La murmuración empieza a alcanzar a las más altas esferas de Rusia, lo cual tiene profundas implicaciones en todo lo referente a una posible sucesión del veterano líder del país
DANIEL IRIARTE / EL CONFIDENCIAL
Que el presidente ruso Vladímir Putin tiene serios problemas de salud es evidente para cualquiera que haya visto sus últimas comparecencias públicas: desde que comenzó la invasión de Ucrania le hemos visto agarrándose a una mesa durante una reunión con Sergei Shoigu, tosiendo fuertemente y sujetándose a una silla durante un encuentro con el líder bielorruso Alexander Lukashenko (los ataques de tos en mitad de un discurso, de hecho, le han ocurrido en más de una ocasión en los últimos dos años), cojeando, y tapándose las piernas con una manta durante el desfile del 9 de mayo. Observadores de todo el mundo, con mayor o menor cualificación, han comentado el aspecto hinchado de Putin en algunas de sus apariciones, señalando que podría deberse al uso de esteroides o quimioterapia.
No ayudan tampoco a calmar los rumores el aislamiento intenso al que se somete el líder ruso, probablemente debido al miedo al covid, ni sus repetidas desapariciones públicas, incluyendo una gala de hockey a cuya cita anual no había faltado hasta la fecha. Las especulaciones —por ahora no son otra cosa— sobre posibles enfermedades van desde el Párkinson al cáncer. Y si nos hacemos eco de ellas es porque la murmuración empieza a alcanzar a las más altas esferas de Rusia, lo cual tiene profundas implicaciones.
Este jueves, el especialista en Rusia Michael Weiss escribió en la publicación NewLines Magazine que había conseguido un audio en el que se escuchaba a un oligarca muy cercano al Kremlin decir que Putin «está muy enfermo de cáncer en la sangre». Según Weiss, la grabación la hizo el interlocutor del oligarca, un inversor occidental, sin el conocimiento de este, durante una reunión entre ambos fuera de Rusia. «[Putin] ha arruinado totalmente la economía de Rusia, la economía de Ucrania y muchas otras economías. Las ha arruinado totalmente», afirma el oligarca en la cinta, de acuerdo con Weiss. «El problema está en su cabeza. Un solo loco puede poner el mundo patas arriba».
Hay otros indicios significativos. El pasado 1 de abril, el medio independiente ruso ‘Proekt’ publicó una investigación sobre los médicos que atienden a Putin, basada en los registros de los períodos en los que esos doctores visitaron al presidente ruso en sus residencias o le acompañaron en sus viajes. Entre estos destacan tres: dos especialistas en otorrinolaringología y un oncólogo-cirujano, que entre 2016 y 2020 visitaron a Putin un total de 59 veces los primeros y 35 el último. De acuerdo con los registros obtenidos por ‘Proekt’, en ese período el oncólogo-cirujano Evgeny Selivanov pasó un total de 282 días con Putin, y junto a los otros dos especialistas (Alexei Nikolaevich e Igor Esakov) viajó a la residencia presidencial en Sochi un total de 18 veces en esos cuatro años (desde 2020, los registros en los que se basa la investigación han dejado de ser públicos). Y aunque la publicación se abstuvo de decir abiertamente qué tipo de dolencias podría tener el líder ruso, citó a un médico israelí que indica que «las enfermedades de tiroides, incluido el cáncer, son por lo general diagnosticadas primero por un otorrinolaringólogo, tras lo cual un oncólogo y un cirujano se implican en el tratamiento».
Y no es el único caso reciente. El 13 de marzo, el servicio de inteligencia interior de Rusia, el FSB, envió un memorándum a sus sedes regionales, indicándoles que no creyeran los rumores sobre el mal estado de salud de Putin, aunque aparentemente la iniciativa tuvo el efecto contrario. Y a principios de este mes, un canal de Telegram llamado “General SVR”, supuestamente dirigido por un antiguo miembro del servicio de inteligencia exterior de Rusia (SVR), señaló que Putin se prepara para una cirugía por algún tipo de cáncer, y que mientras tanto su sustituto será el director de esta organización de espionaje, Nikolai Patrushev. El experto Mark Galeotti ha señalado que esta última afirmación es bastante poco plausible, puesto que no concuerda con los mecanismos de sucesión establecidos en Rusia, y que además Patrushev —una de las figuras más radicales de la cúpula dirigente rusa— está lejos de ser una figura de consenso. Pero el mero hecho de que se esté hablando de un posible reemplazo de Putin es ya un indicador de que las piezas se están moviendo en el tablero.
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Los rumores, de hecho, podrían ser un intento deliberado de minar a Putin. «Se desconoce si estas fuentes están diciendo la verdad o intentando sembrar desinformación. Para aquellos desilusionados con el liderazgo totalitario de Putin, por ejemplo, sería necesario retratarle como incapacitado o a punto de dejar este mundo para mejor, de cara a debilitar su posición tanto interna como en los campos de batalla de Ucrania», escribe Weiss. «Difundir rumores sobre su salud en declive también podría prevenir algo más catastrófico, como la orden de lanzar un arma nuclear, que es menos probable que sea obedecida por comandantes militares en beneficio de un déspota terminalmente enfermo», afirma.
Sea como fuere, tanto si Putin tiene una seria enfermedad en fase avanzada que amenaza con inhabilitarle como si se trata de una conspiración palaciega para erosionar la lealtad hacia él, lo cierto es que la lucha por el poder ya ha empezado. Todo esto sucede en un momento en el que Putin ha defenestrado a varios líderes de los diferentes cuerpos de seguridad, especialmente el FSB, donde ha purgado a unos 150 oficiales. Además, ante los ostensibles errores de este organismo en Ucrania, ha puesto al servicio de inteligencia militar, el GRU, a cargo de la recolección de información de la campaña bélica en ese país.
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La guerra, el recrudecimiento de la represión y las sanciones han creado nuevas coyunturas a las que las elites rusas luchan por adaptarse. En un revelador artículo en The Moscow Times, la veterana periodista rusa Yevgenia Albats relata sus encuentros recientes con altos funcionarios rusos, miembros del aparato de seguridad y tecnócratas económicos en los que estos, directamente afectados por las sanciones y la crisis, le describen sus sentimientos de ira, frustración y deseos de venganza. Contra Occidente, sí, pero también contra el responsable de esta situación: el «abuelo», a quien «le ha llegado la hora de retirarse», tal y como lo describe un joven operativo de inteligencia.
«Esta gente puede tener diferentes puntos de vista, pero hasta ahora no he encontrado a nadie dispuesto a sacrificarse por la causa de expandir el imperio ruso», concluye Albats. Y eso son malas noticias para Putin. No existe un sucesor evidente para el líder ruso, pero entre bambalinas, las diferentes facciones ya han comenzado a maniobrar. Nadie quiere seguir a un anciano enfermo y empecinado en su acto de inmolación final.
Fuente: https://www.elconfidencial.com/mundo/2022-05-14/putin-con-cancer-rumores-al-mas-alto-nivel-muestran-que-la-lucha-por-el-poder-ya-ha-empezado_3424389/