Grupos ultraconservadores registran cifras récord de denuncias contra obras por contenidos relacionados con la sexualidad
GREGO CASANOVA / VOZPÓPULI
Niños, no miréis un bloque de mármol de cinco metros, cinco toneladas y labrado hace más de cinco siglos por uno de los artistas más grandes e influyentes de la historia del Arte, ¡que se le ve el pene! Niños, arrancad la página en la que sale la Libertad guiando al pueblo y la de la Venus de Boticcelli ¡que se les ve una teta! Una profesora de un colegio de Florida fue expulsada hace unos días (le dieron a elegir entre dimitir o ser despedida) por mostrar a sus alumnos de 11 años el David de Miguel Ángel en una clase de Arte de sexto grado. Tres padres se quejaron, dos de ellos porque no se les notificara que se iba a dar ese contenido y el otro se mostró más irritado puesto que consideraba que su hijo estaba expuesto a «material pornográfico».
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La pinza liberticida atenaza a la cultura de izquierda a derecha. Hace unos días, repasábamos los cientos de recortes que habían sufrido las obras de Roald Dahl. Básicamente, los propietarios de las obras fusilaron cualquier referencia al aspecto físico, la salud mental, la violencia, el género y la raza. Si en aquel artículo llegamos a la conclusión de que los niños no debían leer «loca», «gordo», «calva» o que los cocodrilos de una tienda provenían de África; ahora, la censura religiosa cristiana prohíbe a los niños ver el cuerpo del David, recordemos, un personaje bíblico.
La escuela en cuestión sigue un plan de estudios diseñado por Hillsdale College, una escuela cristiana conservadora consultada frecuentemente para temas educativos por el gobernador de Florida, Ron de Santis, según informa The Washington Post. De Santis, rival de Trump en la carrera a la candidatura republicana, ya ha mostrado su lado más duro con la ley, conocida como ‘no digas gay’, por la que prohíbe la instrucción en el aula sobre orientación sexual e identidad de género en todos los grados.
Esta expulsión se produce en el contexto en el que hasta 25 estados han reformulado la forma de enseñar aspectos relacionados con la orientación sexual, la identidad de género, y asuntos raciales. Durante la pandemia del covid, muchos padres cogieron los libros de sus hijos, se deduce que por primera vez, y quedaron escandalizados por los contenidos que sus homólogos ideológicos españoles llamarían como “contenidos progres”. Y comenzaron las denuncias.
En 2022, la American Library Association recibió 1.269 denuncias de censura de libros, particularmente de obras de o sobre la comunidad LGTBI y personas no blancas, casi el doble que en 2021. Las denuncias afectaban a 2.571 títulos, un aumento del 38% con respecto a los 1858 títulos únicos objeto de censura en 2021, el mayor número desde que la asociación comenzó a recopilar datos hace 20 años, según informa AFP. No piensen en una lista llena de manuales sobre masturbación y posturas sexuales, en la lista aparecen clásicos como Matar a un ruiseñor, El señor de las moscas, o Un mundo feliz. La joya del comic sobre el Holocausto, Maus, o biografías sobre personalidades como Celia Cruz o deportistas como Lebron James, las hermanas Williams o Jesse Owens, casualmente todas negras.
En muchos asuntos, Estados Unidos actúa como una bola de cristal para Europa, adelantándonos movimientos y sensibilidades que asociaciones promoverán e intentarán convertir en ley aquí. A decir verdad, en España ya estamos bien servidos. En octubre de 2021, la asociación Abogados Cristianos solicitó la retirada de 32 libros de temática LGTBI, distribuidos por doce institutos de Castellón, entre los que se encontraban títulos de autoras como Elizabeth Duval o Gata Cattana. Una jueza ordenó la retirada, que posteriormente la justicia anuló.
El argumentario es el mismo desde Florida a Polonia, pasando por Murcia: «Quieren pervertir a nuestros niños», «Todo forma parte de un plan mundial para acabar con los valores tradicionales cristianos», «Van dando pasos para legalizar la pederastia»… Como en cada elemento que altere su encorsetado mundo, desde los coches eléctricos a la distribución de las vacunas, si continúa rebuscando explicaciones de estos grupos acaba apareciendo George Soros, Bill Gates, el globalismo y la Agenda 2030.
¿Sexualidad en los libros de instituto?
El debate de fondo radica en si es conveniente abordar la sexualidad en las escuelas e institutos. Los que son contrarios a hacerlo ¿creen que todas las familias españolas dan la suficiente información sexual a sus hijos?, ¿que lo hacen de una forma abierta y sin prejuicios?, ¿creen que en la mayoría de las casas se enseña cómo poner un condón, se habla de masturbación y se normalizan todas las orientaciones sexuales? Se sorprenderán de las consultas básicas sobre sexo que reciben los tutores de institutos. El «¿me puedo quedar embarazada practicando sexo oral?», lo escuchan cada año profesoras por parte de alumnas que, según los datos oficiales, están en edad de iniciación al sexo en España.
A la ministra de Igualdad, Irene Montero, se le llegó a acusar de promover la pederastia por unas declaraciones en las que defendía el derecho de todos los niños a tener una educación sexual: «Todos los niños, las niñas, les niñes de este país tienen derecho a conocer su propio cuerpo, a saber que ningún adulto puede tocar su cuerpo si ellos no quieren, y que eso es una forma de violencia. Tienen derecho a conocer que pueden amar o tener relaciones sexuales con quien les dé la gana, basadas, eso sí, en el consentimiento. Y esos son derechos que tienen reconocidos, y que a ustedes no les gustan». Solo un rival político sin escrúpulos o alguien con nula comprensión lectora y auditiva podría llegar a la conclusión de que Montero estaba sugiriendo relaciones pedófilas. El Supremo no admitió la querella de Vox ni de otras asociaciones, entre las que había un movimiento antivacunas.
En España, Vox fomentó el ‘pin parental’ para que los padres pudieran vetar charlas sobre educación sexual y muchos de estos movimientos, columnistas o partidos que se escandalizan por enseñar a un quinceañero a poner un condón provienen de esferas ultracatólicas. Estos grupos no se muestran tan diligentes por la protección de los menores en casos reales de abusos y violaciones continuados y encubiertos durante décadas en algunos de los templos en los que encienden cirios. Sin ir más lejos, Vox fue el único partido del Congreso que votó en contra de que el Defensor del Pueblo investigara los abusos a menores en la Iglesia.
En una de las escenas más humillantes de los últimos años, varias estatuas de los Museos Capitolinos de Roma fueron cubiertas en 2016 durante el encuentro entre el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y el presidente de Irán, Hasan Rohani. Las obras fueron tapadas con paños, e incluso bloques para evitar herir la sensibilidad del iraní. Entonces, la respuesta europea fue bastante unánime: no hay que ceder ante al fundamentalismo religioso. Ante ninguno.
Fuente: https://www.vozpopuli.com/altavoz/cultura/censura-religiosa-miguel-angel-david.html