- A pesar de los avances en su tratamiento, el 59% de las personas que sufren esta patología no pueden acceder al mismo.
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Inés Sánchez-Manjavacas Castaño / El Español
El aumento de la diabetes preocupa a expertos de todo el mundo. El enorme incremento de la incidencia en las últimas décadas pone de manifiesto la necesidad de un plan de actuación y los últimos datos publicados son una justificación más que clara.
Un análisis global publicado este jueves por la revista The Lancet expone que la prevalencia entre 1990 y 2022 ha aumentado de 198 a 828 millones de pacientes en todo el mundo, más del cuádruple. Los investigadores también detectaron una gran brecha en el acceso al tratamiento, un 59% de los afectados no podía acceder a fármacos para controlar la patología.
Manuel Botana, endocrino y miembro del Área de Diabetes de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), no se muestra sorprendido por este resultado. «Es indeseable y dramático».
Este es el primer estudio que analiza tanto la prevalencia como el tratamiento y tiene en cuenta todos los países. Sin embargo, hace años que las investigaciones de numerosas autoridades sanitarias, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), vienen alertando de esta progresión. En 2023, una investigación publicada también en The Lancet previó que afectaría a 1.300 millones de personas en 2050.
Estos datos también son la consecuencia de las variaciones que ha sufrido la sociedad en las últimas décadas, defiende Cristóbal Morales, endocrinólogo del Hospital Vithas Sevilla. Esto ha afectado a todos los aspectos de la vida. Han cambiado los hábitos alimentarios y la actividad física, se duerme cada vez peor y la gente está mucho más estresada, continúa. «Tenemos los mismos genes, pero la sociedad no es la misma».
El endocrino de Sevilla asegura que este crecimiento de la diabetes está propiciado por el aumento que también se ha producido de la obesidad a nivel global. Esta última es un factor de riesgo directo para la diabetes tipo 2, que supone el 90% de los diagnósticos de la patología, asegura Botana.
Si se especifican los datos por países, el que cuenta con más casos diagnosticados es la India, con 212 millones, más de un cuarto del total. A continuación se encuentra China con 148 millones de pacientes. Completando el ránking de las seis zonas más afectadas están Estados Unidos (42 millones), Pakistán (36 millones), Indonesia (25 millones) y Brasil (22 millones).
Las tasas más bajas de diabetes en 2022 se encontraban en Europa Occidental y África Oriental, para ambos sexos. Esto puede llamar la atención si se piensa en el nivel económico de cada zona. En el primer caso, países como Francia, Dinamarca o España cuentan con índices menores porque sus poblaciones están más sensibilizadas con la necesidad de adoptar hábitos de vida saludables y cuentan con sistemas sanitarios más sólidos, señala Botana.
Las cifras menores registradas en África Oriental pueden deberse más a que estos territorios cuentan con una sanidad más empobrecida, que puede dificultar la detección y el diagnóstico, según el endocrinólogo de la SEEN.
La brecha económica
Otro aspecto alarmante que resalta la investigación publicada en The Lancet es que casi 450 millones de adultos mayores de 30 años que sufrían la enfermedad no recibieron tratamiento en 2022, la mayoria de ellos pertenecientes a Países de Ingresos Medios y Bajos (PIMB). Estas cifras están de tres veces por encima de los datos de 1990.
Según el análisis, los territorios con menores rentas son los que cuentan con una mayor prevalencia de diabetes, pero también en los que hay un menor acceso a los tratamientos necesarios. De hecho, en 2022 solo entre el 5% y el 10% de los adultos con diabetes en algunos países del África subsahariana recibieron tratamiento. Mientras tanto, Bélgica fue el territorio con el mayor índice de atención con un 86% de la población.
Estas diferencias se pueden achacar a varios factores. Por un lado, los países de mayor renta, como los de Europa Occidental, cuentan con una mayor educación sanitaria y una población más sensibilizada, dice Botana. Además, tienen sistemas sanitarios más fuertes. Por otro lado, el auge del consumo de alimentos ultraprocesados en estos territorios de menor renta también deriva en un aumento de la diabetes, agrega Morales.
Asimismo, hay que tener en cuenta la brecha económica que puede darse en el acceso a los fármacos. Los tratamientos más novedosos y eficaces son, igualmente, los más caros, desgrana el experto de la SEEN. Por lo tanto, los sistemas sanitarios de los PIMB pueden no contar con los recursos necesarios para sufragarlos y garantizarle a la población el acceso.
Para poder atajar este problema, Botana asegura que la solución pasa por abaratar los tratamientos, al menos en estos países. De esta manera podría garantizarse el acceso a mucha más población. «No hay otra manera».
Cómo abordar el problema
Juan Francisco Perán, presidente de la Federación Española de Diabetes (FEDE), cree que el diagnóstico temprano y la educación sanitaria son fundamentales para abordar el problema de la diabetes a nivel mundial. «Mucha gente lo sufre y no lo sabe», añade. De hecho, uno de los objetivos de FEDE es impulsar esa detección precoz, señala. «Educación, educación y educación desde la infancia a todos los niveles», sentencia Botana como solución.
Los dos endocrinólogos están de acuerdo con Perán. Morales cree que es la única forma de doblegar la curva. La diabetes tiene muchas comorbilidades evitables y que pueden, incluso, aumentar la mortalidad del paciente, añade. «Muchas veces llegamos tarde, cuando ya hay complicaciones».
La labor de prevención debe realizarse en los primeros años de vida, defiende el endocrinólogo sevillano. Botana lamenta que en los países occidentales no se está consiguiendo implantar programas de educación sanitaria que prevengan la obesidad y que favorezcan los hábitos de vida saludables. Su instauración sería una buena herramienta para doblegar ese aumento de la diabetes, ya que no puede reducirse una sin disminuir la otra.
Además, el diagnóstico temprano facilita el abordaje de la patología, indica Morales. Con un plan nutricional, ejercicio, y tratamiento farmacológico personalizado, se puede, incluso, revertir la diabetes y evitar esas complicaciones que puedan aparecer, defiende.
Por el contrario, si no se trata, aumentarán las comorbilidades que la acompañan, advierte el experto de la SEEN. La principal son las enfermedades cardiovasculares, que es la principal causa de muerte de las personas diabéticas a nivel global, expone Botana. Además, también puede aumentar el riesgo de sufrir insuficiencia renal y ceguera, entre otras complicaciones, añade.
Perán asegura que informes como este son imprescindibles y celebra su publicación. «Hay que ponerle datos [a la enfermedad]». El presidente de FEDE también cree que estos recursos pueden ayudar a concienciar a la sociedad y a las administraciones. En la misma línea, Morales cree que esta prevalencia de la diabetes es «una alerta de salud pública» y tiene que servir para hacer «una gran llamada a la acción».