Sergio Salomón Céspedes siempre fue el candidato «in pectore» de Miguel Barbosa, los tiempos se adelantaron… Sentarse en la silla hace cambiar a los políticos
Por Jesús Manuel Hernández
Si alguien supo usar el poder en tiempos recientes de Puebla fue sin duda Miguel Barbosa, lo demostró todo el tiempo, usó la fuerza que da ser gobernador para cumplir sus deseos, quizá algunos lo hayan calificado en su momento como revanchas, resentimientos o caprichos, el tema de fondo es que un hombre de poder, gobernó casi cuatro años y cambió el escenario político de la entidad.
Un viejo político alguna vez comentó sobre la muerte de un personaje “los funerales se hacen más para los vivos que para los muertos”. Y quizá en el caso del finado gobernador esta frase pesó mucho para marcar las condiciones de la sustitución del Ejecutivo.
Dos fuerzas se encontraron en principio, los de allá quisieron hacer amarres, acuerdos, para imponer a alguien en su favor con miras a temas locales y nacionales, el 24 es la meta principal que pasa por Puebla en tiempos adelantados.
Los de aquí interpretaron siempre el rumbo en forma similar, salvo porque no dejaban, en tiempos de Barbosa, la intromisión del centro, ¿por qué hacerlo ahora? Se preguntaron.
Y he aquí que el grupo compacto de Barbosa se manejó con habilidad y en consecuencia, uno de los suyos es el sustituto, aunque no necesariamente “el heredero de la 4T”.
El peso de Julio Huerta quedó demostrado, la afinidad en acuerdos entre el hoy gobernador Sergio Céspedes Peregrina y el operador Jorge Estefan Chidiac, consiguieron demostrarlo con 38 votos de 41 y solo se conoció que Rafael Micalco votó en contra.
Los amarres, los acuerdos pronto saldrán a la luz, quizá posiciones en el gabinete, candidaturas en el 2024, vaya usted a saber, cuántos amarres se pueden hacer en aras de conservar el poder.
Podría decirse que los diputados se convirtieron en el primer grupo político sin distingos partidistas en torno a un hecho urgente, designar gobernador sustituto para no dejar la decisión en los grupos nacionales, eso por sí mismo es un hecho un tanto histórico.
Los hechos demuestran varios asuntos que valdría la pena despejar:
La viuda del gobernador no desconocía nada del poder de su marido, Julio Huerta, fue realmente el operador de las circunstancias extremas; Ana Lucía Hill realmente nunca fue la responsable de la gobernación; la comunicadora Verónica Vélez demostró más poder que ningún otro miembro del gabinete al ser la responsable de informar de los hechos en plena sesión del Congreso del Estado, es decir a nombre de los Tres Poderes.
Dadas las circunstancias el escenario local apenas se modifica, más bien se adelantó dos años, Sergio Salomón era el candidato “in pectore” de Miguel Barbosa, siempre lo fue, las demás corcholatas eran para crear el caldo de cultivo.
Luego entonces el 2024 recibirá el impacto de este adelanto en las decisiones.
¿Acaso alguien piensa que el gobernador sustituto respaldaría el desempeño de Olivia Salomón o José Antonio Martínez? Se ve muy difícil o imposible que esto pudiera suceder.
Y aquí entra en jugo otra anécdota del viejo político, ya fallecido, quien alguna vez comentó con este reportero “Don Jesús, me decía, fulano de tal es buen candidato, la gente lo quiere, los grupos políticos no lo ven mal, pero allá -refiriéndose al gobierno federal- no lo ven bien, porque dicen que la silla lo va a cambiar”.
La experiencia demuestra que los candidatos buscan siempre sumar y después marcan su territorio, todos lo han hecho, la silla cambia las decisiones futuras.
¿Cambiará Céspedes Peregrina? Solo es cuestión de tiempo, de observación para saber si habrá un continuidad total de criterios, formas de comunicar, de gobernar.
Sergio Salomón es el resultado de acuerdos a lo largo de toda su vida, nació en 1969, tiene 53 años, en el 2013 militó en el PRI y fue diputado local, dejó de ser tricolor en 2018, para ocupar la candidatura a Presidente Municipal por Tepeaca bajo el amparo de Movimiento Ciudadano, Acción Nacional, el PRD y el PSI, en pleno auge del morenovallismo; pero en 2021 lo postuló “Juntos Haremos Historia” como diputado local y asumió la coordinación de la bancada de Morena y la Presidencia del Congreso, o sea, muy cercano a Miguel Barbosa.
Un simple repaso por esa trayectoria de 9 años en varios partidos políticos quizá sea la clave para entender lo que sucedió la madrugada del 15 de febrero en el Congreso del Estado, hubo alguien que tenía acuerdos con todos y un común denominador: impedir la imposición de uno de allá, mejor uno de acá.
O por lo menos, así me lo parece.