Ferrari y Mercedes afinan las armas ante la guerra política que se avecina, cuando se sospecha que su rival Red Bull ha incumplido las normas de topes de gasto en los equipos
PABLO DE VILLOTA / EL CONFIDENCIAL
AMohammed Ben Sulayem, no terminan de crecerle los enanos en el circo que le dejó montado Jean Todt, el anterior presidente de la FIA (Federación Internacional de Automovilismo). Después de haber tenido que asumir herencias tan poco gratificantes como la actuación de los comisarios deportivos en la final del anterior campeonato del mundo, ahora viene el clamor contra el ente regulador del deporte a cuenta de la norma de los límites presupuestarios. Esta norma surgida de la anterior presidencia, pretendía hacer sostenible y nivelada la competición a base de poner topes al gasto que podían hacer los equipos. Aunque es difícil no estar de acuerdo con la intención, ya se sospechaba que su reglamentación iba a traer problemas. Tal y como finalmente ha ocurrido.
El reglamento se introdujo en 2021, con un umbral de gastos establecido en 145 millones de dólares, para bajar a 140 esta temporada y bajar nuevamente la próxima temporada a 135 millones. Quedaban excluidos una serie de gastos como los de hospitality y marketing, pero la FIA amenazada con sanciones a todos aquellos que al revisar sus cuentas anuales no hubieran respetado ese tope. Ahora bien, en el más puro estilo del ente regulador, nunca quedó clara la extensión de la sanción, ni tampoco su período de aplicación. No es un asunto menor, porque lo primero que hace el director técnico de un equipo de Fórmula 1, es mirar el reglamento desde la perspectiva de estar más pendiente de como bordear la penalización, que de cumplir la norma.
El temor generalizado es que los equipos poderosos iban a buscar sus subterfugios para seguir gastando a manos llenas en investigación y desarrollo y que esa inversión no aparezca en la contabilidad del equipo. ¿Quién puede controlar, por ejemplo, unos programas de evolución liderados por las divisiones automovilísticas de Honda y Mercedes aunque sus beneficios luego reviertan a sus estructuras de Fórmula 1? ¿Quién puede controlar el externalizar horas de túneles de viento o realización de piezas a cargo de la contabilidad de los equipos filiales, aunque el beneficiario final sea el equipo titular? Se sabía que era una norma tremendamente compleja de fiscalizar y ahora que llega el lío queda por ver un problema aun mayor: ¿cómo se castiga a los incumplidores?
Ferrari y Mercedes lideran el enfado
Mattia Binotto, el jefe de equipo de Ferrari, tan pronto como en el Gran Premio de Mónaco allá por el mes de abril, alertaba que no veía posible que Red Bull pudiera cumplir con los límites presupuestarios a raíz del ritmo con el que veía que sus rivales introducían evoluciones. Las palabras subieron de tono cuando se rumoreó que Red Bull en el Gran premio de Bélgica iba a introducir un chasis nuevo y ahí las caras se torcieron en Maranello y también en sus vecinos. Toto Wolff, el jefe de Mercedes, secundó la preocupación: «Es absolutamente impensable que a estas alturas de la temporada introduzcamos un nuevo chasis más ligero. En general todos vamos muy pasados de peso y hemos invertido mucho en desarrollar piezas para solucionar los problemas, generales. Simplemente, este gasto no nos lo podemos permitir».
La cuestión es que tanto Ferrari como Mercedes están más que molestos y preocupados ante las noticias de que Red Bull no sólo ha incumplido los límites de gasto esta temporada, sino que crucialmente también lo hicieron la pasada temporada. El asunto es grave, porque si ya de por sí hubo controversia en la parte deportiva en el desenlace del campeonato entre Lewis Hamilton y Max Verstappen, la victoria del piloto holandés se ensombrecería aún más cuando ha corrido con un coche ‘dopado’ financieramente al acceder a unas partidas presupuestarias de investigación y desarrollo que su rival no utilizó. Como con acierto señala también Mattia Binotto, la falta de fair-play financiero por parte de Red Bull también afectaría a esta temporada porque ese exceso de dinero también regó el desarrollo del coche de este año.
«Necesitamos que la FIA tenga una posición fuerte en este asunto, porque de lo contrario estaríamos ante unas reglas que no son justas ni equitativas”- recalcaba el jefe de equipo de Ferrari-, que al igual que sucede con Toto Wolff está muy expectante en conocer en qué consisten las sanciones ante el temor de que a Red Bull le salga más a cuenta pagar una multa y salirse con la suya en lo deportivo. Parece claro que de haber sanción, esta debe de afectar a los resultados deportivos, porque de lo contrario entramos en un claro fraude de ley. Recuerda demasiado a esas televisiones, a las que les salía más a cuenta pagar las multas del regulador, dado que cometiendo las infracciones ganaba mucho más dinero aún.
Red Bull lo niega todo
Red Bull como no podía ser de otro modo niega la mayor y desmiente que ellos hayan incumplido la norma. Sin embargo, no deja de ser significativo que Christian Horner venga desde hace bastante tiempo hablando de ampliar el margen del cinco por ciento que la FIA concede a los equipos por circunstancias de fuerza mayor o por cambios en los precios presupuestados. Es cierto que la inflación ha crecido en Europa y Estados Unidos de forma notoria, pero se sospecha también que se está queriendo aprovechar esta circunstancia, para ‘colar’ aumentos de gasto en mejoras al coche, como aumento de costes como consecuencia de la subida generalizada de los precios.
Nunca es fácil introducir medidas para frenar los costes, pero la experiencia demuestra que las medidas ‘menos malas’ son las que obligan a los equipos grandes a compartir material a igualdad de condiciones con los equipos pequeños y a un precio razonable. Vean si no, como se ha reducido la distancia en competitividad, desde el momento que un equipo como Williams puede cerrar una parrilla de salida compartiendo exactamente el mismo motor que un Mercedes que esté en la ‘pole position’.
Ya se sabía que estábamos ante una normativa, que se asemeja mucho a intentar poner puertas al campo, pero que se tuerce aún más cuando no está claro el precio a pagar por una sanción. Cuando finalmente se conozcan los resultados de la investigación (¡con medio año de retraso sobre la posible infracción!), será inevitable la típica disputa de favoritismo u ojeriza a este piloto o equipo en particular. Estén atentos. Se avecina una guerra que va a dar mucho que hablar.
Fuente: https://www.elconfidencial.com/deportes/formula-1/2022-10-01/tarde-o-temprano-iba-a-ocurrir-estalla-la-guerra-a-cuenta-de-los-topes-presupuestarios_3499625/