Los Periodistas

Primero los pobres en Puebla

Por Fernando Manzanilla Prieto

Hace unos días en la ciudad de Puebla, inició la construcción de jardineras y orejas viales en algunas calles del centro histórico. De acuerdo con lo expresado por las propias autoridades municipales, estas obras, que se realizarán por ahora en la 11 y 13 oriente-poniente, tendrán una inversión superior a los 2 millones de pesos.

La intención es reducir la velocidad de los automovilistas en la zona y lograr que se respeten los 30 kilómetros de velocidad máxima para circular.

En este sentido es que, en las esquinas de las calles señaladas, ya se puede observar cómo se ha abierto el concreto o el pavimento para construir las orejas o bahías viales, estructuras consistentes en pequeñas extensiones curvas que sobresaldrán de la calle y cuyo objetivo es similar al de los tan criticados bolardos que hace poco fueron colocados en la ciudad y, posteriormente, retirados.

Es así que esta iniciativa, por sí sola no es mala, sin embargo, si la analizamos con mayor profundidad nos lleva a preguntarnos sobre la importancia que tiene para el ayuntamiento el trabajar en las colonias y juntas auxiliares del municipio y no sólo en el centro o fraccionamientos.

Como escribí la semana pasada en este mismo espacio, acciones como éstas permiten vislumbrar que en Puebla hay dos ciudades por la realidad que viven sus habitantes. Por una parte, hay una Puebla bien conectada, en la que, si bien los servicios públicos son deficientes y las calles se encuentran en mal estado, se tiene lo indispensable para vivir. Pero también hay otra en la que las carencias son grandes y las necesidades básicas son urgentes.

Insisto, no sólo se trata de calles sin pavimento o de parques en mal estado, sino sobre todo de carencia total de servicios básicos como son alumbrado público, agua potable, alcantarillado, drenaje, recolección de basura; entre otros, además de carencia de seguridad pública.

Don Jaime, un vecino de Canoa que todos los días viene al centro de Puebla con su esposa a vender gorditas y tacos, me expresó su molestia por estas obras de “relumbrón”:

“A ver si no pasa lo mismo que con los bolardos que ya se habían instalado, que al poco tiempo, muchos de ellos tuvieron que ser quitados ya que estorbaban más de lo que servían. Yo al menos así lo veo, que van a terminar siendo un estorbo para la circulación, pues no son tan útiles en estas calles tan angostas. ¿Y qué va pasar? Que van a ser dinero echado a la basura, lo cual es un insulto para la gente que también vivimos en esta ciudad, pero no tenemos ni banqueta, ni agua todos los días en nuestra calle”.

La percepción de don Jaime no es equivocada, ya que la carencia o mala calidad de los servicios públicos en las colonias y juntas auxiliares marginadas de la ciudad va más allá de imagen, sino que genera graves consecuencias en la calidad de vida de sus habitantes.

La falta de acceso a servicios básicos como agua potable, saneamiento y recolección de basura conduce a la propagación de enfermedades infecciosas y aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias y gastrointestinales.

La falta de iluminación adecuada y la presencia de espacios públicos descuidados aumenta la inseguridad y la delincuencia.

Los cortes de luz y los problemas de suministro de agua afectan la asistencia y el desempeño escolar de los niños.

Desde luego que es esta propia falta de servicios básicos la que también afecta el desarrollo económico de estas zonas, ya que los empresarios y emprendedores tienen dificultades para establecer negocios allí debido a la falta de infraestructura y servicios.

Por ello, urge un plan de trabajo integral por parte del ayuntamiento para que los recursos existentes permitan priorizar las necesidades fundamentales de estas familias cuya calidad de vida está en juego.

Ya sean uno, dos o más millones de pesos, siempre se podrá hacer con ellos algo para mermar lo urgente, ya después será tiempo de atender lo importante. Lo fundamental es que no se pierda el foco de que, como bien dice nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, hoy lo imprescindible es “Primero los pobres”.

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