- La exposición Cartas de Colón. América en la Casa de Alba ofrece un retrato más cercano del descubridor
- El Palacio de Liria acoge la muestra desde el 20 de septiembre al 16 de febrero
CRISTINA PÉREZ / Rtve
Cristóbal Colón, el almirante de la mar océana, pero también un padre que se queja porque sus hijos no le escriben tanto como él quisiera y se preocupa por la boda de su primogénito. Viajero curioso, marinero avezado y observador sin prejuicios escribe en sus diarios sobre los naturales del nuevo mundo: «Me parece que las mujeres trabajan más que los hombres», como cuenta a RTVE.es Consuelo Varela, comisaria de la exposición Cartas de Colón. América en la Casa de Alba, que se abre al público este viernes.
La muestra de la Fundación Casa de Alba contribuye a trazar un retrato más cercano del descubridor de América. En los 24 manuscritos autógrafos de Cristóbal Colón aflora el cariño con el que se dirige a su hijo mayor: «Tu padre que te ama como a sí» (ver arriba), aunque en la firma usa su monograma y su título formal de «el almirante». La investigadora de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos del CSIC apunta que se ve la evolución de la escritura, del trazo firme de juventud a la letra más pequeña y en cursiva de sus últimos años.
Para intentar ganarse el favor de Isabel la Católica, Colón le pide a su hijo Diego, paje en la corte, que le entregue una carta acompañada por una fabulosa pepita de oro de casi un kilo y le instruye sobre el momento más adecuado para despachar la misiva, después de comer, que la reina «estará más contenta».
Primer mapa de Cuba
Los documentos del puño y letra de Colón custodiados en el Palacio de Liria se exponen al completo por primera vez, dispuestos en torno a una esfera armilar que permite ver el anverso de las hojas. Entre los autógrafos, destaca el cuaderno de a bordo en el que dibuja la costa norte de la isla Española, primer esbozo cartográfico de América.
«De muy pequeña edad entré en la mar navegando y lo he continuado hasta hoy»
Colón a sus 40 años ya sufre achaques propios de la vejez, tiene artrosis en las manos, problemas en el riñón y se está quedando calvo. Una sala reúne varios retratos del navegante, pero ninguno hecho en vida ha llegado hasta hoy, el más cercano es un óleo sobre tabla fechado entre 1500 y 1550, de la Fundación Lázaro Galdeano. Colón aparece arrodillado como donante y es presentado a la virgen por su patrón, san Cristóbal, en el fondo aparece en construcción la catedral de Santo Domingo, primada del nuevo mundo.
El rostro de Colón
Su hijo, Hernando y Fray Bartolomé de las Casas describen a Colón con «la nariz aguileña, los ojos claros, la piel blanca y poco pelo«. Varela añade que «era muy coqueto y la alopecia le preocupaba mucho». En un cuadro del siglo XVII aparece más joven con una anacrónica lechuguilla y a sus pies el escudo del Ducado de Veragua con el lema: «A Castilla y a León, nuevo mundo dio Colón».
En su correspondencia privada se escribe con Fray Gaspar de Gorricio, y le pregunta por los preparativos para el casamiento de su hijo Diego con la sobrina del Duque de Alba, María de Toledo y Rojas. El matrimonio llegó a buen puerto y el linaje del aventurero emparentó con la Casa de Alba.
La muestra recoge 150 piezas desde documentos a objetos precolombinos y de la etapa virreinal, retratos inéditos y artes decorativas, de gran valor histórico y artístico que ofrecen información clave para explicar los viajes colombinos, la relación de Cristóbal Colón con los Reyes, los privilegios, los pleitos y su caída en desgracia. Varela indica que tuvo que dar cuentas de su gobierno como virrey ante un pesquisidor de la Corona y fue despojado del título de gobernador general de las Indias Occidentales. «Es un hombre que llora porque ha perdido sus privilegios» y, años después, a la hora de pedir dinero a un banquero despliega la retahíla de nombramientos, aunque ya no estuvieran vigentes.
El visitante también puede ver el último documento que escribió Colón, su testamento, antes de morir en Valladolid el 20 de mayo de 1506. Se trata de una copia que custodia el Archivo de Indias, pero es el texto definitivo, entonces era común escribir las últimas voluntades antes de embarcarse o salir de viaje. El almirante era «cuidadoso con sus papeles«, según la comisaria, y se llevó una copia de la bula papal que dividía las Indias entre España y Portugal, «el BOE de la época», por si tenía que esgrimirla ante una expedición lusa.
Chocolate y blasones
La exposición está dividida en cinco salas, la primera sirve de introducción, otro espacio analiza la relación de los nobles de la Casa de Alba con las Américas, por ejemplo, el VII conde de Lemos presidió el Consejo de Indias, que fiscalizaba la actuación de los virreyes. Como curiosidad, se puede ver una mancerina, una invención del II marqués de Mancera para beber chocolate sin quemarse ni mancharse, una especie de pequeña bandeja en la que se insertaba una jícara de porcelana china, según relata el comisario de la exposición, Álvaro Romero.
Una hermosa sala se dedica al nobiliario de Indias: medio centenar de escudos de armas entregados a ciudades de nueva creación como la Cédula real a la ciudad de los Reyes, el documento que distingue a Lima. También el Privilegio y el primer escudo concedidos a Colón por parte de los Reyes Católicos, los blasones de los conquistadores y de los nobles indígenas, cuyo rango fue reconocido por la Corona como se ve en el escudo de Moctezuma.
El comisario de la muestra indica que las cartas de Colón llegan a la Casa de Alba a finales del XVII por el matrimonio de Catalina Ventura Colón de Portugal (descendiente de una nieta del almirante) con Jacobo Fitz-James Stuart, II duque de Berwick, II duque de Liria y antepasado del duque actual. Los documentos no estaban archivados y la auténtica descubridora fue la duquesa Rosario Falcó, principal promotora de iniciativas culturales durante el IV centenario del descubrimiento en 1892.
La duquesa era una entusiasta americanista y revisando unos papeles «administrativos para tirar» encontró las cartas de Colón, las estudió y las publicó, un trabajo meritorio con el que intentó entrar en la Real Academia de la Historia, pero no consiguió los apoyos necesarios por su condición femenina.
Los manuscritos del almirante no son los únicos testimonios directos de la conquista que atesora la Casa de Alba, en una vitrina se puede ver la provisión real a Francisco Pizarro en la que declara legítima a su hija con la princesa inca Quispe Sisa, Francisca Pizarro Yupanqui, la primera noble mestiza.
‘La primera mestiza’ novela la vida y aventuras de la hija de Francisco PizarroCRISTINA PÉREZ
La Fundación Casa de Alba, está presidida por el XIX Duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, con apoyo de sus dos hijos como patronos, Fernando, Duque de Huéscar y Carlos, Conde de Osorno. La Fundación fue creada en 1973 por los XVIII Duques de Alba, Luis y Cayetana, que iniciaron la labor de conservación y difusión de las colecciones histórico-artísticas. La exposición sobre las cartas de Colón puede verse desde este viernes hasta el 16 de febrero de 2025.
Cartas de Colón. América en la Casa de Alba
Los comisarios de la exposición son Consuelo Varela Bueno y Álvaro Romero Sánchez-Arjona
Fechas: Del 20 de septiembre al 16 de febrero de 2025
Lugar: Sala de exposiciones temporales del Palacio de Liria (Calle de la Princesa, 20, Madrid)
Horario: De lunes a domingo de 10 a 13:30h. y de 16 a 18:45h.
Entrada a la exposición temporal: 8 euros, combinada con el palacio, 19 euros.