Los senadores conocieron las entrañas de la reforma electoral. Saben que el daño es inmenso, pero todo estará en manos de la Suprema Corte.
JULIÁN ANDRADE / FORBES
La catástrofe ya está en la puerta. La semana pasada, consejeros del INE se reunieron con integrantes de la Junta de Coordinación Política del Senado.
El objetivo era que personal técnico adscrito a las juntas distritales y locales les explicaran a los coordinadores de las bancadas los daños que generará el Plan B.
Los senadores salieron espantados de lo que escucharon y no es para menos. Por desgracia, no se puede hacer ya nada en términos legislativos. El proceso, en ese aspecto, está ya por concluir, y solo falta que se vote lo que se refiere a cancelación de la cláusula de vida eterna para los partidos minoritarios.
En la conversación, encabezada por Ricardo Monreal y por Lorenzo Córdova, se hizo patente el diagnóstico que tienen el INE respecto a un cambio en la legislación que se realizó sin cuidado alguno, donde los diputados y senadores no tuvieron tiempo de analizar lo que, por desgracia, aprobaron.
Ahora lo que urge es que se proceda a la votación de lo que está pendiente, para que los partidos, la ciudadanía y el propio INE puedan impugnar la totalidad del Plan B a nivel jurídico.
Todo estará ya, en manos de la Suprema Corte, donde ojalá hagan su trabajo con la velocidad debida, dado que lo que está en riego es el sistema democrático. Lo que inquieta, es que los asuntos en el máximo tribunal se pueden dilatar en el tiempo, y eso es lo que no hay ya en este momento.
El 2 de junio es la fecha límite, junto a 90 días de que inicie el proceso para la contienda del 2024, ya que después es imposible cambio alguno porque así lo establece la propia Constitución.
Los riesgos para la elección del 2024 están a la vista, e inclusive podrían implicar la nulidad por las dificultades que van a existir, de modo ineludible, en la instalación de las casillas y en la capacitación de los ciudadanos que las integran.
Esto será así, porque con la reforma desaparecen los cinco vocales de cada uno de los 300 distritos, que hay en la actualidad en las juntas, para quedar la responsabilidad de todo el trabajo en una sola persona.
Otro aspecto en riesgo es el de los propios resultados, ya que se tendrá que hacer un conteo simultáneo, en el PREP y en los Consejos Distritales y los asistentes electorales ya no podrán auxiliar a los funcionarios de casilla en el traslado de los paquetes electorales.
Vienen semanas intensas, de impugnaciones y movilizaciones, donde es de esperar que cada uno de los actores involucrados esté a la altura de las circunstancias.
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Fuente: https://www.forbes.com.mx/ahora-si-el-espanto-del-plan-b/