Se hizo oficial la noticia que era un secreto a voces. La marca alemana no tenía muchas otras alternativas, ya que todos en el sector conocían el desembarco en el Mundial
PABLO VILLOTA / EL CONFIDENCIAL
Apartir de 2026 Sauber (hoy Alfa Romeo) se convertirá en el equipo de fábrica de Audi cuando el gigante alemán desembarque en la Fórmula 1. El comunicado del anuncio oficial ofrece razones llenas de lógica, aunque similares a las aportadas en la asociación del equipo suizo que antes se dio con Mercedes y luego con BMW. Sin embargo, en ninguno de los casos llegó el éxito. ¿Qué cambia ahora para se demuestre una asociación acertada? El equipo suizo ofrece unas instalaciones de primerísimo nivel, una organización rodada y muy eficiente, una cultura de trabajo muy similar a la alemana con la que comparte hasta el idioma, pero su balance en 30 años de Fórmula 1 es de lo más pobre. Y con una única victoria en su haber.
La llegada de Audi a la Fórmula 1 con Sauber también encierra un singular mensaje. Porque no será un mero suministrador de motores (como pretende Porsche), sino un equipo completo (como Mercedes, Ferrari o Alpine). La marca alemana se ha caracterizado por irrumpir en las especialidades automovilísticas en las que ha participado con nuevas tecnologías. Como la tracción a las cuatro ruedas en el mundo de los rallies. En las 24 Horas de Le Mans con los motores diesel, de inyección directa e híbridos. En la Formula E con la propulsión eléctrica a baterías. O ahora, en el Dakar, con una combinación de baterias y motor de recarga. Y con varios denominadores comunes: una estructura propia, ganando siempre, y transfiriendo la tecnología desarrollada en la competición a los coches de calle.
Cuando parecía que el futuro de la automoción giraba exclusivamente alrededor de la propulsión eléctrica a baterías, Audi abandonó la Fórmula E y mandó una señal al mercado y los consumidores. Han puesto toda la carne en el asador en una reglamentación cuyo objetivo es la sostenibilidad, a través de una vía combinada de baterías y combustibles sintéticos. Ningún fabricante de momento ha sido tan específico respecto al uso de gasolina no contaminante. Por algo será. ¿Quién sabe si ese es el verdadero as en la manga de Audi?
Ni Mercedes ni BMW
La palabra Sauber en alemán significa pulcro, nombre le viene como anillo al dedo a una organización impecable y eficiente en el más puro sentido suizo de la palabra. Nunca grandes alardes, pero nunca faltando de nada, nunca errores clamorosos, pero… tampoco grandes aciertos. La tradicional aversión al riesgo de su fundador, Peter Sauber, quizá haya permitido al equipo fundado en 1970 sobrevivir hasta nuestros días, pero, al mismo tiempo, quizá haya sido también su principal freno para triunfar en una especialidad donde para ganar no sirve ser bueno sino excepcional.
Mercedes duró tres temporadas (1993-1994) y se marchó con sus motores a McLaren en busca de victorias y títulos. Muy parecida fue la asociación de Sauber con BMW que hizo el camino inverso, abandonando primero el equipo Williams para durante cuatro temporadas coleccionar juntos fracasos. Entiéndase fracasos en términos relativos, porque ni vestido de Mercedes ni posteriormente de BMW, Sauber jamás hizo el ridículo. El problema es que el objetivo era lograr campeonatos del mundo y no pódiums ocasionales ni ser la estrella perenne de la mitad del pelotón.
Ahora Peter Sauber ya no estará presente, la principal diferencia entre el desembarco de Audi y las situaciones anteriores de Mercedes y BMW. La longevidad de su empresa demuestra que mal gestor no es. Sin embargo, cuando BMW compró solo una participación mayoritaria de Sauber, ya sabía a lo que se exponía. Mercedes compró una estructura de éxito (Brawn), la rebautizó, puso un gestor capacitado (Toto Wolff) al frente, mucho dinero y fichó a los mejores pilotos ¿Es esto lo que pretende hacer ahora Audi? Pues parece que no.
Socio, pero no propietario
«Estamos encantados de haber conseguido un socio tan experimentado y competente para nuestro ambicioso proyecto de Fórmula 1», declaró Oliver Hoffmann, director de Desarrollo Técnico de AUDI AG. «Ya conocemos al Grupo Sauber, con sus instalaciones de última generación y su experimentado equipo, de anteriores colaboraciones. Estamos convencidos de que, juntos, formaremos un equipo fuerte». Por ejemplo, Audi Sport ya ha utilizado anteriormente el túnel de viento de alta tecnología del Grupo Sauber en Hinwil durante la exitosa era de Le Mans y en la fase de desarrollo del coche de la Clase 1 para el DTM.
Audi ha comprado una participación no especificada al propietario actual de Sauber, el fondo de inversión liderado por el magnate sueco Finn Rausing (Tetra Pak). Al igual que ocurriera siempre con Peter Sauber, los propietarios actuales no se quieren desprender del equipo y, probablemente, Audi no haya tenido más remedio que aceptar y enfocar su futuro en Fórmula 1 como socio y no como propietario. Todo lo que concierne a la parte motriz se realizará en la sede de la marca en Neuburg an der Donau. En Hinwill, la sede de Sauber, se realizará el desarrollo y ensamblaje de los monoplazas, así como la logística y operaciones de carrera.
A diferencia del pasado, Finn Rausing no interviene en el día a día del equipo, y toda la parcela gestora está en manos de Frederic Vasseur, que seguirá siendo el CEO de la estructura en principio hasta 2026. Está por ver el rol que desempeñará Adam Baker, el líder del proyecto de Audi en Fórmula 1 y que hace pocos días estuvo en Madrid presentando el proyecto. Rausing quiso dejar claro en el anuncio oficial que estamos ante una asociación y no (de momento) una absorción. Solo el tiempo dirá si la nueva gestión de Sauber permitirá a Audi alcanzar los éxitos que se negaron a sus grandes rivales Mercedes y BMW. Más allá de los métodos empresariales y de las carreras, la marca alemana cuenta con una ventaja que no disfrutaron sus rivales: una nueva reglamentación que arranca en 2026, y para la que tienen tiempo para prepararse.
Fuente: https://www.elconfidencial.com/deportes/formula-1/2022-10-27/audi-sauber-formula-1_3513137/