Por Dr. Carlos Figueroa Ibarra
Las noticias nos dicen que el partido Movimiento Ciudadano le otorgó a Porfirio Muñoz Ledo una condecoración, la medalla al Mérito Ciudadano Benito Juárez. Dante Delgado, el dirigente nacional de dicho partido, lo ha invitado a sumarse al esfuerzo político como militante o como asesor. Y Muñoz Ledo ha afirmado que se acercará al MC sin abandonar Morena. La idea del gran político es ayudar a dicho partido a consolidarse como un partido socialdemócrata, lo que en algún momento pensó que podía hacer en Morena.
Porfirio culmina así una nueva migración política en su vida. Militante y dirigente priista de toda la vida, fue el gran animador de la construcción de la Corriente Democrática dentro del PRI. La misma que organizó la disidencia nacionalista revolucionaria, frente a la derechización neoliberal del que entonces era su partido. Fue Porfirio Muñoz Ledo quien convocó a Nueva York a Cuauhtémoc Cárdenas y a Ifigenia Martínez para fundar dicha corriente y para proponerle al primero que la encabezara como precandidato presidencial de la referida corriente. Y no cabe duda que fue parte de los artífices de la conformación de una nueva izquierda expresada en el Partido de la Revolución Democrática.
Las desaveniencias vinieron después. Cuando Muñoz Ledo consideró que había pasado el tiempo del Ingeniero Cárdenas como candidato presidencial de la izquierda, después del fraude de 1988 y de la derrota de 1994. Como eso no sucedió, Porfirio Muñoz Ledo inició su traslación para apoyar la candidatura opositora más viable a finales del siglo XX, la de Vicente Fox como abanderado del PAN. Imposible olvidar su presencia al lado de Fox en el momento del mitin panista de la victoria en julio de 2000. Llevaba bajo el brazo su proyecto de reforma del Estado a través de una nueva Constitución. No tuvo éxito en ese proyecto y en cambio fue enviado a Bruselas como representante ante la Unión Europea.
Su desencanto se expresó en su tránsito en 2006 hacia el lopezobradorismo. Dicho movimiento al principio lo recibió con hostilidad debido a su apoyo a Fox. Recuerdo muy bien la rechifla en el evento en el Zócalo en donde apareció por primera vez compartiendo el templete con Andrés Manuel. Desapareció la hostilidad paulatinamente pero relativamente pronto, cuando sus extraordinarias dotes como político, orador y tribuno fueron puestas al servicio del lopezobradorismo.
Su versatilidad nuevamente apareció cuando en el contexto de un alejamiento de Miguel Mancera con el proyecto lopezobradorista, decidió incorporarse al Gobierno del Distrito Federal. Lo hizo como Comisionado para la Reforma Política del Distrito Federal y adelantó que la Ciudad de México necesitaba una Constitución. A partir de allí comenzó su traslación hacia Morena, el nuevo partido que se había comenzado a fundar en 2012. Fui también testigo del enorme respeto de Andrés Manuel hacia él y Doña Ifigenia Martínez, cuando en uno de los eventos previos a la campaña de 2018, cuando ya atisbábamos la victoria, dijo que quería que ellos dos le pusieran la banda presidencial. Lo hizo el propio Porfirio el 1 de diciembre de 2018. En los tres años que siguieron, Muñoz Ledo nuevamente mostró su capacidad para la disidencia al extremo de que no fue considerado para la reelección como diputado aduciéndose que había sido plurinominal, criterio que no se aplicó en otros casos.
Después de una fallida candidatura a la presidencia de Morena, apoyada por la corriente de Bertha Luján, Porfirio Muñoz Ledo se encamina hacia el MC. Ha sido candidato a puestos de representación popular por el PRI, PRD, PARM, PT y Morena. Y formó parte del Estado y gobierno encabezados por el PAN. Pese a ello, siempre me ha parecido una vulgaridad equipararlo a un chapulín. Porfirio es demasiado grande para una explicación tan pedestre. Lo considero el político más brillante, articulado y asertivo del último tercio del siglo XX.
Acontece que la personalidad vigorosa de Porfirio Muñoz Ledo lo ha llevado a tener un proyecto político personal, que no siempre ha encajado con los de las corrientes y partidos en los que se ha visto inmiscuido. En estos últimos tres años desde la Cámara de Diputados, quiso llevar a Morena y al Gobierno de la 4T hacia una agenda que era la de él. Difícil empresa porque en Morena y gobierno hay otra agenda mucho más poderosa: la de Andrés Manuel.
Hoy Porfirio Muñoz Ledo, con un vigor intelectual admirable a sus ochenta y ocho años ha iniciado la que sea acaso su última migración. Su ruptura con Morena es indudable: ha predicho que en dos años el Gobierno de la 4T empezará desgajarse; ha afirmado que si fuera diputado no votaría por la reforma eléctrica; ha aseverado que en Morena no hay voces independientes. Y traspasando el Rubicón que existe en Morena, aludiendo a Andrés Manuel, ha dicho que “la soberbia ha sido la tumba de los gobernantes que ignoran la realidad”.
Buena suerte a Porfirio Muñoz Ledo en su nuevo lugar. Para fortuna de él, a estas alturas, nadie en la posteridad negará el lugar que le corresponde en la historia de este país.