Tanto el plano físico como emocional se ven afectados, ya que dejamos de contar con los principales actores reguladores a nivel de todo el organismo, los estrógenos
GEMA GARCÍA MARCOS / ZEN
A Naomi Watts nadie le avisó de que todos esos síntomas, que ella no sabía a qué achacar y que le afloraron antes de cumplir los 40 años, podían ser la consecuencia de una menopausia precoz. La actriz, como la mayoría de las mujeres que se ven ante una situación similar, no sabía que aquello podía pasar, cuáles eran sus efectos y, lo más importante, cómo afrontar toda esa revolución hormonal a la que se estaban enfrentando su cuerpo y su mente.
Porque si de la menopausia prácticamente no se hablaba nada ‘hasta ayer’, imaginemos de su versión más precoz que, según se calcula, afecta a entre un 1% un 4% de las mujeres españolas menores de 40 años.
«La menopausia precoz, también llamada insuficiencia ovárica precoz (FOP), es el cuadro en el que los ovarios pierden su actividad folicular de manera prematura, provocando el cese de la ovulación y menstruación, junto con un descenso en los niveles de estrógeno y progesterona. Todo esto da lugar a problemas de fertilidad, alteraciones físicas y psicoemocionales, etc», explica Mireia Roca, cofundadora de Domma, compañía especializada en el acompañamiento de la mujer durante la menopausia. Se considera como prematura, prosigue, ya que «se presenta a los 40 años o menos, es decir, casi 10 años antes que la edad promedio de la menopausia natural (promedio 50-51 años)».
Roca subraya que, «diversos estudios realizados en Europa, recogen una incidencia de entre 1 de 250 mujeres de 35 años y 1 de cada 100 mujeres de 40 años, datos que ponen de manifiesto un aumento de consultas por irregularidades de los ciclos menstruales a más edades tempranas». Su desarrollo y aumento, continua, «no responden a una causa única, sin embargo pueden verse favorecidos por condiciones de autoinmunidad, factores genéticos y causas médicas, como tratamientos de quimioterapia o radioterapia».
La primera señal que nos advierte de esa reducción adelantada de los estrógenos es «la alteración de los ciclos menstruales«. A partir de ahí, los síntomas pueden ser muy variados y van desde los típicos «sofocos, dolores de cabeza, alteraciones del sueño o cambios de peso», hasta problemas más severos «como infertilidad o subfertilidad, aumento del riesgo cardiovascular, de osteoporosis, diabetes, entre otros».
¿Cómo afecta física y emocionalmente a la mujer? «Tanto el plano físico como emocional se ven afectados, ya que dejamos de contar con los principales actores reguladores a nivel de todo el organismo, los estrógenos. Estos inciden directamente en la regulación de nuestro sistema nervioso. A nivel físico, los cambios y síntomas son los habituales de la menopausia«.
Esta especialista hace hincapié «en la especial dificultad que puede entrañar la gestión de los casos en los que no se haya cumplido aún el proyecto de maternidad/familia«. Por eso, «si una mujer quiere ser madre y se da una menopausia precoz, es muy importante que visite un especialista en fertilidad para que valore su situación en concreto y pueda explicarle las opciones terapéuticas disponibles».
Según esta especialista, «la menopausia precoz puede ser una experiencia emocionalmente desafiante, inesperada y difícil para muchas mujeres. Por eso, lo más importante es aceptar lo que se está viviendo y comprender los cambios que se están produciendo o que se van a producir en nuestro cuerpo (a nivel físico/hormonal y a nivel emocional)».
Obviamente, «cada mujer experimenta la menopausia precoz de manera diferente y es muy importante que cada una adapte su estilo de vida a esta nueva situación; recomendamos que busque un especialista con quien se sienta comprendida y que trate su sintomatología con los tratamientos más adecuados según su caso. Además, es esencial que se cuide a nivel emocional, buscando acompañamiento si lo necesita».
¿Cuáles serían los pilares del bienestar cuando llegue ese momento? «El pilar fundamental es contar con especialistas que ofrezcan un abordaje holístico e integral, es decir, cuidar de todos los planos de la salud de la mujer, no sólo el físico, si no también proteger la salud mental y entregar el apoyo necesario para que se sienta comprendida y acompañada durante este periodo».
En este escenario, una vez más, merece la pena insistir en que «los hábitos influyen mucho en la calidad de vida durante la menopausia y a lo largo de nuestra vida. Por un lado, nuestra alimentación nos debe proporcionar los nutrientes necesarios para prevenir deficiencias y protegernos contra agentes agresores. Además, el ejercicio es esencial para evitar la pérdida de masa ósea y preservar el volumen muscular para mantener activo nuestro metabolismo».
Por último, nos recuerda la importancia de «cultivar y respetar espacios de autocuidado y descanso adecuados para recuperar energía, equilibrar nuestras jornadas laborales y priorizar nuestra vida personal y espiritual. Todo ello, sin duda, contribuirá a nuestro bienestar general».
Fuente: https://www.elmundo.es/vida-sana/bienestar/2023/03/29/64241bfde4d4d8af7b8b4596.html