El Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio ha obligado a los tenderos de Kabul a decapitar a los maniquíes, o en su defecto a cubrir sus rostros con bolsas de plástico, telas o papel de aluminio.
AGENCIAS / PÚBLICO
Las tiendas de ropa en Kabul, capital de Afganistán, no podrán mostrar los rostros de los maniquíes femeninos. Se trata de la nueva medida impuesta por el Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, el organismo que se encarga de implementar códigos de conducta de acuerdo a la sharía, y que fue reabierto el pasado 2021 con la llegada de los talibanes al poder.
Con la presente medida, el gobierno talibán pretende reducir todavía más la presencia femenina en las calles de Afganistán. Si bien es un claro símbolo de la dramática situación que están viviendo las mujeres afganas en materia de derechos humanos, también ha resaltado los pequeños vestigios de resistencia que tiene todavía la población.
La llegada de oficiales a los distintos establecimientos de ropa de la ciudad de Kabul puso a sus propietarios en un aprieto. En un principio, tal y como detalló a la Agencia EFE, Shaikh Abdul Aziz, director del Ministerio, se ordenó a los comerciantes a «cortar la cabeza a sus maniquíes si querían mostrar la ropa».
Ante la obligación de decapitarlos, los tenderos argumentaron que la ausencia de la cabeza interferiría en la venta de sus productos. Pese a sus reticencias, los talibanes permitieron cubrir las caras de los maniquíes en su lugar.
Actualmente, por las calles de Kabul, se pueden ver escaparates con maniquíes cubiertos con bolsas de plástico, telas o papel de aluminio. Incluso algunos establecimientos han hecho «trampas» y han colocado sobre los rostros de las figuras pañuelos coloridos y estampados, según relata la agencia internacional de noticias AP.
Mujeres y niñas, un colectivo cada vez más vulnerable
El gobierno talibán ha pegado un acelerón en el recorte de derechos de mujeres y niñas desde el pasado mes de diciembre. A finales de año se prohibía el acceso a la universidad y a los institutos de las jóvenes afganas. De esta forma, Afganistán se convertía en el primer país del mundo en dejar fuera del sistema educativo a las mujeres, restringiendo su educación a la edad de 12 años.
Pocos días después de conocer la medida, y con las mujeres tomando las calles de Kabul en lo que fue la primera movilización pública desde el inicio del régimen talibán, el Gobierno prohibía la presencia femenina también en las ONGs. Dicha resolución no solo trunca la vida profesional de muchas afganas, sino que dificulta enormemente la labor de las organizaciones, especialmente en sus intentos por ayudar a las mujeres y niñas del país, un colectivo cada vez más vulnerable.
Una de las primeras medidas tomadas por los talibanes tras su victoria en agosto de 2021 fue la reapertura del Ministerio de Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio. Esta institución, vigente entre 1996 y 2001, fue una de las más temidas durante el primer gobierno talibán. Además, como una premonición del futuro de Afganistán, el organismo pasó a ocupar la sede del Ministerio de la Mujer, inmediatamente clausurado por el régimen.