El gobernador de Jalisco explica como ha mejorado su relación con López Obrador y pone distancia con los operativos militares recientes contra el crimen organizado en el Estado
DAVID MARCIAL PÉREZ / EL PAÍS
Algo cambió después de las elecciones de junio. Durante los dos primeros años de sexenio, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro (48 años), se había convertido en el mayor ariete contra el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, liderando un frente opositor regional desde los Estados ricos del norte. El tono ahora es más suave y las agendas más cercanas. Lo que no ha cambiado es el goteo constante de golpes del crimen organizado en el Estado, que acumula el mayor número de personas desparecidas en el país. En su despacho en Guadalajara, acompañado de un té y el sonido de la fuente del patio que comunica con su residencia oficial, Alfaro defiende que durante su mandato han caído los cifras generales de delincuencia por debajo de la media nacional y traslada al Gobierno Federal la responsabilidad de la lucha contra el narco. El gobernador de Movimiento Ciudadano (MC) adelanta también la creación de un frente opositor para 2024 y no descarta para nada presentarse como candidato.
Pregunta. ¿Cómo es su relación con el presidente ahora mismo?
Respuesta. Una relación de respeto, pero no de sometimiento. Una relación de diálogo a veces complicado. Las diferencias han hecho difícil el poder concretar una ruta de trabajo institucional. Pero a la vez una relación que no deja de caminar fluida, donde nunca se cierran las puertas a la hora de platicar.
P. Parece que ha mejorado después de las elecciones de junio.
R. Sí cambió. Creo que el resultado de la elección en Jalisco facilitó el entendimiento con el presidente. Vivimos meses de mucha tensión al inicio del año y la plática que yo tuve con él tras la elección abrió la posibilidad de reencauzar no sólo la agenda, sino el tono de la relación. Sin embargo, eso no significa que se haya resuelto todo. Insisto, sigue siendo complicado poner en sintonía dos visiones diferentes.
P. ¿Cuales son los motivos para ese nuevo entendimiento entre ustedes después de unos años de dura confrontación?
R. Yo diría que el presidente entendió, creo, que nuestra condición de oposición no es sinónimo de ser enemigos. El hecho de que nuestro proyecto político compitiera solo, sin la alianza electoral con los demás partidos, creo que para el presidente significó una muestra de congruencia. Una demostración de que aquí hay un proyecto con identidad propia. Pero, a la vez, no pensamos que nuestro futuro político se construya a partir del fracaso del presidente.
P. ¿Está el presidente acercándose a Movimiento Ciudadano para taponar al PAN?
R. Creo que sí calcularon que con nuestra postura se estaba dividiendo a la oposición y además generando un adversario al partido de oposición más grande, el PAN. Pero los hechos demostraron que esa apuesta no salió como ellos imaginaban. Porque MC consolidó su condición de primera fuerza en Jalisco, ganó en Nuevo León y se posicionó a nivel nacional como el partido que más creció.
P. ¿Descartan una nueva alianza con la oposición? Ya formaron parte de una en 2018.
R. No descartaría la posibilidad de construir un frente opositor para el 2024. Pero no una alianza simplona de las burocracias partidistas como se hizo en el 2018. Tendrá que surgir un movimiento de otra naturaleza.
P. ¿Está en marcha ya ese proyecto? ¿Hay alguna tentativa?
R. No todavía. Pero creo que los primeros meses del año serán el momento para discutir este tema con liderazgos y expresiones políticas importantes. La política nacional se construye desde lo local. No necesariamente tiene que surgir de los partidos políticos o de los empresarios.
P. ¿Se ve como candidato presidencial?
R. Construir un liderazgo de la oposición no puede partir de una simple aspiración personal. Tienes que generar condiciones para poder cumplir con tu responsabilidad. Lo que yo puedo decir es que estoy absolutamente claro de que no voy a faltar a mi responsabilidad política con este país. Sé que me va a tocar jugar un rol. Y si ese rol es el de ser candidato, pues creo estar mas que preparado para hacerlo. Pero tampoco estoy en una búsqueda por un proyecto personal. No estoy con ínfulas de grandeza, como me ha tocado ver muchos proyectos de gobernadores que piensan que por ser gobernadores eres presidenciable.
P. ¿Por qué ha perdido fuerza la Alianza Federalista? ¿Tiene que ver con ese cambio de tono con el presidente?
R. La Alianza Federalista se construyó por el agotamiento de la Conago como espacio de diálogo. Pero luego tomó otro rol. Ante la ausencia de una oposición organizada y efectiva se convirtió en el referente de la oposición. Tras las elecciones hay una reconfiguración política que creo que hace difícil que la Alianza, como fue concebida, pueda tener continuidad. Pero al mismo tiempo esa realidad exige que nos imaginemos un nuevo espacio de diálogo. Los gobernadores que no somos de Morena tenemos la obligación moral de construir un espacio para platicar y estaré empujando ese nuevo esfuerzo de coordinación. Con Samuel García, en Nuevo León, ya estamos platicando.
P. ¿Cómo es la relación con los nuevos liderazgos de MC, tanto García como Colosio?
R. Muy buena. Es una relación de respeto a los liderazgos históricos y a los emergentes. Es un proyecto político en el que también puede haber momentos o asuntos en los que tengamos diferencias, pero estamos muy unidos y con una comunicación fluida.
P. Las noticias sobre golpes del crimen organizado no cesan. ¿Qué está haciendo al respecto?
R. Hay que dividir en dos partes el análisis. Con las cifras oficiales, Jalisco ha logrado bajar todos sus indicadores a niveles que no teníamos en dos décadas. En tres años de trabajo, hemos bajado los índices delictivos a la mitad, incluyendo homicidios. Estamos por debajo de la media nacional. Esto contrasta con los hechos violentos que hacen ver que los esfuerzos en materia de seguridad son inútiles. Los avances son muchos, pero también los retos son enormes.
P. Es el Estado con mayor número de desaparecidos.
R. En este tema tan complicado lo que decidimos fue hablar con la verdad. Habrá que pensar si realmente el resto de los gobernadores están hablando con la verdad. Es muy fácil optar por esconderse atrás del árbol y dar el número que se les antoja. Además, también hay que decir que hemos localizado a más de 10.000 personas.
P. El año pasado asesinaron al exgobernador en Puerto Vallarta. ¿Siente el peligro incluso a nivel personal?
R. Sí, claro. Hay amenazas de manera permanente. Pero lo que más tranquilidad me da es el haber tomado la decisión desde mis primeras responsabilidades en el gobierno, cuando fui presidente en Tlajomulco y luego en Guadalajara, de jamás platicar ni dialogar con delincuentes. Además, el combate al crimen organizado no es una competencia directa del gobierno estatal. No es evadir la responsabilidad es entender nuestro marco legal. Desde el inicio del sexenio hablamos de manera clara con el presidente: nos íbamos a concentrar en los delitos relacionados con el patrimonio de las personas.
P. En junio de 2020, durante las protestas en Guadalajara por la muerte a manos de la policía de un vecino, Giovanni López, en la zona metropolitana, decenas de jóvenes fueron secuestrados y torturados por policías vestidos de civil. Usted dijo entonces que los agentes respondían a “órdenes ajenas a las de la autoridad estatal”. Un año después, ¿cuál es la conclusión de la investigación?
R. La investigación está en la Fiscalía de la República, no en Jalisco. Los mandos que estuvieron operativos fueron detenidos y están pagando por su responsabilidad. Fue sin duda el momento más duro de mi gobierno.
P. ¿Cuál es su versión de lo que pasó?
R. Toda esa construcción de que a Giovanni lo habían matado por no usar cubrebocas fue inventada. La presencia de gente de otros Estados en las manifestaciones. Esta actuación inexplicable de un grupo de policías ministeriales de la Fiscalía del Estado. Nos hacen pensar muchas cosas.
P. Usted deslizó incluso que podría tratarse del crimen organizado. No tiene mucha lógica que el narco secuestre a unos manifestantes.
R. Es que nada de lo que sucedió en esos días tiene una lógica. En Jalisco, el derecho a manifestarse está garantizado y hay manifestaciones todos los días y nunca pasó una cosa así.
P. También deslizó que fue una cuestión de rivalidad política.
R. Selo dije al presidente y no le gustó la frase “los sótanos del poder”. Desde mi óptica se construyó desde algún lugar muy cercano a los círculos del poder en México. No se puede explicar de otra manera. Detrás de todo eso había otro tipo de intención. Pero es responsabilidad de la Fiscalía agotar la investigación. Ojalá algún día se esclarezcan los hechos.
P. ¿Está perdiendo el Estado la batalla contra el Cartel Jalisco Nueva Generación?
R. No. Jalisco tiene la presencia de un grupo de la delincuencia organizada con mucho poder económico y de fuego. Es un problema complejo de atender. Pero Jalisco es mucho más. Es decir, ese no es el día a día de los ciudadanos de este Estado. Reducir la realidad a los temas de violencia me parece que es un error. Y por supuesto, pensar que el gobierno está rebasado me parecería equivocado. El Gobierno está trabajando ante un problema que se dejó crecer de una forma inexplicable durante décadas en este país.
P. Cada vez son más comunes los operativos militares. La semana pasada, el Ejército sitió Zapopan y esta semana se ha vuelto a repetir.
R. Síy son operativos que hace la Marina y el Ejército sin avisar. Ni siquiera se informa al gobierno del Estado.
P. ¿Le molesta?
R. Siempre ha sido así.
P. No debe ser cómodo no tener siquiera información.
R. Es algo que entendemos. El sigilo en ese tipo de estrategias es importante. Y respeto mucho a la Marina y al Ejército, con quienes tenemos una relación de trabajo permanente. Ver helicópteros y soldados donde vives no es agradable, pero el Ejército y la Marina están haciendo su trabajo. Son operativos en los que nosotros no tenemos el control.
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Fuente: https://elpais.com/mexico/2021-12-06/enrique-alfaro-estoy-mas-que-preparado-para-ser-candidato-presidencial.html