Por Itandehui Rodríguez
@itandehui_roma
Corría el año de 2006, era el 17 «del segundo del año», así como diría Alejandro Filio… De febrero, pues.
Una marcha se apoderó del Centro Histórico de Puebla. Bueno… Medio se apoderó… Más bien, lo intentó.
Pero, volvamos a tres días antes, a ese fatídico día en el que se filtrara la grabación de la llamada entre Kamel Nacif y Mario N., entonces gobernador de Puebla y que si las botellas de ‘coñac’ y que si uno era precioso, o no y que si el héroe de la película.
Ese 14 de febrero que para muchos fue un día para celebrar al amor y a la amistad, para otros de terror y para algunos, los menos, de inspiración, motivó lo que les voy a recordar de aquél viernes 17.
Imaginemos la conversación entre dos alegres compadres, por Nextel, por supuesto, porque evidentemente nadie quería usar el teléfono, uno, despachando desde la Secretaría de Gobernación y el otro, desde la Secretaría de Desarrollo Social:
– Compadre, ¿cómo ves lo del jefe?
– ¡No mames compadre, está cabrón! Ya teníamos la presidencia en la bolsa. ¡Carajo!
–Se me ocurrió algo, compadre, si me ayudas a operarlo, tú, como quién encabeza el gabinete, te puedes colgar una estrella y amarrar la candidatura a la gubernatura.
– ¡No sé si sea tiempo de pensar en candidaturas, las cosas están muy mal, no chingues!
– ¡Vamos a ayudar al jefe, le debemos todo! Déjame explicarte…
– A ver, dime.
–Pues mira, podemos pedirle el apoyo a la SCT con transportistas, que nos manden a los de las grúas y esos cabrones, también que nos manden combis y taxis.
– Ok, ¿para…?
– Pues para hacer una marcha, mira, hay que citar a los empleados de gobierno del estado y del ayuntamiento a las 4:00 pm, que vayan del Gallito al Zócalo, que parezca que esto es apoyo ciudadano para el jefe.
– Suena bien, ¿qué más has pensado?
–Hay que buscarnos a un vocero, estaba pensando en Malacara… ¿Qué opinas?
–Pues hay que mandar a hacer mantas y playeras pero ya, en lo que las rotulan y se secan… eso tarda. ¿Ya hablaste con Vega? ¿Con Doger?
– No compadre, primero quise hablarlo contigo.
–Muy buena idea Alejandro, empieza a operarlo. Y, por cierto, amor con amor se paga, ¿tú qué vas a querer, compadre?
– Quiero ser el siguiente, compadre, con tu apoyo y el del jefe.
– Primero yo y luego tú, ese es el plan.
Y más rápido que Martí Batres contando a asistentes de una marcha, se propuso convocar a todos, primero llamó a sus homólogos para decirles que requerían a su personal en la marcha, a las 4 en punto. Algún secretario le hizo ver que a esa hora salía el personal y que debían darles un tiempo para los traslados.
¡Dales permiso o que se salgan antes, pero esto es por el jefe! –respondió–.
¡Ajá sí, ajá, que agradezca que le vamos a cerrar las calles y ya fue mucho, pero el personal del Ayuntamiento no va a ir! –pensó el entonces alcalde, Enrique Doger cuándo recibió la llamada–.
¡Vamos con todo! –respondió Juan Manuel Vega, entonces presidente del CDE del PRI–. Mandó a traer a su administrativa y le pidió mantas, cartulinas y playeras.
Parecía que todo estaba listo, la burocracia se iba a desbordar, nadie iba a decir que los estaban mandando a marchar. Se iba a notar el músculo «ciudadano», el apoyo de la gente a su gobernador; iba a quedar claro que la gente no creía en la manipulación y las descalificaciones… O no.
Así como a Batres corregido por Sheinbaum, las cosas le salieron mal al organizador.
La operación no salió nada bien, los burócratas se quejaron porque intentaron obligarlos a ir y al final, ni llegaron. ¿Como para qué? Sí ya estaban fuera de su horario laboral.
Tampoco llegaron todos los taxistas, ni los transportistas.
Era viernes por la tarde, ya ni la…
El entonces titular de Desarrollo Social del gobierno del estado y actual presidente del Senado, Alejandro Armenta, se creyó capaz de llenar la plancha del zócalo y… No pasó.
¡Qué bueno que en el caso de la marcha del 27 de noviembre no va a participar en la organización porque no le saldría nada bien!
Pero eso sí, si se descuida el gobernador Miguel Barbosa, el senador va a decir que la mitad o más, fue convocada por él.
¿Apuestan?