NATALIA IBAÑEZ GUINEA / Madrid / EFEMINISTA
Cuando Faith (nombre ficticio) llegó a España después de haber cruzado el Sáhara y el Mediterráneo desde Nigeria, su familia la engañó y la vendió, convirtiéndola en víctima de trata.
Este 30 de julio, con motivo del Día Mundial contra la Trata de Personas, Naciones Unidas y la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP) se hacen eco de historias como la suya.
Según explica un comunicado de la asociación, el 46 % de las víctimas de trata son mujeres, el 19 % niñas, y al 50 % de ellas se las explotó sexualmente.
Por su parte, el último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), “Global Report on Trafficking in persons 2020”, alertó de que 148 países detectaron alrededor de 50.000 víctimas de trata en 2018, aunque el número real de personas afectadas es mucho mayor, dada la naturaleza oculta de este delito.
Como la ONU defiende, el Día Mundial contra la Trata de Personas es una fecha para poner a las supervivientes en el centro y conocer los rostros tras las cifras.
Bajo el lema, “las voces de las víctimas marcan el camino”, se pretende no solo difundir las historias de superación de las afectadas, sino también establecer medidas que prevengan el delito y promuevan su identificación, rescate, apoyo y recuperación.
Perfil de la víctima
El informe denuncia que los traficantes se aprovechan especialmente de los más vulnerables, como los migrantes, las personas sin trabajo y los menores de edad, cuya presencia entre las víctimas de trata se ha triplicado en los últimos 15 años.
La doctora Marcelina Carpizo, directora del Tanglaw Buhay Center, centro de acogida y reinserción de niñas víctimas de tráfico y violencia sexual en Zamboanga (Filipinas), explica en un comunicado de la ONG Manos Unidas que las víctimas “suelen ser chicas jóvenes, y también niñas, que vienen de hogares rotos o con escasos recursos económicos, bajos niveles educativos y cuya biografía está marcada por la violencia física, psicológica y/o sexual”.
“En algunos casos, es en el seno de la familia donde se cometen los primeros abusos. Otras veces las familias son engañadas o confían en redes ilegales que emplean a las niñas como trabajadoras domésticas en condiciones de semiesclavitud o como trabajadoras sexuales”, continúa la experta.
La fundadora de APRAMP, Rocío Nieto, explica en un comunicado del organismo que en España hace unas décadas abundaban las víctimas españolas, sin embargo, ahora la mayoría son extranjeras.
Los rostros tras las cifras
Es el caso de María (nombre ficticio), de origen paraguayo, viajó a Europa engañada por una falsa promesa de trabajo como empleada doméstica. Pero, a su llegada se le retuvo el pasaporte y la obligaron a prostituirse bajo amenaza.
Similar es la historia de la rumana Mihaela (nombre ficticio). Cuando tenía 20 años unas amigas la animaron a ganar dinero fácilmente como “dama de compañía” por las noches y terminó sufriendo tratos aberrantes como víctima de explotación sexual.
A pesar de que sus nombres hayan sido cambiados para proteger sus identidades, las historias de Faith, María y Mihaela son reales y ponen de manifiesto las diversas formas que puede adoptar la trata.
Gracias al trabajo de APRAMP en sus más de 30 años de lucha contra la trata, estas mujeres hoy se abren camino con una segunda oportunidad: Faith ha conseguido una nueva identidad y pasaporte; María ha recuperado su dignidad y creatividad ejerciendo un trabajo digno y ayudando a concienciar a jóvenes y grupos vulnerables sobre las trampas de la trata de personas; y Mihaela cumple sus sueños trabajando en la confección.
La trata aumentó durante la pandemia
En esta fecha, Manos Unidas denuncia que la crisis sanitaria, la pobreza y los conflictos vividos en los últimos meses han propiciado un caldo de cultivo perfecto para que los traficantes engañen más fácilmente a las víctimas de trata.
Ha sido el caso de las migrantes venezolanas que cruzaban la frontera con Colombia que, huyendo del conflicto armado de su región, han sido un blanco fácil para las redes de trata con fines de explotación sexual.
La ciberprostitución también se ha consolidado como una nueva forma de abuso y un grave riesgo para los infantes de familias empobrecidas, sobre todo en Filipinas.
“Las escuelas no acogen aún clases presenciales y los niños, que se ven obligados a seguir las clases por internet, se sienten ansiosos o solos debido al aislamiento y el encierro“, afirma Carpizo, quien subraya que “esta conexión permanente facilita la tarea de los ciberdelincuentes”.
Otro efecto adverso de la pandemia ha sido la invisibilización de la trata. Cuando la crisis sanitaria estalló, los establecimientos de muchas de las ciudades cerraron y se llevaron a las víctimas explotadas a regiones rurales, lo que ahora dificulta que las instituciones públicas detecten los casos.
En el caso de España, la ley contra la trata con fines de explotación sexual, adelantada por el Gobierno actual aunque bienintencionada no es suficiente, según sostiene la directora de APRAMP, Rocío Mora.
“Aplaudimos esta medida, pero tiene que ir acompañada de otras que sean integrales”, sentencia.
Fuente: https://www.efeminista.com/dia-mundial-contra-la-trata-de-personas/