Siglos antes de Sofonisba Anguissola o Artemisia Gentileschi hubo mujeres artistas que destacaron en la antigua Grecia
MÓNICA ARRIZABALAGA / ABC
Hay quien dice que fue Ende la primera mujer artista de Europa, una «pintora y servidora de Dios» que firmó con el pintor Emeterio las miniaturas del Beato de Liébana conservado en la catedral de Gerona en el siglo X. Otros dan un salto en el tiempo hasta el Renacimiento para mencionar a grandes artistas como Sofonisba Anguissola o Propercia de Rossi y a partir de ahí a Lavinia Fontana, Catharina van Hemessen, Artemisia Gentileschi, Clara Peters y otras muchas. Todas ellas, sin embargo, contaron con predecesoras en la antigua Grecia. Entre los siglos III y I a.C. destacaron diversas artistas en el país heleno cuyos nombres, aunque hoy olvidados, recogieron en la época historiadores como Plinio el Viejo.
El naturalista y escritor romano, que murió en la erupción del Vesubio, quiso recopilar el saber de su tiempo en su ‘Historia Natural’ e incluyó en su obra a pintoras griegas como Timorete, Irene, Calipso, Aristatete u Olimpia, dedicando una mención especial a Laia de Cízico, de quien escribió que «nadie tuvo una mano tan rápida al pintar y, sin embargo, su valor artístico fue tanto que su cotización superó en mucho las de Sópolis y Dionisio, los pintores retratistas más célebres de su época, cuyos cuadros llenan pinacotecas».
Por desgracia, ninguna firmaba sus creaciones y se cree que no han llegado a nuestros días. Aunque puede que una reproducción de una de ellas sí. «Hay un mosaico de Pompeya que a lo mejor es de una obra de Laia de Cízico», señala Miguel Ángel Elvira, catedrático emérito de Historia del Arte en la Universidad Complutense. Este especialista en arte grecorromano, que fue jefe del Departamento de Conservación de Escultura en el Museo del Prado y director del Museo Arqueológico Nacional, se refiere a un retrato de mujer del siglo I a.C. que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. Llama la atención que sea precisamente una dama, retratada hasta el inicio del torso y con la cabeza algo ladeada, que mira al espectador.
Natural de Cízico, una colonia griega del mar de Mármara, Laia destacó como retratista, sobre todo de mujeres, en pintura sobre tabla y sobre plaquitas de marfil. Residió en Roma, donde llamó la atención de Marco Terencio Varrón, «el romano más erudito de todos», según Quintiliano, nombrado por César director de las bibliotecas públicas de la ciudad. «A Varrón le entusiasmó su trabajo y, de hecho, en uno de los volúmenes donde cita a griegos y romanos famosos le dedica algunos versos», destaca Marta Carrasco, profesora de Historia del Arte y Humanidades de la Universidad Camilo José Cela e impulsora del libro que firma junto a Elvira sobre ‘Mujeres Artistas de la Antigua Grecia‘ (Reino de Cordelia, 2024).
«El lugar que merecen»
A esta investigadora del grupo de Estudios sobre la Mujer de la Universidad de Navarra (Genovifem) le encargaron impartir un curso sobre artistas femeninas y al revisar la bibliografía, constató el olvido de las pintoras griegas. Fue el detonante para «dar a estas mujeres el lugar que merecen», dice. Tanto Carrasco como Elvira conocían la referencia de Plinio y a partir de estos datos y otras fuentes rastrearon cuanto se sabe sobre el arte femenino en la Antigüedad europea. «En Roma no hay, las mujeres pintoras se dan en Grecia», señalan. O al menos, «no hay textos que nos hablen de ellas».
El catedrático emérito de la UCM comenta que «para nuestros estándares actuales, Grecia era machista, pero legalmente una mujer podía abrir un taller». De hecho, Olimpias fue profesora de pintura de un joven, Autóbulo, e impartía las clases en su propio taller. Otras, como Timarete, Irene o Aristarete, se presentan en los textos como hijas y discípulas de pintores y debieron de trabajar en los estudios familiares. Un artista anónimo, al que se conoce como el ‘pintor de Leningrado’, pintó con la técnica de ‘figuras rojas’ en una cerámica (una kalpis o hidria) a una mujer que decora una vasija en un taller, «lo que confirma -a juicio de Carrasco y Elvira- que en los alfares y talleres artísticos de Atenas algunas mujeres trabajaban en un oficio dominado por los hombres».
Mujeres Artistas de la Antigua Grecia
Mujeres artistas en la Antigüa Grecia
Marta Carrasco Ferrer y Miguel Ángel Elvira Barba
También en las pinturas parietales de las viviendas de Pompeya y Herculano se han descubierto figuras de pintoras, sentadas con sus pinceles. Son incluso más numerosas que las de los pintores. Los autores de ‘Mujeres Artistas de la Antigua Grecia’ incorporan algunas de estas imágenes en el libro, incluso dibujos de pinturas ya perdidas. «Curiosamente merecían la atención de los antiguos, a los que les seducía más pintar a una pintora que a un pintor», comenta Elvira.
Si hubo historiadores de la Antigüedad que dedicaron un apartado a las artistas femeninas más destacadas fue porque «aquello socialmente existió», continúa el miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia, convencido de que Plinio no debió de ser el primero «porque en su época no debía de haber prácticamente mujeres pintoras». Quizá tomó los datos de Antígono de Caristo, coetáneo a finales del siglo III a.C. de la mayoría de las que se tiene noticia.
A las seis artistas que cita Plinio, Carrasco y Elvira suman en este corto, pero singular listado, a Anaxandra de Sición, ‘hija de Nealces’, y a Helena la Egipcia, mencionadas por otras fuentes. De esta última dicen que cultivó la pintura con temática grandiosa y que su obra más conocida fue expuesta en un museo público de Roma, inaugurado precisamente cuando el naturalista escribió su obra. También se cree que pintó una batalla de Issos y según explica el exdirector del MAN, «algún autor -y sobre todo, autoras-» piensa que su obra sirvió de modelo al famoso Mosaico de Alejandro descubierto en Pompeya, que hoy se expone en el Museo Arqueológico de Nápoles. «Por razones arqueológicas, no es posible», resalta, sin embargo, Elvira. En la época en la que debió de vivir Helena la Egipcia, ya se conocían varias copias de la obra en Roma.
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Tanto Helena como Laia de Cízico y las demás encarnaron a la joven Corintia de la leyenda, que trazó la silueta de su enamorado que partía a la guerra, inventando así la pintura. Un relato coherente en el mundo griego, donde una mujer, la diosa Atenea, regía la creación artística y protegía a los pintores.
Fuente: https://www.abc.es/cultura/arte/pioneras-olvidadas-pintura-20240307125138-nt.html