La actriz ganadora del Oscar, de regreso a las pantallas con la serie ‘Mare of Easttown’, se compromete en una campaña contra el acoso a las mujeres
MATTEO PERSIVALE / ‘Corriere della Sera’ / EL MUNDO
«Crecí esperando que me abuchearan, o peor aún, que me acosaran si llevaba una falda corta o si me veían con los labios pintados. Para mi generación (yo nací en 1975) era normal ver a los hombres ejerciendo su poder (poder físico) sobre las mujeres en espacios reducidos como el metro o en un autobús abarrotado. Mi generación creció sin hacer nada, simplemente aceptando que esa era una realidad incómoda de la vida, que sólo te pasaba si eras mujer porque los hombres tenían más poder. Eso ya no es así: las cosas están cambiando».
Entre los muchos dones de Kate Winslet está la capacidad de síntesis. Al fin y al cabo, el único elemento constante en la carrera de una actriz, que antaño habría sido definida como «polifacética» es el compromiso social: después de alcanzar la fama mundial a una edad muy temprana, se entregó inmediatamente a causas benéficas con generosidad y con un sacrificio real de tiempo y esfuerzo; desde la investigación del autismo hasta la defensa de los derechos de los animales, la lucha contra el analfabetismo y el apoyo a la población civil de Afganistán.
Es bien sabido en la industria del lujo que Winslet acepta colaboraciones con marcas famosas siempre que haya un aspecto solidario en la campaña. Como dice su pragmático mantra: «Compromiso o mierda».
45 años, tres maridos y tres hijos. Superproducciones de Hollywood, teatro independiente, biografías filmadas de Iris Murdoch y de Steve Jobs, un Hamlet de Kenneth Branagh, televisión de la buena (Mare in Easttown, disponible en HBO)… Winslet es famosa en todo el mundo desde 1997, cuando apareció dando vida a la dulce Rose de Titanic, la mujer que formó junto al Jack de DiCaprio una de las grandes parejas románticas de la historia del cine. Desde entonces, en una industria como esta, a la que se acusa, a menudo con razón, de devorar a las actrices como lo hacía Cronos con sus hijos, Winslet no sólo ha resistido, sino que ha crecido, cada vez mejor y cada evz más bella, encaminada a una previsible madurez en la línea de Vanessa Redgrave y Judi Dench, actrices cuyas carreras son literalmente interminables… Sería desagradable nombrar a las muchas estrellas emergentes que se han eclipsado en los últimos 24 años, mientras Winslet ha seguido brillando.
Ahora, Winslet es el nuevo rostro de L’Oréal Paris, un papel que para cualquier actriz representa un extraordinario acelerador en el escalafón pero que ella ha abordado de una manera muy winsletiana: agradecida por la colaboración del gigante mundial de la belleza e implicada con una campaña paralela muy cercana a su corazón, Stand up, Levántate.
Levántate es un programa de formación y concienciación contra el acoso en lugares públicos promovido con la ONG Hollaback!. Un programa que enseña a hombres y mujeres a posicionarse cuando no solo son víctimas sino también testigos de un acto de acoso (un estudio de Ipsos de 2019 sobre igualdad de género determinó que el acoso sexual en lugares públicos es el problema más experimentado por mujeres y niñas en todo el mundo).
«El acoso callejero y el menosprecio a las mujeres en todos los espacios públicos es una realidad terrible, por no decir otra cosa. Mostrando el apoyo mutuo y la solidaridad unimos a las mujeres en un frente común y mostramos a las nuevas generaciones que las cosas mejorarán. Levántate es una forma de hacer frente por fin a este tipo de acoso y poner fin al comportamiento depredador y amenazante de los hombres hacia las mujeres, haciéndoles saber que les señalaremos directamente por hacerlo. Apoyo de todo corazón este fantástico movimiento, este frente unido de hombres y mujeres. Es oportuno, es necesario, es un paso hacia la igualdad», explica al actriz.
A veces las celebridades se atribuyen el mérito de sus logros señalando caminos de meditación… como si la espiritualidad fuese una cortina de humo. Winslet, paradójicamente empleada en un negocio que da un valor absoluto a la juventud, da todo el mérito al tiempo que pasa: «El tiempo, las experiencias de la vida han formado lo que soy. El tiempo ha sido mi gran amigo, me ha dado el sentido de mi propio valor. He aprendido a aceptar mis defectos y a no ser tan dura conmigo misma. Los momentos más difíciles me han hecho ser quien soy. Cuando tenía 20 años, cuando era mucho más vulnerable e ingenua, tenía unos ideales físicos inalcanzables. Ahora tengo un sentido mucho más positivo de mí misma y de mi encantadora familia, tengo el orgullo que siento cuando estoy con mis hijos y la alegría que me da verlos crecer con honestidad, amabilidad y humildad.Todo eso me muestra lo que realmente vale la pena en la vida».
La inseguridad afecta a todo el mundo, incluso a las actrices ganadoras de un Oscar. Las cosas que dan confianza a Winslet son, por orden: 1) «Un buen día de trabajo». 2) «Un abrazo de mi maravilloso marido». 3) «Los días en que mi piel se ve clara y descansada sin maquillaje. En serio: me hace sentir bien: significa que he estado comiendo sano y cuidándome, lo que no siempre es fácil cuando tienes una vida agitada». 4) «Cuando mis hijos dicen que están orgullosos del trabajo que he hecho: son mis críticos más duros, y sé que puedo contar con ellos para que me digan la verdad, realmente toda la verdad…. A veces demasiado».
Winslet ha tenido tres hijos: Mia, de 20 años, Joe, de 17, y Bear, de siete, de sus tres maridos, los directores Jim Threapleton y Sam Mendes, y su actual cónyuge Edward Abel Smith, un hombre de negocios. A diferencia de muchos de sus colegas, no tiene un equipo de chóferes, chefs y colaboradores varios: le ayudan niñeras, como a muchos padres profesionales, y, cuando no está en el plató, lleva a sus hijos al colegio y les cocina.
«Si no estoy trabajando en una película, me levanto a las seis de la mañana la mayoría de los días: me preparo una taza de té para mí, desayuno para todos y luego llevo a los niños al colegio y al perro a pasear. Intento hacer ejercicio varias veces a la semana si puedo: cardio, bicicleta estática. La cocina, y la comida en general son una parte importante de nuestra vida familiar. Suelo preparar la cena al mismo tiempo que la comida, para no tener que estar frente a los fuegos todo el día. Entre los correos electrónicos que hay que responder y los guiones que hay que leer, nunca hay suficientes horas en el día. Cuando mi hijo menor está en la cama, queda tiempo para hacer algún maratón de series con mi marido. Últimamente estoy cosiendo mucho por las tardes: unos pantalones muy bonitos para mi hijo y sus primitos… No se me da muy bien, pero es relajante».
Winslett es una estrella de Hollywood atípica, pero esa categoría es extrañamente compatible con la descripción de una vida muy normal y muy poco brillante, muy parecida a la de millones de familias.
Winslet ni siquiera lanza ningún tipo de mirada romántica sobre la juventud, ninguna imagen idealizada de cualquier «edad perfecta» en la vida. «No, no hay una edad perfecta, pero los días en los que me siento más cerca de lo que imagino que puede ser una edad perfecta son los días en los que me siento satisfecha conmigo misma. La edad no tiene nada que ver. Pero siempre me he sentido muy fuerte después de tener a mis hijos. Así que esos momentos, los años inmediatamente posteriores a la maternidad, fueron bastante perfectos. Lo curioso es que las experiencias que tuve con mis tres partos no fueron experiencias fáciles. Pero la dificultad de ese momento es algo que desaparece cuando nace un bebé sano y lo tienes en tus brazos».
La relación entre la belleza y el cine, para Winslet, es sutil y esquiva: «Me encanta la belleza de las actrices de los años 40 y 50. El maquillaje de aquella época era mínimo pero nítido y limpio, un buen delineado de ojos y un lápiz de labios rojo, una piel pálida y uniforme. Simplemente simple, pero clásico. Es hermoso ver la piel de una actriz, las pecas son hermosas, así como las finas líneas de expresión… el dorso de las manos».
«Creo que la belleza frente a la cámara se presenta de muchas formas diferentes. La belleza puede venir de un lugar insólito: de un árbol plantado en el hormigón de una ciudad, de las olas que rompen en la arena. La belleza también puede estar en los sonidos que escuchamos. Y, por supuesto, la belleza puede estar en las caras, las sonrisas y las emociones. El cine desempeña un papel muy importante a la hora de dar vida a momentos imaginados y a momentos de verdadera belleza para el público. Puede ser profundamente poderoso e inspirador. Contar historias es algo hermoso en sí mismo».
En el pasado, Winslet, un espíritu independiente, ha sido muy cuestionada por los tabloides británicos y estadounidenses y por los comentarios salvajes en los blogs.Se le acusaba entonces de cosas como aparecer fotografiada en traje de baño o por aparecer sin un look perfectamente diseñado por un estilista, vestida simplemente como una madre normal que lleva a sus hijos al colegio. También por eso, su reacción cuando L’Oréal Paris se puso en contacto para valorar su interés en un posible papel de embajadora, fue de sorpresa y alegría.
«Me sentí profundamente halagada. Me encantó unirme a un grupo tan poderoso de embajadoras. Para las mujeres, el maquillaje y el cuidado de la piel pueden tener un poderoso impacto emocional», explica Winslet. Y añade: «La marca tiene un ethos que comparto, siempre repite que ser auténtico es lo más importante, pero también que a veces es bueno disfrutar de la satisfacción y la carga emocional que puede dar una gran barra de labios. Tener una piel brillante y un cabello más sano puede hacernos sentir mejor; significa mucho para mí formar parte de un equipo que cree no sólo en sus productos, sino en celebrar a las mujeres y reconocer que todos tenemos nuestros altibajos».
Fuente: https://www.elmundo.es/cultura/cine/2021/07/30/610423c4e4d4d80e4b8b45cb.html