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El investigador Agustín Rojas apunta que el cambio climático impactará la dieta de los mexicanos, al interrumpir la producción de ciertos alimentos que antes eran de fácil acceso.

Alimentos nativos de México se ven amenazados por los efectos del cambio climático. Foto: Samantha Guerrero/ La-Lista

Melissa Galván / La-Lista

¿Has notado que algunas frutas que compras en el tianguis o supermercado no tienen el mismo sabor ni textura que hace 10 años? ¿O que las verduras son más pequeñas de lo que recordabas? ¿Incluso que alimentos como la naranja o el limón ya no tienen tanto jugo como antes? Es muy probable que la razón detrás de estas diferencias sean los efectos del cambio climático

México es reconocido como un gran productor de alimentos. La riqueza de su suelo permite la cosecha de una amplia variedad de frutas, verduras y semillas, pero la amenaza de la crisis climática es cada vez más evidente y muchos de estos productos podrían dejar de cultivarse y consumirse. No, no es un peligro futuro, es una realidad presente.

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Agustín Rojas Martínez, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que si bien el cambio climático impacta muchos aspectos de la vida cotidiana la producción de alimentos es uno al que debe prestarse atención, en especial en medio del uso de fertilizantes, que también pega a las cosechas.

“Me parece que dentro del cambio climático el uso de fertilizantes es el factor preponderante. A futuro vamos a tener un mayor problema de plagas y de enfermedades asociadas al uso de plaguicidas. Pero el efecto climático obviamente va a afectar, en principio, la disponibilidad de agua, y todo esto se traduce en una merma alimentaria”, expone. 

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El uso excesivo de plaguicidas y fertilizantes contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero. Foto: Pixabay

El especialista refiere que algunas frutas y verduras de alto consumo en México dependen en gran medida del agua, por lo que sin duda las sequías y la escasez significan un riesgo para su producción.

“La ecuación climática respecto a la disponibilidad de agua va a provocar que ciertos alimentos se vayan rezagando. Y el cilantro, las naranjas, el jitomate, el limón o el aguacate dependen de un elevado uso de agua”, puntualiza. 

Precisamente, la naranja, el limón, la mandarina y el aguacate son los alimentos que, hasta ahora, más se cultivan en México, de acuerdo con la Secretaría de Agricultura. ¿Puedes imaginarlos fuera de tus compras y platillos? 

En La-Lista conversamos con el investigador Agustín Rojas –especialista en seguridad alimentaria– sobre los riesgos que enfrentan algunos alimentos típicos del país.

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¿Cómo impacta el cambio climático en los hábitos alimenticios?

Vamos a consumir alimentos que quizás no estábamos acostumbrados. En el caso de México se van a dejar de consumir alimentos que históricamente se consumían mucho, por ejemplo las frutas de temporada como la mandarina, o algunas otras que estaban de manera generalizada porque son parte del patrón anual de consumo, como la naranja o la manzana. Al final se va a tener una menor cantidad de producción y, por tanto, una menor cantidad de consumo.

Esto a su vez va a derivar en una especulación de los precios: a menor cantidad de estos alimentos se van a disparar los costos. Es decir, el factor climático apunta necesariamente a un incremento de la canasta básica alimentaria, que en el largo plazo se va a ver modificada o alterada. Ya hay muchos alimentos que no son parte de la dieta regional. 

¿Hay alimentos que podrían extinguirse?

Ya muchos alimentos han ido desapareciendo, pero no en el sentido nato de que ya se extinguieron, más bien que se ha dejado de tener frecuencia en su consumo. Por ejemplo, el caso del amaranto, de los quelites, del higo o del epazote, que eran de mucho consumo en México. Estos alimentos, aunque están ahí todavía, el problema radica en que el perfil del consumidor se ha modificado por las dinámicas climáticas y económicas.

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Alimentos como el higo han dejado de formar parte fundamental de la dieta mexicana. Foto: Pixabay

¿Qué tan vulnerable es México frente al cambio climático?

México sí está considerado como un país que va a tener una clara vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático, pero sobre todo por la dimensión que tiene que ver con el uso de agua. 

Desafortunadamente todos los alimentos verdes requieren agua, sobre todo las hortalizas. Gran parte de los cultivos que tenemos –salvo la zona agroindustrial que está en el Pacífico– se verán amenazados por los temporales, entonces si consideramos que ya no va a haber agua por efectos del cambio climático y que tendremos sequías extremas, obviamente habrá una merma en la producción de alimentos. 

La elevación de la tierra también es un factor. Las tierras altas que eran orientadas a la producción de alimentos están cambiando, están erosionando por el uso excesivo. Por otro lado tenemos también las tierras de resguardo, que se están utilizando por la alta demanda, pero que deberían dejar de utilizarse por lo menos dos o tres años para que los nutrientes que tiene el suelo no se pierdan de manera constante. 

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¿Qué pasará con los otros sectores alimentarios?

En la ganadería vamos a tener una menor cantidad de producción de carne porque también se requiere de agua. Incluso las entidades productoras de lácteos y otros sectores secundarios de la ganadería se verán afectados por la misma razón. Derivado de esto, seguramente lo que va a pasar es que los alimentos que se consuman a futuro serán importados, porque en el país ya no tendremos esos bienes.

Estadísticas de la Sagarpa (Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural) apuntan a que en los últimos 10 años hemos tenido una baja en la capacidad productiva de carnes en México. Lo que se mantiene un poco es la producción agrícola, por ejemplo el pollo y el cerdo. Pero en general vemos que hay una merma que se ha cubierto con importaciones. 

No es coyuntural, esta situación tiene por lo menos dos décadas. Por ejemplo, la baja en el consumo histórico que tenemos del maíz o de tortillas se presenta desde 2017. 

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La industria ganadera también sufrirá las consecuencias del cambio climático, pues depende en gran medida del agua. Foto: Pixabay

En Noruega se construyó la “Bóveda del fin del mundo”, donde se almacenan semillas de todo el mundo en caso de que una catástrofe haga desaparecer los cultivos, ¿podría ser la solución?

Pienso que no. El problema de la “Bóveda del fin del mundo” es que la controlan Monsanto y el Banco Mundial. El hecho de que exista un bóveda significa que hay un resguardo y ese resguardo tiene un dueño, que es la agroindustria. Ahora bien, las semillas de la “Bóveda del fin del mundo” son semillas llamadas “Terminator”, suena a un término apocalíptico, pero el punto es que estas semillas están hechas para producir un ciclo. Es decir, es una cosecha que te va a dar nada más una producción al año y se acabó, y te va a funcionar solo si le pones el adictivo o el fertilizante que te da Monsanto. En pocas palabras serán semillas transgénicas. 

Además, la bóveda se está construyendo con semillas nativas que les han sido despojadas a campesinos desde hace muchos años. Esas semillas nativas eran usadas por los campesinos para el siguiente ciclo productivo, pero esto ya no está pasando en México, todo lo que se produce son “terminators”, y los campesinos se han vuelto dependientes del suministro por parte del gobierno o de las agroindustrias. Lo que se está haciendo con la bóveda es expropiar toda la producción campesina mundial y obligarla a tener acceso a semillas de un solo uso.

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¿Qué hay de la Inteligencia Artificial? ¿Puede ser una alternativa para la producción de alimentos?

Hubiera parecido imposible hace algunas décadas pensar en sembrar hortalizas en el desierto, y ya se está haciendo gracias a la inteligencia artificial. La IA sí se ocupa en el tema del objeto productivo, desde una semilla hasta las máquinas para poder hacer sistemas de goteo, pero su trabajo más importante ha sido en el factor climatológico con el bombardeo de nubes para que llueva. 

El problema es que la agricultura es una de las de las áreas más sensibles a la pérdida porque tiene características que no dependen del humano, por ejemplo, como si fuera la producción de un auto –que está controlada–, en el caso de la agricultura gran parte de su producción depende de factores no controlados que tienen que ver con la naturaleza y con los ciclos naturales en los ecosistema. Lo cierto es que hoy en día se han podido manipular para poder salvaguardar la seguridad alimentaria.

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La inteligencia artificial ya está presente, de una u otra manera, en campos de cultivo. Foto: Pixabay

¿El cambio climático puede desatar una crisis alimentaria? 

La población mundial no está enfrentando todavía una escasez de alimentos. Hace una década, la FAO reconoció que las capacidades productivas de alimentos en el mundo daban para cubrir al doble o triple para que cada ser humano comiera. No es un panorama apocalíptico. El hambre tiene que ver más con una connotación netamente artificial, es decir, con los  ingresos de los países para poder garantizar alimentos. 

No es que el “apocalipsis” nos haya alcanzado, sino que hay un sistema de control alimentario en el que hay poblaciones que pasan hambrunas, pero de manera artificial y no natural, porque sí se puede alimentar a la población, el problema tiene que ver con el control. 

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El patrimonio alimentario debemos de verlo como una estructura que siempre está en constante cambio o en transición. No podemos hablar de que siempre va a haber una estructura estática de los alimentos porque esta cambia por muchos factores, tanto climáticos como en las formas de vida.

Lo que es cierto es que hoy en día muchos alimentos que tienen un proceso agroindustrial son los que se posicionan dentro del patrón de consumo, por encima de lo que se cultiva.

Fuente: https://la-lista.com/estilo-y-bienestar/sustentabilidad/cambio-climatico-amenaza-produccion-de-mandarina-naranja-y-aguacate-mexico

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