FEYROUZ / EURONEWS
Frida Kahlo, la mujer y la artista, indisociables; una faceta mostrada como nunca en «Más allá de las apariencias» en el Museo de la Moda en París, en el Palacio Galliera, que no es una exposición más sobre la artista mexicana.
Y así lo atesta su contudente éxito, ya que aunque se termina en marzo, ya no quedan entradas disponibles. Porque esta muestra refleja como nunca la simbiosis entre su obra y su vida.
Los tres accidentes de Frida
No se puede entender la obra de Frida Kahlo sin los dos percances que marcaron su vida, la poliomielitis, que le dejó paralizada la pierna derecha cuando tenía 6 años, y el grave accidente de tráfico cuando tenía 18 años que le ocasionó la perforación de la pelvis y fracturas en la columna vertebral, la clavícula y varias costillas. Aunque ella solía decir, bromeando, que tuvo otro «accidente» más: su encuentro con el pintor Diego Rivera, que fue su marido.
Frida Kahlo supo convertir su minusvalía en una plusvalía. Empezó a pintar tras el accidente de tráfico que la obligó a estar encamada durante meses. Con la ayuda de un espejo colocado encima de su cama hacía autoretratos y convirtió los corsés ortopédicos que tenía que llevar en obras de arte donde también reivindicaba sus opiniones políticas.
La vestimenta ‘reivindicativa’
La vestimenta se convirtió, de hecho, para ella, en una forma de reivindicar sus origenes indígenas por parte de su madre, y a la vez de disimular su discapacidad. about:blank
Los trajes tradicionales mexicanos de Michoacán, Oaxaca y Cayoacán, que lució a través del mundo entero, le permitían encubrir su corsé con la amplia blusa huipil y esconder su pierna dañada por la poliomielitis con las largas faldas.
Frida Kahlo era también una mujer coqueta, que incluso estando encamada se pintaba uñas y labios de un rojo intenso, y con una vida amorosa igual de intensa en la que tuvo varios amantes más o menos famosos como León Trostki o el fotográfo Nickolas Muray, que la retrató como nadie, y cuyas fotos destacan en esta exposición. Un arte de posar al que Frida estaba acostumbrada desde niña ante la cámara de su padre, fotográfo profesional.
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Pero la instantánea más espontánea presentada fue tomada por otro de sus amantes, Julien Levy, artífice de su primera exposición monográfica en Nueva York, que la captó mientras trenzaba su pelo, al despertar.
Artista y artesana, Frida Kahlo, pintaba pero también hacía sus propias joyas con piezas «recuperadas» de objetos prehistóricos de la cultura precolombina.
Más allá del autoretrato
En cuanto a su obra pictórica, más allá de los autoretratos, se presentan cuadros que revelan la visión de Frida sobre el mundo como un original ‘collage’ y óleo de Nueva York donde denuncia la ‘Gran Depresión’ de los años 30 provocada por el ‘capitalismo salvaje’, o un cuadro para pedir aviones para los republicanos durante la guerra civil española, titulado ‘Piden aeroplanos y les dan alas de petate’, ambos presentados en su primera exposición en París en 1939, organizada con el apoyo del surrealista Marcel Duchamp.