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1922, Lorca y Falla fundan el flamenco moderno: «El cante jondo morirá» | El Confidencial

El Concurso de Cante Jondo de 1922 cumple su primer centenario. Aquellos días pasaron a la historia como el momento fundacional del flamenco moderno

Una caricatura de López Sancho para el evento. (Centro artístico de Granada)

ANA RAMÍREZ / EL CONFIDENCIAL

«Al cabo de pocos años no habrá quien cante y el cante jondo morirá sin que humanamente sea posible resucitarle». Con esa sentencia advertía el compositor Manuel de Falla al Ayuntamiento de Granada, en 1921: si las instituciones españolas dejaban de lado el flamenco en su expresión más pura y telúrica, moriría sin remedio. Si no sacaban el cante jondo de sus cuevas y sus casitas, si no reconocían su influencia en la escena musical europea, nadie más cantaría. Falla pedía con este augurio una subvención de 12.000 pesetas para sacar adelante el célebre Concurso de Cante Jondo de Granada, que este año alcanza su centenario.

El evento duró dos días, coincidiendo con la celebración del Corpus Christi en la ciudad. Pero los artistas que allí se encontraron resultaron ser, un siglo después, los actores principales de la vanguardia artística española: Falla, Joaquín Turina, Conrado del Campo, Enrique Fernández Arbós, Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez o Ramón Gómez de la Serna. En Granada y en torno a ese flamenco primigenio se unieron esos nombres ilustres para reconciliar la música y la raíz popular. Este año, la programación de la 71ª edición del Festival Internacional de Música y Danza de Granada busca recordar aquel momento fundacional para la Flamencología moderna.

Foto: La bailaora y coreógrafa María Pagés. Foto: Efe

Las damas del flamenco Carmen Linares y María Pages, Princesa de Asturias de las Artes 2022Efe

«El Concurso de Cante Jondo de 1922 fue un antes y un después», opina Antonio Moral, gestor cultural y director del Festival desde 2019. «Hoy, el flamenco está ampliamente reconocido como un género culto de raíz popular. Justo como el jazz. De hecho, las dos músicas guardan muchas similitudes: la improvisación, la flexibilidad, la participación… Pero en aquel entonces, a Falla le preocupaba que el cante estuviera perdiendo sus esencias, porque se estaba mezclando con otras músicas, se estaba comercializando de una forma determinada. Fíjate que ahora, cien años después, estamos en una situación parecida. Pero creo que el flamenco evoluciona y convive muy bien con otros géneros».

Manuel de Falla y el grupo de artistas que impulsaron el Concurso siguieron aquella corriente de investigación interesada en la expresión primitiva. Fue el de los años veinte un repliegue de la academia hacia lo popular, un interés creciente en toparse con las raíces del arte nacional. Un interés al que quizá están volviendo los músicos actuales con propuestas más o menos comerciales (desde Rosalía hasta Tanxugueiras, pasando por C. Tangana o Rodrigo Cuevas). Según la carta que enviaron los artistas al Ayuntamiento de Granada, no solo hallaron «el germen inicial de una parte importantísima de nuestra lírica en los llamados cantos populares andaluces, sino que éstos y singularmente el cante jondo (seguidillas, cañas, polos y soleares), se filtran y difunden desde hace muchos años por toda Europa y han ejercido, sin que de ello nos diésemos exacta cuenta, notoria influencia sobre esas modernas escuelas francesa y rusa que, por su revolucionarismo, tan distante de nosotros creíamos».

El historiador Ramón María Serrera achaca este súbito interés de los intelectuales al desencantamiento de la Primera Guerra Mundial. El gran conflicto deterioró el sueño europeísta de la Institución Libre de Enseñanza y el krausismo, así que sus agentes volvieron la mirada hacia lo suyo. Y, en especial, hacia los quejíos y coplas que se cantaban en las cuevas del Sacromonte. «El año 1922 supone el antes y el después de la aproximación científica al fenómeno cultural del cante popular andaluz. Y ello, no sólo por el rigor con que se abordó el problema de la diferenciación entre lo auténtico y lo espurio, entre el Cante Jondo y lo que por entonces se conocía, tan genérica como despectivamente, con el término de Flamenco», explica este académico.

Con la programación de este año, el Festival Internacional de Granada busca recuperar los ecos de este evento. Y más aún, volver a trazar las conexiones entre la música popular española y las vanguardias académicas del siglo XX. «No solo nos interesa el flamenco o el cante jondo, sino los años veinte en general. Existió un eje París-Granada gracias a Falla, fundamentalmente. Queremos reproducir las conexiones de la época, pero también la influencia del flamenco sobre la vanguardia musical y su evolución a lo largo de los años». Además de las figuras consolidadas en el flamenco -como Marina Heredia, Mayte Martín, José de la Tomasa o Pepe Habichuela-, en la danza española -María Pagés, el Ballet Nacional en su homenaje a Mario Maya-, la vértebra del programa es la música de principios del siglo XX, influenciada por Falla y su amor por el folclore español.

Obras de Ravel, Debussy y Stravinski, que llegó a reconocer similitudes entre el cante jondo y los cantos folclóricos rusos. Ballets fundamentales en la escena parisina, como ‘El pájaro de fuego’ o una versión bailada del ‘Preludio a la siesta de un fauno’, de Claude Debussy. «Hemos querido contextualizar de una forma más amplia el flamenco con los compositores académicos de aquel momento. Aquello despertó un interés muy sustancial en la música del siglo XX: Falla estudió en París y allí coincidió con Ravel, Stravinski, Rimsky-Korsakov… Él contribuyó de manera notable a llevar fuera de España una visión diferente del folclore, más allá del exotismo y la lejanía con la que se solía pensar el flamenco», comenta el director del Festival.

Foto: El compositor ruso Ígor Stravinski

Ígor Stravinski y el escándalo que revolucionó la música del siglo XXAna Ramírez

Cuando Falla regresó a Granada, impulsó con otros artistas la revalorización del flamenco. Entre otras cosas, con el Concurso de Cante Jondo que este año se conmemora. «Falla volvió y advirtió: el flamenco existe e interesa, es necesario buscar sus orígenes y estudiarlo con rigor, acercarlo al planteamiento académico para revalorizarlo. No olvidemos que, entonces, París era la capital cultural del mundo. Eso dio como resultado toda la evolución que vemos hoy, con artistas como Rocío Márquez, que además de músicos son estudiosos y teóricos del flamenco», señala Antonio Moral. Aquellos dos días de junio de 1922 pasaron a la historia como un hito: el momento en el que todos volvieron sus oídos hacia la sonoridad austera del cante jondo.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/cultura/2022-06-20/concurso-cante-jondo-1922-festival-de-granada_3444051/

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