Por Jesús Manuel Hernández
Para los cristianos el inicio y el fin de la Cuaresma tienen significado no sólo religioso, también un tanto relacionado con el periodo de descanso, es decir de las vacaciones, tema por demás de alta demanda luego de la forzada restricción derivada de la pandemia que se ha sufrido y padecido.
La Cuaresma de este año inició el 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, y terminará el 10 de abril, con el Domingo de Ramos, a continuación es la Semana Santa que termina con la Resurrección del Señor el domingo 17 de abril.
La 4T ha padecido su cuaresma, muy a su estilo, con tropiezos desde dentro, muchos, y algunos alimentados desde fuera.
La agenda del presidente sigue pendiente de temas insalvables, la corrupción, la impunidad y la protección a los influyentes funcionarios.
Quizá el caso más sonado y trascendido sea el del Fiscal General Alejandro Gertz Manero, presa de su actitud y rodeado de espionajes que vienen revelando pausadamente, como la gota que perfora la roca. La última, la declaración del “hermano” del Presidente, el ex asesor jurídico de la Oficina Presidencial, Julio Scherer Ibarra, quien en un tiro de carambola arrastra en su denuncia la complicidad entre Olga Sánchez Cordero, la ministra, la senadora, la ex Secretaria de Gobernación, y el Fiscal cuyo activo inmobiliario español ha sido revelado por la prensa extranjera.
Además el Vía Crucis de la 4T se ve añadido por los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Chihuahua quienes denunciaron hace unos días una escalada de parte de la alianza integrada por Morena, Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano, para despenalizar el aborto hasta las 12 semanas; pretende la iniciativa sumar a Chihuahua a los estados de Oaxaca, Hidalgo, Veracruz, Baja California, Colima y Sinaloa.
En el caso de Puebla los legisladores fueron convocados por el líder del Congreso Sergio Salomón Céspedes Peregrina a “consultar” entre sus electores la posibilidad de unirse a esta tendencia nacional para despenalizar el aborto.
La conclusión es que la 4T ahora cargará el Vía Crucis de la despenalización del aborto en un escenario donde afloran los enfrentamientos entre los “duros” y los “suaves” de la 4T, todos ellos involucrados en un solo tema: la sucesión presidencial.
Ricardo Monreal declaró nuevamente a media semana en el noticiario de López Dóriga su deseo y voluntad, respetando la ley de inscribirse en la convocatoria de Morena para el 2024, todo en medio del fuerte enfrentamiento con el grupo de Claudia Sheinbaum y quienes le arman la campaña: Dolores Padierna y René Bejarano, por cierto quienes intentaron extender sus dominios, ¿caciquiles?, en el gobierno de Miguel Barbosa a través del Movimiento Nacional por la Esperanza incrustado entre los colaboradores de David Méndez Márquez, como José Luis Alegre Maldonado.
Total que las aguas están revueltas. El presidente parece navegar con una brújula que sólo él entiende, el episcopado llama a votar el 10 de abril en conciencia, pero al mismo tiempo alienta un desánimo en contra de la 4T por el tema del aborto, los mexicanos se alistan a tomar vacaciones de Semana Santa y el presidente consigue el aval del senado para convocar a votar el 10 de abril en un punto más a su favor en el enfrentamiento contra el INE.
Por si fuera poco circula en redes una buena cantidad de videos, opiniones, comentarios y noticias falsas sobre la conveniencia de votar o no votar.
Quizá el común denominador sea poner en evidencia que si López Obrador tuvo más de 30 millones de votos para ser presidente, debiera tener al menos el 60 por ciento, unos 18 millones de votos a su favor para continuar en el mandato, asunto que entre sus huestes y seguidores se ve difícil.
Por lo pronto el 10 de abril, muchos irán a misa, comprarán las palmas, los ramos, y los llevarán a bendecir a las iglesias, y aunque el sermón quizá esté alejado del tema de la Revocación de Mandato, también será un elemento para “medir fuerzas” para el 24.
O por lo menos, así me lo parece.