La ruta de la sucesión en 2024 abre las cloacas de la política nacional y poblana, el lodo salpicará a muchos y algunos nombres del pasado se repetirán en el futuro inmediato, aunque en frentes diferentes.
Por Jesús Manuel Hernández
Los últimos días han venido apareciendo informaciones donde la blancura y transparencia de los actores con miras al 2024 quedan manchadas, como si desde algún sitio, oculto o escondido, intencionalmente, se fueran formando las fichas negativas de quienes acuden a la carrera no solo presidencial, también gubernamental en el caso de Puebla.
Así los accidentes en el METRO se ocultan bajo la premisa del sabotaje, la falta de presupuesto para mantenimiento queda cobijada por los errores humanos de los enemigos de Claudia Sheinbaum.
El juicio del siglo, a Genaro García Luna, es aprovechado por el presidente en Las Mañaneras, con una sección especial, para informar al pueblo, bueno y sabio, de lo que está pasando en Nueva York y esperando que aparezcan los nombres de los expresidentes emanados del PAN.
Moneros, caricaturistas y columnistas arrecian la exposición de Adán Augusto y lo descubren como el verdadero caballo negro llegado del sureste mexicano para continuar con el legado de López Obrador, “su hermano”.
Y qué decir de la política aldeana, el senador Alejandro Armenta “destapó” a otros aspirantes y en consecuencia vienen los cuestionamientos, la exhibición de los perfiles, tirar lodo, manchar, es la consigna de unos y otros en este galimatías político y aldeano.
A Claudia Rivera le “revivieron” aquel asunto de violencia política de género, hostigamiento y acoso laboral, quizá porque en la dirigencia nacional se ha soltado la versión de que ante la disputa interna por Puebla, una mujer sería la solución de MORENA; a Nacho Mier le destapan el tema de la “titulación” y su controvertida declaración vino a enlodar más el escenario.
Por si fuera poco un acucioso lector le descubre al senador Armenta errores en su último libro, lo que alienta especular si lo escribió o la mandó a escribir.
El escenario se antoja como aquella versión de Víctor Hugo en Los Miserables:
“La historia de las ciudades se refleja en sus cloacas. La de París ha sido algo formidable. Ha sido sepulcro, ha sido asilo. El crimen, la inteligencia, la protesta social, la libertad de conciencia, el pensamiento, el robo, todo lo que las leyes humanas persiguen, se ha ocultado en ese hoyo. Hasta ha sido sucursal de la Corte de los Milagros…”
Los poblanos estamos asistiendo a la inauguración de la nueva temporada de esta serie que concluirá en menos de dos años.
Imagínese el lector cuánto lodo salpicará a quienes andan metidos entre las patas de los caballos.
Y ahora que regresó el tema de Mario Marín y Kamel Nacif, quizá vaya siendo oportuno recordar a los actores, pero no solo a los ”operadores”, también a los “apoyadores” ¿o acaso alguien ha olvidado los desplegados en defensa de Kamel?
De pronto una revisión no dejaría dudas de cómo se repiten los actores de ayer y los de hoy.
O por lo menos, así me lo parece.