La mayoría de historiadores mexicanos acusan al Gobierno de López Obrador de arbitrariedad al celebrar este jueves los 700 años de la fundación de Tenochtitlan
EFE / ABC
En la serie de quince eventos pirotécnicos para conmemorar los 500 años de la caída del estado mexica y, por otro lado, los doscientos años de la Independencia de México en 1821, aparece destacado con rotulador fluorescente en el calendario del presidente López Obrador la supuesta fundación de Tenochtitlan en 1321, que para los historiadores, como la mayor parte de celebraciones interesadas de este curso, es un arbitrariedad y una imposición del actual Gobierno de México para hacerlo coincidir con el resto de aniversarios trascendentales de la historia del país.
El Gobierno mexicano conmemora a lo grande este jueves 13 de mayo los 700 años de la fundación de Tenochtitlan, capital mexica y actual Ciudad de México, sin más prueba que una lectura parcial y probablemente errónea de las crónicas de los conquistadores. «Realmente no se sabe a ciencia cierta cuándo fue la fundación de Tenochtitlan y las únicas fuentes que hay del siglo XVI, es decir, 200 años después de la supuesta fundación, dicen que esa fecha coincidiría con el año 1325», asegura a Efe el investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Antonio García de León.
Manipulación histórica
Los historiadores mexicanos como García de León recuerdan que ni los propios aztecas «tenían una fecha definitiva» para fijar la fundación de la ciudad y la única que se menciona en el siglo XVI, ya cuando los españoles se habían instalado en México, «es la fecha de 1325 en uno de los documentos pictográficos». Ese documento se refiere todavía al uso del calendario prehispánico de los aztecas y eso corresponde al año 1325 «como una fecha posible».
El reconocido arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma defendió, por su parte, en un curso virtual el pasado 1 de marzo sobre el surgimiento, caída y recuperación de Tenochtitlan que varias fuentes indican claramente que la fundación fue en el año 1325. «Y recalco esto -agregó- porque ahora andan por ahí mencionando el año de 1321 y eso es una manipulación histórica».
No en vano, la propia idea de que lo que hoy es la Ciudad de México se fundara mediante un acta o en una fecha concreta, como las que iban fundando los españoles a su paso, resulta una interpretación anacrónica. En el periodo precolombino, en la región las ciudades empezaban a crecer alrededor de una aldea, algunas tenían éxito y se volvían ciudades, y otras no y entonces desaparecían. Tenochtitlan fue de las primeras.
Fechas relativas
García de León considera el cambio de fechas «un intento del actual régimen de cambiar la historia» para hacer una historia de buenos y malos y sin matices. «Es una historia que no es hecha por historiadores sino hecha por políticos y cuando los políticos hacen historia ven el mundo en blanco y negro, no a colores o no con matices, mientras que los historiadores, por el contrario, tratamos de analizar los acontecimientos más o menos tal y como ocurrieron y atendiéndonos a lo que las pocas fuentes que existen», afirma en declaraciones a EFE.
Cuando los españoles llegaron a Tenochtitlan, edificado sobre montones de cadáveres y de tributos de los pueblos sometidos por la Triple Alianza, se encontraron una asombrosa urbe. Cincuenta edificios de gran altura vertebraban una ciudad con miles de casas, jardines flotantes, innumerables puentes y tres amplias avenidas que se conectaban con los canales con ingenios desconocidos en el resto del continente.
Un día cualquiera más de 20.000 canoas circulaban por esta ciudad rodeada por las aguas del lago Texcoco, lo cual da cuenta del avanzado conocimiento mexica en cuestiones de ingeniería hidráulica. A pesar de que el lago era salado, la ciudad estaba rodeada de agua dulce gracias a los diques construidos por los mexicas, que permitían concentrar ahí el agua que desembocaba de los ríos.
La conquista española de la ciudad llegó el 13 de agosto de 1521 tras un prolongado asedio realizado por Hernán Cortés. La ciudad fue saqueada a conciencia por españoles e indígenas, de los cuales Bernal asegura que «y aun llevaron harta carne cecinada de los mexicas que repartieron entre sus parientes y amigos como cosas de sus enemigos: la comieron por fiestas». No obstante, no se realizaron asesinatos sumarios ni una destrucción sistemática de la ciudad, como parece apuntar la Leyenda Negra. Al contrario, se autorizó a los últimos aztecas a desalojar Tenochtitlan para proteger a las gentes de la pestilencia y se retiraron los cadáveres de las calles para iniciar su reconstrucción, de modo que pudiera convertirse en el centro administrativo de otro imperio, Nueva España, 23 veces más grande que el azteca.
Fuente: https://www.abc.es/cultura/abci-mexico-inventa-fundacion-tenochtitlan-1321-para-hacerla-coincidir-otros-eventos-historia-202105131154_noticia.html