El fundador de Amazon y Blue Origin protagonizará este martes el primer vuelo suborbital de su nave, New Shephard, con la que espera llegar más lejos que el vehículo de Virgin Galactic.
TERESA GUERRERO / INFOGRAFÍA ELSA MARTÍN / Madrid / EL MUNDO
Gradatim ferociter (paso a paso, con ferocidad). El lema en latín que Jeff Bezos ha escogido para Blue Origin, la empresa aeroespacial que fundó en el año 2000 y que este martes le va permitir cumplir su sueño de convertirse en astronauta si no lo impide algún imprevisto de última hora, es una muestra más de que el multimillonario estadounidense es un firme defensor del largo plazo. No le gusta precipitarse ni improvisar, pero va a por todas.
En su rancho de Texas, el estado en el que Bezos pasó sus veranos de niño y desde el que está previsto que despegue a las 15 (hora peninsular española) en su propio vehículo espacial, el flamante New Shepard, ha construido un reloj de 10.000 años como icono de ese pensamiento a largo plazo que le ha ayudado a amasar una fortuna de unos 211.000 millones de dólares.
Bezos no va ser el primer magnate que estrene su propia nave espacial, un exclusivísimo club al que pertenecen también Elon Musk, propietario de SpaceX, y Richard Branson, fundador de Virgin Galactic. Sus tres miembros compiten por ser líderes en un sector del que declaran ser unos apasionados desde niños.
Aseguran los tres que su misión es hacer el espacio más barato y accesible para más personas reutilizando componentes, aunque los planes de Bezos y Musk van más allá y tienen su vista puesta en la Luna -donde también compiten por construir el módulo con el que la NASA alunizará en 2024- y en Marte.
Sin embargo, fue Branson el que se adelantó el pasado 11 de julio al participar en una de las últimas pruebas de su nave VSS Unity, con la que espera ofrecer próximamente vuelos turísticos suborbitales de algo más de una hora de duración que permitan a sus clientes disfrutar de unos cinco minutos de ingravidez previo pago de 250.000 dólares (unos 212.000 euros).
Nueve días después llega el turno a Jeff Bezos (57 años), que anunció que iría al espacio antes que Branson (71 años), y que irá acompañado por otros tres pasajeros que ha elegido con esmero, como todos los detalles de esta misión que se lanza, por cierto, coincidiendo con el 52 aniversario del Apolo 11.
Sus acompañantes han sido anunciados con cuentagotas. El primero será su mejor amigo y hermano, Mark Bezos, de 53 años, también empresario, miembro de una ONG que combate la pobreza en Nueva York y bombero voluntario.
Como invitada de honor va la piloto Wally Funk, de 82 años, una de las pioneras que formó parte en los años 60 del programa Mercury 13, y a las que las NASA no les permitió convertirse en astronautas pese a pasar con creces las pruebas requeridas debido a que eran mujeres. Bezos resarcirá ahora de esta discriminación histórica a Funk, que se convertirá en la persona de más edad en volar al espacio, y de paso, le quita un cliente a Branson, pues la piloto estadounidense fue una de las primeras en reservar un billete en Virgin Galactic cuando hace una década se abrió la lista de espera, en la que hay unas 600 personas.
El cuarto tripulante se llama Oliver Daemen, sólo tiene 18 años y será la persona más joven en subirse a una nave espacial, aunque su incorporación a la tripulación ha sido a última hora. Al parecer, a la persona que se hizo con este cuarto billete en la subasta de Blue Origin -pagó algo más de 23 millones de euros por viajar con los Bezos- le ha surgido un problema de agenda que le impide participar en esta misión hoy, así que va a ser recolocado en un viaje posterior del New Shepard.
Hace unos días, el joven Daemen, cuyo padre, un millonario holandés que pujó en la subasta pero se retiró cuando las cifras se pusieron por las nubes, recibió por sorpresa una llamada de Blue Origin anunciándole que él podría ser el cuarto tripulante. Difícilmente Daemen, que acaba de sacarse la licencia de piloto privado, podría culminar mejor el año sabático del que está disfrutando antes de comenzar sus estudios de física y gestión de la innovación en la Universidad de Utrecht.
LA FRONTERA DEL ESPACIO
Decíamos que Branson se le ha adelantado a Bezos pero aunque es de suponer que no le habrá encantado el vuelo de Virgin, es probable que no le importe demasiado. En primer lugar, por los récord que batirá al subir a su nave a la persona más joven y de más edad que va al espacio. Pero sobre todo, porque Bezos considera que el primero que realmente va a viajar al espacio es él, pues se espera que su nave supere los 100 km de altitud (Branson se quedó en los 85 km, suficientes para la NASA y la Fuerza Áerea de EEUU te otorguen la acreditación de astronauta, pero por debajo de los 100 km que tradicionalmente se han considerado el inicio del espacio, la línea de Kármán). Así lo argumentaba su equipo de Blue Origin en Twitter tras saber que Branson se adelantaría a su jefe.
Como cuenta el biógrafo Walter Isaacson en el prólogo del libro de Jeff Bezos Crea &Divaga (Planeta), el magnate, cual misionero, considera que éste es el trabajo más importante que está haciendo, ya que teme que dentro de un siglo la Tierra sea incapaz de sostener el crecimiento de la población y su consumo de energía. Por eso empezó a pensar en nuevas fronteras, una misión que inevitablemente requiere el largo plazo. Por eso, cuando Elon Musk impulsó a bombo y platillo su propio programa espacial, Bezos le dijo a su equipo: «Sed la tortuga y no la liebre».
Fuente: https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2021/07/19/60f58ea2fc6c831b708b45a7.html