilar Coronado y Ana Tere Aranda, estuvo también Oswaldo Jiménez, Paco Fraile, Augusta Díaz de Rivera, la mayor parte de los regidores de Acción Nacional y más de 1,500 personas…
El evento estaba dispuesto para desarrollarse en el salón principal, porque estaban convocadas mil personas, pero llegó el 50% más. Jesús Zaldivar acabó convertido en el Bob Ross de la política poblana.
Aunque en este caso el “accidente feliz” no fue tan “pequeño” y es que, la administración del Centro Mexicano Libanés se vio en la necesidad de operar el milagro. Tuvieron que montar mesas en un salón de la planta baja, además de tablones en el lobby, a fin de poder recibir a todos los asistentes.
En resumen, el alcalde poblano, tuvo que asistir a dos eventos, el de la planta alta y el de la planta baja.
Lalo Rivera pudo sentir el cobijo del panismo y su espaldarazo, pues en los dos eventos, se pudo escuchar: “¡Lalo gobernador, Lalo gobernador!”. La gente estaba contenta de verlo pese a las complicaciones logísticas y los retrasos.
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Y no, no había una sola unidad de transporte público o camioneta estacionada cerca del lugar, así que descarten el acarreo en la convocatoria.
Tampoco repartieron sobres con dinero, la gente en verdad quería ver a Eduardo Rivera. Eso se llama liderazgo y carisma, aunque haya quienes se dediquen, desde la pluma, a intentar hacer parecer lo contrario.