GABRIELLE COLCHEN / MANUELA CANO / FRANCE 24
Este 9 de febrero, 222 prisioneros nicaragüenses llegaron a Estados Unidos tras haber sido deportados por el Gobierno de Daniel Ortega. El futuro de estos presos es todavía inseguro pero la diáspora nicaragüense se ha preparado para recibirlos. Aunque la decisión fue celebrada por una parte de la sociedad del país, esta también es vista como un «destierro» por parte de varios colectivos.
Un vuelo poco convencional que salió de Nicaragua llegó este jueves 9 a territorio estadounidense. En su interior viajaban más de 200 presos políticos que el Gobierno de Daniel Ortega liberó. La aeronave aterrizó en Aeropuerto Internacional de Dulles en Virginia, a las afueras de Washington D. C.
Horas antes, esta comunicación: “Se ordena la deportación inmediata y efectiva de 222 personas”, dijo el presidente de la Sala Uno del Tribunal de Apelaciones de Managua, el magistrado Octavio Rothschuh Andino.
Según el tribunal de apelaciones, estas personas habían sido “sentenciadas por cometer actos que menoscaban la independencia, la soberanía, la autodeterminación del pueblo; por incitar a la violencia, al terrorismo y a la desestabilización económica”.
Ortega ha mantenido que sus opositores encarcelados estaban detrás de las protestas de 2018 que considera como un «complot» para derrocarle. Las fuerzas de seguridad nicaragüenses habían sofocado violentamente esas protestas antigubernamentales. Desde entonces, decenas de miles de personas han huido al exilio a EE. UU., Canadá o Europa.
222 presos liberados
El medio de comunicación ‘Redvolución’ publicó este jueves la lista de los 222 presos liberados con su nombre completo.
Entre los pasajeros del avión se encontraban dirigentes políticos y empresariales, periodistas y representantes de la sociedad civil.
La Alianza Universitaria Nicaragüense también confirmó que entre las personas que viajaban en dicho avión se encontraban dos líderes estudiantiles, Lesther Alemán y Máx Jérez.
Ariana Gutierrez Pinto, familiar de una de los presos, describió a France 24 la situación: «Yo soy hija de Evelyn Pinto, a ella la secuestraron el 6 de noviembre del 2021(…) Es una señora de 63 años que nunca bajó la cabeza, en condición en que nadie debería estar, siempre mantuvo la cabeza alto, muy humilde, muy aferrada a la esperanza de que un día pueda ser libre mientras que cualquiera en una dictadora podría bajar la cabeza, ella siempre se mantuvo muy positiva y muy fuerte», dijo.
Incertidumbre sobre el futuro de los presos
El medio ‘Voz de América‘ aseguró que Estados Unidos ofrecerá libertad condicional a los nicaragüenses por razones humanitarias y tendrán un permiso por un período de dos años.
Sin embargo, como describe Ariana, queda mucha incertidumbre sobre el futuro de estos presos.
«No hay ningún plan por el momento, no sabemos qué va a ser la logística, cuál es el protocolo, cuál es el plan que tiene Estados Unidos para nuestros valientes presos políticos nicaragüenses», confió a France 24.
Según Damaris Rostran, miembro de la diáspora nicaragüense en EE. UU. interrogada por France 24, la mayoría de los liberados no tienen familiares en EE. UU. y es la propia diáspora, en conjunto con las localidades, la que está trabajando para que tengan un espacio para llegar.
«Nosotros desde anoche como diáspora en varios estados no hemos dormido, hemos estado comunicándonos desde California, New York, Texas. Ahora estamos asegurando tener esta red de solidaridad necesaria, ya tenemos dos estados donde podemos recibir a nuestros hermanos nicaragüenses», aseguró Damaris.
¿Hacia mayor diálogo entre EE. UU. y Nicaragua?
Según el secretario de Estado Antony Blinken, los presos habían sido encarcelados «por ejercer sus libertades fundamentales y han soportado largas detenciones injustas.»
Blinken atribuyó el mérito de la liberación a la «diplomacia concertada estadounidense», mientras un alto funcionario de la Administración Biden había dicho anteriormente que el Gobierno de Nicaragua decidió «unilateralmente» liberarlos.
«La liberación de estos individuos, uno de los cuales es ciudadano estadounidense, por parte del gobierno de Nicaragua marca un paso constructivo para abordar los abusos de los derechos humanos en el país y abre la puerta a un mayor diálogo entre Estados Unidos y Nicaragua en relación con temas de preocupación», dijo Blinken.
Sin embargo, para Damaris, «siempre es complicado hablar de diálogo (…) porque hemos tenido tan malas experiencias con la dictadura a raíz de los eventos de 2018. Se intentaron hacer dos diálogos pero no funcionaron porque la dictadura está acostumbrada a jugar contra el pueblo de Nicaragua».
Una decisión «positiva»
La liberación de estos 222 presos políticos fue vista como “positiva” por varios exfuncionarios nicaragüenses.
El exembajador de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields, señaló en su cuenta de Twitter que se trata de “una excelente noticia”. Y añadió: “Conversé con mis fuentes en el Departamento de Estado y 222 presos políticos vienen a la ciudad de Washington”.
Por su parte, la expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, celebró la medida “en nombre de su dignidad y la tranquilidad de sus familiares”. Sin embargo, señaló: “No olvidemos que la lucha continúa por la restitución de la democracia y la libertad en ese país”.
Organizaciones denuncian que los presos fueron “desterrados”
Por otra parte, la liberación ha sido vista de manera crítica por varias organizaciones y colectivos del país.
Alemán pidió la renuncia de Ortega en una transmisión televisada del presidente cuando se dio el inicio de un diálogo nacional en mayo de 2018.
La deportación también fue condenada por la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, opositora al Gobierno.
“Más de 200 presas y presos políticos desterrados hoy ¡son inocentes!”, afirmaron los miembros del grupo.
“Sufrieron prisión ilegal y tortura. Mantenemos la demanda por el restablecimiento de la libertad, la justicia y la democracia”, agregaron.
Una liberación tras semanas de condenas
Esta semana se conocieron las condenas a diez años de prisión de siete religiosos acusados de «traición a la patria». Se trató de cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo que habían sido encarcelados el mismo día que el obispo Rolando Álvarez en agosto de 2022.
Álvarez ha sido el religioso de más alto rango detenido durante el mandato de Ortega.
Tras conocerse la sentencia, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos había denunciado la falta de “piedad contra el clero” en el país.
En repetidas ocasiones, Ortega ha tildado de «terroristas» a los obispos nicaragüenses que mediaron el diálogo nacional de 2018, uno que pretendía buscar soluciones a la crisis política en la que vive el país.