Por Jesús Manuel Hernández*
Madrid, España.- La pregunta le animó a visitar la calle Bordadores, Zalacaín había respondido sobre dónde se come un buen Arroz con Leche, típico postre asturiano. “El Ñeru” respondió el aventurero sin dudarlo un instante.
El chigre ha sido considerado como una auténtica embajada de Asturias en Madrid gracias al empeño de su fundador Vicente Caso Coviella quien dejó los Lagos de Covadonga donde cuidaba ganado y se dedica a la hostelería en Cangas de Onís, luego viajaría a Madrid donde vendía “bollos preñaos” en la Casa de Campo.
Años después Vicente logró hacerse de El Ñeru heredado ya a su hijo Fernando y su hermana Vanesa.
Zalacaín visitaba la sidrería desde hacía varias décadas, recordaba a Vicente, ya fallecido, sentado en una mesa a un lado de la escalera para bajar a la cueva, estaba medio incómoda, pero ahí se le veía dirigir el establecimiento mientras su hermano Benito, fallecido en 2016, escanciaba como pocos la sidra asturiana, antes de la llegada de los artefactos eléctricos.
Muchos recuerdos de recorridos de tapas los fines de semana donde El Ñeru era imprescindible.
Pero algunas veces Zalacaín se animaba a bajar al restaurante a comer auténtica cocina asturiana, sin pretensiones, a precios accesibles y con buena atención.
El Pote Asturiano, la fabada, empanada, pixin, cabrales, lacón, pastel de cabracho, variedad de bacalaos y merluzas, fideos con almejas o sopa de pescado y una enorme lista de oferta.
La barra de El Ñeru es larga, el pasillo estrecho y usualmente la gente pide una sidra, vino o una caña de cerveza y se acompaña con un buen cabrales o chorizo a la sidra o un poco de fabes. En el pasado era un verdadero espectáculo ver a Benito levantar la botella de sidra por todo lo alto y sin dejar de ver al frente a los clientes escanciar, echar, el líquido dentro del vaso de boca ancha, especial para la sidra, sin derramarla.
Pero Zalacaín tenía el antojo de comer el “cachopo” un plato relativamente nuevo, quizá se popularizó en la décaada de los 40 del siglo pasado.
El nombre viene del hueco de los troncos de los árboles, llamados así “cachopos” donde se guardaban las herramientas del campo.
Algún cocinero decidió algún día colocar dos filetes de ternera y en medio de ellos jamón serrano y queso, con pan rallado y huevo los filetes se rebozan y se fríen. Usualmente se acompañan con papas y pimientos.
Uno de los secretos es la calidad de la carne, debe ser ternera, y en El Ñeru además ternera asturiana.
Quizá sea un plato sencillo, pero vaya si llena el estómago, una ración de cachopo bien se puede compartir con dos o tres personas por 23 euros, o el de cecina por 25.
Zalacaín llegó a la calle Bordadores, cerrada al tráfico por cambio de pavimentos, el aforo controlado, la mascarilla imprescindible para entrar, la carta a a la entrada anunciaba ahora una novedad “Cachopo sin glutren” comida para veganos, la nueva tendencia, pero esa, esa es otra historia.
elrincondezalacain@gmail.com
YouTube: El Rincón de Zalacaín
*Autor de “Orígenes de la Cocina Poblana” Editorial Planeta.