Aunque pueda parecer una broma, es una lesión real, bastante frecuente… y además, bastante molesta
HÉCTOR HERRERA / LA RAZÓN
El nombre técnico de este trastorno es amnesia gluteal, aunque los profesionales de la salud suelen referirse a él como síndrome del trasero muerto porque es un nombre sumamente descriptivo: lo primero que notan los afectados es que no notan el culo, porque “se ha quedado dormido”.
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La amnesia gluteal tiene lugar cuando deja de funcionar correctamente el glúteo medio, que es uno de los músculos más importantes a la hora de proporcionar movilidad y dar estabilidad a la pelvis. Por lo que -si no está lo suficientemente ejercitado- serán otras zonas musculares las que deberán compensar su inactividad con un sobreesfuerzo. Generando dolores muy parecidos a los provocados por la ciática, es decir, un dolor punzante que se ramifica desde la parte inferior de la espalda a través de las caderas y los glúteos, y hacia abajo de cada pierna.
Los principales afectados por el síndrome del trasero muerto son las personas sedentarias. Cuando pasamos demasiado tiempo sentados o acostados, los músculos del glúteo se alargan y pierden su fuerza, volumen e integridad; lo que provoca que los flexores de la cadera se tensen y que el cuerpo deje de estar correctamente alineado, haciendo -a su vez- que caminemos con dificultad.
A la larga, este trastorno puede causar algunas limitaciones importantes: provoca un dolor punzante en los lumbares, las caderas, las rodillas y los tobillos que pueden ser muy molestos en el día a día. Asimismo, esta alteración también puede devenir en dificultades para andar, agacharse o mantener el equilibrio.
¿Cómo prevenirlo?
Al ser originado por una falta de firmeza muscular, la solución evidente es el ejercicio físico. Si por cuestiones que escapan a nuestro control, debemos permanecer mucho tiempo sentados, es importante que nos pongamos de pie de vez en cuando, que estiremos y que caminemos un poco para mantener todos los músculos activos.
Y si hacemos ejercicio, es importante que no nos olvidemos de los glúteos, porque -al fin y al cabo- son una parte esencial en la mecánica de nuestro cuerpo. También es importante que nos tomemos la molestia de estirar antes y después de practicar cualquier deporte, pero sobre todo si es un ejercicio de fondo, como el atletismo o el ciclismo.
De todos los ejercicios específicos que se utilizan para ejercitar esta zona, el mejor y el más adecuado son las sentadillas. Es un ejercicio básico, pero también es uno de los más beneficiosos que existen, incluso cuando se hacen sin peso, solo con el corporal. Además de fuerza, también ayudan a desarrollar la flexibilidad y nos permiten formar una buena postura.
Fuente: https://www.larazon.es/salud/20220314/oserm5ky6ngqzox2mciilopwve.html