Por Jesús Manuel Hernández
Los hechos: Enfrentamiento de tú a tú entre el Presidente de México y el candidato perdedor acusado de corrupción, una especie de réplica de la “Fábula del Cazador, casado”; el provocador profesional cayó en la trampa del aficionado que lo provocó a tal grado que AMLO hubo de dedicarle varios minutos, casi una hora, usar lenguaje duro y gestos que indican su enojo, su molestia, como cuando al mejor cazador se le va la liebre…
Más hechos: El bloqueo al llegar a La Mañanera en la Zona Militar de Tuxtla Gutiérrez, cuando ya estaban dentro el resto de funcionarios que le acompañaban, titulares de la Defensa, la Marina, Seguridad Pública, etcétera, incluyendo al gobernador Rutilo Escandón, objetivo real del plantón magisterial.
Al Estado Mayor Presidencial del antiguo gobierno, tan expuesto y criticado en las “mañaneras” no le hubiera pasado eso.
¿Faltó información de inteligencia? ¿Acaso no hay reportes de las condiciones sobre cómo se efectúan las giras presidenciales?
¿No hay un recorrido previo, no hay un reporte de los incidentes?
¿Sabrían los maestros que se manifestaron que la camioneta donde viajaba el Presidente no estaba blindada?
¿Acaso este incidente no es motivo para preocuparse, prever futuras anomalías de las giras y no sobre exponer, arriesgar, a la figura presidencial a hechos que pudieran todos los mexicanos lamentar?
Los hechos de Chiapas también muestran un vacío, una ausencia en la silla de la Secretaría de Gobernación. Olga Sánchez Cordero ya en el senado, Adán Augusto López terminando los trámites y viajando de regreso a Bucareli.
Y el Presidente, amarrado al cinturón de seguridad de la camioneta que lo transportaba, con su celular a la mano, su chofer y la “ayudantía”, según parece, desarmada y también expuesta.
El Presidente haciendo frente a los hechos, solo, rodeado de maestros que le bloquearon el paso y gritaban consignas contra el gobernador, que sí estaba a salvo.
¿Por qué no fue advertido el presidente del plantón?
¿Acaso fue una maniobra intencional, otro distractor, o es que al presidente ya le tomaron la medida y empiezan a faltarle al respeto?
Otro hecho: Apenas en Julio el Presidente se refirió al personaje de moda en las columnas, el hoy ex gobernador de Tabasco, su paisano, su primo según algunos diarios de Villahermosa. Dijo de él: “(es) un cuadro, un profesional, un buen gobernante, una buena persona, un hombre íntegro… podría tener un buen desempeño en el Gobierno Federal, en una Secretaría de Estado… donde se necesitara, porque es trabajador, responsable, honesto… tiene convicciones ¿Qué más? Pero está mejor aquí en la república del chocolate”.
Los reflectores apuntaron inmediatamente a Adán López Hernández, como la figura capaz de convertirse en el “caballo negro” del Presidente con miras al 2024. ¿Será por eso que le dan la bienvenida con este bloqueo a una gira presidencial en su primer día como Secretario de Gobernación?
Y aquí la fábula de David Francisco Camargo Hernández: “En un lecho submarino un pejesapo se aprestaba para la caza y con su antena como señuelo muchos pececillos capturaba.
Cierto día cruzó un pez acompañado por varios de sus críos y uno de ellos al ver que algo se movía intentó atraparlo.
¡Detente!, gritó su progenitor sujetándolo con firmeza, eso que parece una caña de cuyo extremo pende algo así como una rama, es la antena del pejesapo, que usa como carnada y a cuanto pez se le acerca de un bocado y se lo traga.
No había terminado de decir esas palabras cuando de lo alto bajó una cuerda con atractiva carnada, el pejesapo al verla se arrojó a capturarla, pero para su infortunio de cazador pasó a cazado.
La lección por los pececillos fue asimilada porque el cielo les permitió que con sus ojos lo presenciaran”.
Ahora que lo de Adán López, sin querer queriendo, diría el clásico, recuerda mucho los elogios de Porfirio Díaz al general José Manuel del Refugio González Flores, cuando se acercaba la sucesión presidencial.
O por lo menos, así me lo parece.