FÁTIMA ELIDRISSI / EL MUNDO
Con solo 21 años, Kate Winslet saltó a la fama mundial con Titanic. Lo que no sabía la actriz es que el precio de protagonizar una de las películas más exitosas de la historia del cine, con una recaudación superior a los 2.000 millones de dólares, sería que su cuerpo se convertiría en el centro de todas las conversaciones.
«Sinceramente, me sentí intimidada», confesó la actriz británica a Marc Maron en su podcast WTF, donde explicó cómo los medios, especialmente los tabloides británicos, fueron desagradables con ella. «Entré en modo autodefensa inmediatamente porque día y noche, todos los días, fui objeto de un escrutinio personal y físico enorme», afirmó Winslet, de 45 años.
«Recuerdo pensar, esto es horrible y espero que pase. Y realmente pasó, pero me hizo darme cuenta de que, si eso es lo que significa ser famoso, yo no estaba preparada para ser famosa, definitivamente, no», explicó la actriz, que había sufrido bullying de niña y como actriz.
Como Winslet ha contado en diversas ocasiones, de niña tenía sobrepeso y sus compañeros la llamaban bola de grasa. «Se reían de mí porque quería ser actriz», contó la artista, que siendo hija de dos aspirantes a actores, persiguió su sueño desde muy pequeña. Tanto que a los 11 años fue aceptada en la Escuela de Teatro Redroofs en Maidenhead, un centro que funcionaba como agencia de talentos y llevaba a sus estudiantes a Londres para hacer castings. Y paralelamente, trabajó con la Starmaker Theatre Company en Reading.
Aunque en su juventud participó en más de dos decenas de obras teatrales, nunca le daban los papeles protagónicos debido a su físico. Ella sabía que no era la más guapa, pero la falta de amabilidad con que la rechazaron hizo que la joven dudara muchas veces de su vocación. «Con 14 años un profesor de teatro me dijo que debía conformarme con los papeles de gorda», contó Winslet en los premios Bafta en 2016.
A pesar de los muchos rechazos, Winslet siguió adelante y se convirtió en una estrella interpretando a Rose, la heroína que a bordo del Titanic rompe con todas las ataduras de su clase social para vivir un romance legendario con Jack, el muchacho de clase obrera interpretado por Leonardo DiCaprio. Pero en lugar de aprovechar su fama y continuar haciendo taquillazos, Winslet huyó del estrellato para hacer películas independientes.
«Todavía estaba aprendiendo a actuar y sentía que no estaba preparada para hacer muchos trabajos importantes en Hollywood», continuó diciendo Winslet. «No quería cometer errores y estropearlo, quería seguir en esto a largo plazo. Así que traté de encontrar pequeños papeles de manera que pudiera entender el oficio un poco mejor y mantener cierto nivel de privacidad y dignidad», explicó. «¿E intentar tener una vida?», preguntó Maron, cómico y también actor. «Sí, exacto», respondió.
Con 25 años la actriz tuvo a su primera hija, Mia, junto a su primer marido, el director Jim Threapleton. Winslet asegura que con su maternidad el interés de la prensa en ella se redujo y ella también cree que era menos consciente de la atención de los medios porque decidió centrarse en criar a su niña. «Todo eso se evaporó un poco», comentó.
En lo que respecta a su carrera, no cabe duda de que Winslet acertó con sus decisiones. Tras recibir sus dos primeras nominaciones al Oscar por Sentido y sensibilidad y Titanic, logró otras cinco por Iris, ¡Olvídate de mí!, Secretos íntimos, El lector y Steve Jobs, conquistando la estatuilla con El lector. Ahora, vuelve a ser una de las favoritas en la carrera a los Oscar por Ammonite, cinta donde protagoniza una historia de amor lésbica junto a Saoirse Ronan.
Fuente: https://www.elmundo.es/loc/celebrities/2021/01/18/60017ddf21efa04c058b4666.html