Las tropas del Kremlin recrudecen sus ataques aéreos al este del país, pero no consiguen apoderarse de Mariúpol
ZIGOR ALDAMA / Kiev / ABC
El Ejército ruso ya ha comenzado la llamada ‘Batalla del Donbass’, según el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. El mandatario ucraniano ha afirmado este lunes en un mensaje en su canal de Telegram que altos funcionarios han confirmado que Moscú ha comenzado una nueva ofensiva en la mayor parte del flanco este de Ucrania. «Ahora podemos decir que las fuerzas rusas han comenzado la batalla de Donbass, para la que se han preparado durante mucho tiempo». afirmó.
Horas antes, el coronel Oleksandr Motuzyanyk, portavoz del Ministerio de Defensa de Ucrania, había apuntado: «Rusia está cerca de completar la reagrupación de sus tropas para la invasión de la región oriental. Además, han incrementado en más del 50 por ciento sus ataques aéreos, que están provocando graves daños en las infraestructuras.
Pero el enemigo aún no ha logrado apoderarse de Mariúpol, donde se está viviendo una grave crisis humanitaria».
Así explicó la difícil situación por la que pasan sus tropas en la región del Donbass, el principal objetivo actual de Vladímir Putin. «Están tratando de cercar Járkov, donde los enfrentamientos son intensos», añadió, asegurando que sus soldados han logrado liberar algunos pueblos, aunque se negó a detallar cuáles. En el otro extremo, Sloviansk podría caer en manos de los rusos en cualquier momento.
Aterrar a la población
Pero la estrategia de Moscú no se centra exclusivamente en esta zona rusoparlante. Aunque sus militares se han retirado del resto del país, continúa aterrando a la población de las grandes ciudades con sus misiles. Incluso en lugares muy distantes, como Leópolis. Allí, a menos de cien kilómetros de la frontera con Polonia, cuatro misiles provocaron por la mañana la muerte de al menos siete civiles y heridas a otros once, de los cuales dos están en situación crítica y uno es un niño.
Según la información proporcionada por las autoridades ucranianas, tres proyectiles destruyeron almacenes que su ejército ya no utiliza y el último alcanzó un coche en cuyo interior resultaron muertos sus cuatro ocupantes. «Ha sido un ataque salvaje contra una gasolinera de uso exclusivamente civil», recriminó el gobernador de Leópolis, Maksym Kozytskyy. Ocho viviendas y una escuela sufrieron daños en la ciudad, la más importante del oeste de Ucrania.
Rusia, sin embargo, aseguró que golpeó cientos de objetivos militares durante la noche, entre los que se encuentran dieciséis infraestructuras militares del este. Su Ministerio de Defensa confirmó la información de Motuzyanyk al detallarque su fuerza aérea atacó ciento ocho posiciones del enemigo ucraniano. Y Moscú confía en salir pronto victorioso del asedio a Mariúpol, un enclave estratégico que conecta la península de Crimea, anexionada en 2014, con el Donbass, donde los independentistas son numerosos.
Contestando a la pregunta de este diario, el portavoz de Defensa de Kiev reconoció lo que muchos soldados denuncian sobre el terreno: el armamento escasea. Aunque no detalló cuál es la situación concreta «porque es información confidencial», tras agradecer el apoyo de los países que han ayudado a Ucrania con sistemas de guerra -entre ellos España- y recordar que « Ucrania no solo lucha por su territorio, sino por toda Europa», dio algunas pistas a la hora de enumerar lo que le gustaría recibir de las potencias occidentales: «Vehículos blindados, sistemas antiaéreos y de artillería, y equipos de guerra electrónica».
En cualquier caso, los soldados ucranianos con los que ha podido hablar este periodista añaden que sus compañeros en el frente también están sufriendo problemas de abastecimiento, un mal que afecta también a sus enemigos. Aunque la ciudadanía ayuda con todo lo que puede, cocinando para ellos y ofreciéndoles alojamiento si lo necesitan, la situación en las zonas en las que se libran los combates más intensos es desesperada. Y la misma sensación tienen los familiares de los militares ucranianos apresados por las fuerzas rusas.
«Una amiga lleva desde el pasado día 10 sin noticias de su hermano, que estaba luchando en Mariúpol. Su nombre ha aparecido en las listas de los prisioneros capturados por los rusos, pero no hay más información. Suponemos que querrán intercambiarlo, pero tememos por su vida», cuenta Nadia Mazun, residente en Kiev. «Qué diferencia con el trato que reciben los rusos en Ucrania. A los prisioneros incluso les dejan llamar a sus familiares. Hemos escuchado las grabaciones de sus llamadas, mientras que otras de madres rusas hablando con sus hijos en el frente demostraban que no les importa que violen a mujeres ucranianas», denuncia indignada. Sin duda, la propaganda es un camino de doble sentido.
Más retornados
Como también lo es el viaje que hacen los refugiados. No en vano, por primera vez, el pasado domingo el número de ucranianos que entraron en Polonia fue inferior al de quienes salieron. Concretamente, 17.300 personas accedieron por ese país a la Unión Europea, mientras que 19.300 regresaron a Ucrania. Se certifica así una tendencia que es evidente en la estación de tren de la localidad fronteriza de Przemysl, donde cada día se reduce el flujo de refugiados mientras aumenta el de retornados.
No obstante, el Alto Comisariado para Naciones Unidas todavía cuantifica en 4,9 millones el número de ucranianos que han huido del país desde que la invasión ordenada por el Kremlin comenzó el pasado 24 de febrero. El 80 por ciento ha buscado cobijo en la UE, y más de la mitad ha llegado a través de Polonia.
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