Los Periodistas

La prosocialidad, una alternativa en la crisis

Por Fernando Manzanilla Prieto

Está por demás decir que vivimos momentos complejos. Tiempos en los que la incertidumbre y el cambio son el pan de cada día.

Una de las razones por las que no hay estabilidad es la pandemia por Covid-19 en la cual no tenemos la certeza de nada. Un día parece que todo mejora, los casos y contagios van a la baja, pero al siguiente todo está al revés, ya que los saltos evolutivos del virus nos interpelan con una nueva variante o subvariante.

El mundo lleva dos años transitando de esta manera, pasando de la variante Alpha a la Beta, luego a la Gamma, Delta, hasta llegar a Ómicron BA.1 e incluso a la más reciente subvariante descubierta BA.2.

En México este mes de febrero cumplimos este mismo tiempo de vivir un suceso que no termina de ocurrir y que nos afecta fuertemente como sociedad.

Absolutamente nadie podría declararse ajeno a la crisis que ha provocado el covid en las diferentes áreas de la vida. Todas y todos hemos padecido algún estrago de este suceso que ha repercutido en cambios e incluso en pérdidas de momentos, espacios, tiempos, cosas, estilos de vida, costumbres y, en el peor de los casos, de la vida de personas.

Sin embargo, toda crisis es una coyuntura que trae consigo la oportunidad de mejorar. Así lo enunció el gran Albert Einstein: «No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias».

En este sentido es que si bien podemos reconocer las penurias que ha traído a nuestra cotidianidad este suceso, tampoco podemos dejar de lado la gran oportunidad que tenemos enfrente de hacer las cosas diferentes.  

Muchas veces tenemos las ganas de hacer algo que marque la diferencia, pero metemos el freno de mano al pensar que esto solo puede y debe darse en el nivel macro. Sin embargo, hay mucho que hacer desde nuestra trinchera individual, desde el entorno que sí podemos cambiar y que se encuentra a nuestro alcance.

La alternativa la tenemos en nuestras manos emprendiendo una conducta prosocial, aquella que nos lleva a realizar pequeñas acciones en la vida cotidiana para generar cambios positivos en la comunidad.

De acuerdo al Laboratorio de Investigación Prosocial Aplicada (LIPA) algunas clases de acciones prosociales son la ayuda física, el servicio físico, dar y compartir, la ayuda verbal, el consuelo verbal, la confirmacion y la valorización positiva del otro, la escucha profunda, la empatía, la solidaridad, así como la presencia positiva y la unidad.

La ayuda y el servicio físico lo practicamos a través de una conducta que procura asistencia a otras personas para cumplir un determinado objetivo. Respecto a dar y compartir la ponemos en marcha cuando entregamos objetos, alimentos o posesiones a otros de manera desinteresada.

También se puede ayudar o consolar de manera verbal, otorgando explicaciones, compartiendo ideas o experiencias vitales, que son útiles y deseables para otras personas o grupos en la consecución de un objetivo, o que contribuyen a reducir la tristeza de personas apenadas o en apuro.

Por su parte, la confirmación y valorización positiva del otro, son expresiones que ayudan a aumentar la autoestima.

La escucha profunda permite expresar la acogida paciente pero activa de lo que el otro nos dice. Ser empático conlleva la comprensión cognitiva de los pensamientos o emociones de nuestro interlocutor.

La solidaridad permite la aceptación voluntaria de compartir las consecuencias, especialmente penosas, de la condición, estatus, situación o fortuna del otro.

Respecto a la presencia positiva y unidad, es aquella que expresa actitudes de proximidad psicológica, atención, escucha profunda, empatía, disponibilidad para el servicio, la ayuda y la solidaridad para con otras personas y que contribuye al clima de bienestar, paz, concordia, reciprocidad y unidad.

Todas estas acciones prosociales son cosas que cualquiera puede llevar a cabo y que nos centran en que siempre es posible hacer algo para cambiar el entorno.

Tomemos en cuenta esta alternativa y tengamos una actitud diferente ante los sucesos que nos siguen interpelando. Consideremos que así como decía la Madre Teresa de Calcuta: «A veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar; pero el mar sería menos si le faltara una gota».

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