El miedo a las hormonas, los bulos que circulan por la red y el desconocimiento están en la base del rechazo de muchas mujeres a la píldora como método anticonceptivo.
MARISA DEL BOSQUE / YODONA
Las mujeres están dejando de tomar la píldora: el método anticonceptivo que revolucionó la vida sexual de las españolas en los años 60 parece haber caído en desgracia. Así al menos se desprende de la última encuesta realizada en 2022 por el Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva de la SEC (Sociedad Española de Contracepción), que asegura que solo el 17,8% de las españolas utiliza ahora este método para evitar el embarazo.
Unas cifras que ponen de manifiesto que cada día son menos las mujeres que recurren a esta forma de controlar la natalidad: en 2018 las cifras de este mismo estudio de la SEC apuntaban que lo utilizaban un 21% de mujeres. ¿Por qué las mujeres están dejando de tomar la píldora? La desinformación y demonización que promueven en muchas ocasiones las redes sociales están la base de esta cuestión. «No toméis la píldora porque sale celulitis», aseguraba tiempo atrás la influencer Violeta Mangriñán en su cuenta Instagram, seguida por 1,7 millones de personas. Un bulo que indignó a los profesionales sanitarios y que, junto a tantos otros, ha contribuido a crear esa falsa sensación de ‘peligro’ que rodea ahora a este método anticonceptivo.
Por ejemplo, los que afirman que tomar la píldora puede aumentar el riesgo de un cáncer. «La mayoría de estudios indica que las pastillas anticonceptivas no aumentan el riesgo general de padecer cáncer«, asegura la doctora Hortensia García Robayna, ginecóloga y obstetra de Ginefem, «pero sí conocemos que estas pastillas pueden disminuir el riesgo de sufrir otros tipos de cáncer, como el de ovario y el de endometrio«.
Son miedos que circulan por la red y que hacen que la píldora se mueva en terrenos pantanosos. Los datos hablan por sí solos: un 31% de mujeres escogen un anticonceptivo sin consultar a un profesional. Y sorprende ver lo poco que se sabe, en concreto, de la píldora, a pesar de ser uno de los métodos más accesibles y el segundo más usado tras el preservativo. Lo que queda de ella siempre en la memoria es el estigma de ser un método hormonal. «Hay mucho miedo a las hormonas, pero tenemos que dejar de verlas como si fueran el demonio; son una ayuda y como tal podemos usarla, por supuesto con supervisión y control médico», asegura la doctora Marta Sánchez-Dehesa, jefa del equipo de ginecología en el Policlínico HM IMI Toledo.
Sorprendente, también, la desinformación con respecto a la composición de este tipo de anticonceptivo y las nuevas posibilidades que existen hoy día. «El 52% de las mujeres no sabe que hay píldoras con y sin estrógenos, ni tampoco las diferencias entre ellas», apunta la doctora María Victoria de Diego, directora médica de Exeltis. Tampoco son conscientes de lo útil y eficaz que es este método cuando se tiene una pareja estable. «De hecho, aumenta su eficacia con los años», explica la doctora García Robayna, «porque la fertilidad de la mujer disminuye con la edad, es decir, a partir de los 30 años se van perdiendo la cantidad y la calidad de los óvulos». Así que será mucho más eficaz en el caso de una mujer de 40 años que lleve más de 10 tomando la píldora.
Las temidas hormonas
Patrizia (35 años) tiene poco que ver con una adolescente sin formación, pero forma parte de ese porcentaje que miraba a la píldora con recelo. Su profesión, publicista, la coloca al frente de todo tipo de novedades, pero en este tema reconoce que se quedó un paso atrás. «No tomo la píldora ni uso ningún anticonceptivo hormonal, y lo hago de forma completamente consciente», nos dice, «por un miedo que sé que es completamente irracional. He ido muchas veces al ginecólogo, y a pesar de sus recomendaciones yo he puesto un freno inconsciente«.
Sus temores comenzaron hace años. Cuando cumplió los 21 comenzó a tomar la píldora por un problema médico, tenía ovarios poliquísticos y se la recetaron como tratamiento. «Empecé a tomarlas y en un principio superbien, todo genial, hizo que tuviera reglas más llevaderas», recuerda. Pero a los dos años empezó a notar lo que ella consideró efectos secundarios: «Retención de líquidos, me hinchaba…, me veía con más peso. Y pensé, ‘por ahí no paso’. Y lo dejé». Desde entonces, le da miedo volver a tomarlas. Tenía 21 años.
¿Por qué ese miedo? «Nuestras jóvenes tienen mucha información, pero poco contrastada o mal gestionada, y la existencia de prejuicios se perpetúa», asegura la doctora de Diego. Con la píldora las dudas pasan por la efectividad del método, la dosis, los olvidos y los temidos efectos secundarios, como en el caso de Patrizia. «Debemos empezar desde cero cuando hablamos de este tipo de anticonceptivos con las chicas, porque es la única forma de acabar con los mitos. Hay que insistir en la educación y explicarles que el uso de la píldora es no solo eficaz para prevenir el embarazo, sino también para garantizar el bienestar sexual y hormonal. Muchas mujeres no se atreven a dar el paso y a usarla por los tabúes extendidos a lo largo de los años que la sitúan en el foco de problemas como el aumento de peso y de vello, algo que no solo no es cierto, sino que responde muy frecuentemente a razones ajenas a la toma de anticonceptivos orales», afirma la doctora.
Nuevas píldoras sin estrógenos
Con este objetivo, acabar con la desinformación y los falsos mitos, se ha puesto en marcha el proyecto ‘Valientes Repensadoras’, una campaña divulgativa impulsada por Exeltis y avalada por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) que ofrece información detallada, veraz e inspiradora sobre el tema, contrastada directamente por ginecólogos. El proyecto pretende hacer «repensar» las decisiones que se toman alrededor de este tema, mejorar los derechos sexuales de las mujeres y empoderarlas a través del acceso a información de calidad, contrastada y con un lenguaje cercano y atractivo. De ahí su cara más visible, la periodista Cristina Boscá.
Ella, una firme defensora -lleva tomándola desde los 20 años, cuando se la recetaron para tratar sus reglas, muy dolorosas-, reconoce que también ha sucumbido a algún mito. «Es verdad que tomándola me encontraba mejor, la regla no dolía, pero cuando tuve pareja pensé que debía dejarla. Quería tener hijos a medio plazo, y creí que necesitaba estar dos o tres años sin tomarla antes de quedarme embarazada«, explica Cristina.
Ahora, gracias a la campaña ‘Valientes repensadoras’, en la que también participa Tania Llasera -«No hay que tener miedo al sexo cuando se hace con la seguridad de estar bien preparada», asegura Tania-, sabe que solo es un mito más. Cristina, que tiene un niño de tres años y acaba de tener a su segunda hija, está a punto de volver a tomar la píldora, esta vez la más nueva en llegar, una sin estrógenos que puede tomarse durante el periodo de lactancia porque yo le está dando el pecho al bebé. También está indicada para mujeres hipertensas, fumadoras o que tienen problemas de coagulación.https://www.youtube.com/embed/CWW2YknLCjs&t=14s?enablejsapi=1&origin=https://www.elmundo.es
No todas las píldoras son iguales
Lo que más le gusta a Cristina de ser la cara visible del proyecto es intentar acabar con esos faltos mitos y el desconocimiento, «explicar que la anticoncepción es una herramienta de libertad, porque nos permite decidir cuándo, cómo y el momento en que queremos ser madres». Y necesitamos tener toda la información. «Muchas veces da vergüenza y hablas con amigas…, a mí me daba mucho reparo molestar a los ginecólogos con estas cosas», añade. «Con esta campaña he aprendido que no les molestas, que están ahí para responder a todas las preguntas. Nosotras podemos ver estos temas como una cosa menor, privada, pero no lo es, es algo superimportante y las mujeres tenemos que empoderarnos también en este tema», asegura.
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Junto a los mitos más comunes que el proyecto quiere derribar -«que no te puedes quedar embarazada, que engordas, que te sale vello…», dice Cristina-, está la falta de información. De hecho, el 30% de las mujeres cree que todos los anticonceptivos orales son iguales. Y no es así, las nuevas opciones, y en concreto la píldora sin estrógenos, están muy alejadas de aquellas primeras fórmulas que revolucionaron la natalidad de las españolas.
Y es algo que desconocen incluso quienes están más cercanos a estos temas. «Una de mis mejores amigas es farmacéutica en un reconocido hospital. Y ni siquiera ella sabía que existe este tipo de píldora hasta que yo se lo conté», explica Cristina. De ahí el sentido de esta campaña: si luchamos a diario para romper el estereotipo de que «todas las mujeres somos iguales», ¿por qué cuándo hablamos de nuestra salud sexual perpetuamos el mismo patrón?
Fuente: https://www.elmundo.es/yodona/vida-saludable/2022/11/11/636cab49e4d4d86e4d8b4589.html