Los grupos políticos se mueven, ex colaboradores de Manuel Bartlett orígenes comunes, caminos distantes y el mismo objetivo. Eduardo Rivera Pérez ¿afianza liderazgo?

Por Jesús Manuel Hernández

Los últimos acontecimientos noticiosos de la aldea revelan el cruce de caminos con orígenes diferentes pero con un destino común: la sucesión local en 2024.

Una declaración no gratuita del diputado Jorge Estefan Chidiac abrió la escena en favor del grupo de priistas “aspiracionistas”, dirían por ahí, en busca de dejar ver que también ellos tienen con qué competir.

Estefan soltó nombres, incluyéndose él mismo para gobernar la ciudad en medio del crecimiento del grupo político de su exjefe.

Pocos quizá recuerden las raíces del exitoso legislador. Su debut en Puebla no fue en la política, sino en la banca privada, en Somex, donde autorizaba créditos a empresarios locales cuando su padre, político oaxaqueño, amigo del candidato a gobernador Manuel Bartlett, intercedió para que Jorgito, no llegaba a los 30 años, fuera convocado a la función pública.

Bartlett Díaz le designó Contralor pese a no tener la edad suficiente para desempeñar el cargo. Un problemilla en Somex le obligó a ausentarse de la escena mientras se solventaba su nula responsabilidad en un tema interno del banco, y así regresó y se convirtió en el funcionario más joven y con mayor proyección del momento, una especie de Rafael Moreno Valle para Melquíades Morales.

Pero los caminos de Estefan y Bartlett se fueron dirigiendo a destinos diferentes cuando el PRI sometió a revisión los temas de las Reformas Energéticas y el deseo de Manuel Bartlett se encaminaba a la sucesión presidencial.

Entonces tomaron rumbos contrarios, Estefan privilegió sus relaciones con el grupo de Arsenio Farell Cubillas y los hoy llamados neoliberales, mientras Bartlett siguió su camino en busca de sus raíces.

De aquella misma época cobran fama otros personajes, Blanca Alcalá, herencia de Piña Olaya, Ignacio Mier y Alejandro Armenta Mier. Dos siguen en el PRI, los otros cambiaron de partido, sumaron al triunfo de AMLO y hoy están en escenarios de competencia.

Cuando Estefan habla del activo para competir, menciona a Blanca Alcalá como opción para el Estado, a Lucero Saldaña, la única priista que en su momento, 2005, dio la cara por Lydia Cacho al ser detenida en el sexenio de Mario Marín; a Lázaro Cuauhtémoc Jiménez Aquino, hoy diputado, líder de las Juventudes del PRI en Puebla en tiempos de Mario Marín como Presidente Municipal y uno de los operadores estrellas de Javier López Zavala ¿se acuerdan?

Como en botica, el PRI tiene de todo.

La declaración de Estefan no fue gratuita, sin duda responde a este juego de sombras que intenta mantener viva la relación con el PAN, sobre todo después de la aparente o descarada “traición” en el Congreso cuando el tema del DAP, un asunto que los cabilderos de Eduardo Rivera Pérez tenían planchado pero horas antes de la votación dos llamadas cambiaron el destino. Una originada en Bucareli, la otra en Aguayo, el mensaje fue claro y puso en juego los “acuerdos”.

Dicho de otra forma, a Eduardo Rivera lo dejaron colgado con el Derecho de Alumbrado Público.

Por eso resultó interesante la aparición de Blanca Alcalá en un acto de otorgamiento de nombramientos de contralores ciudadanos en la capital, donde Alcalá “avaló” con su presencia un acto de trascendencia política.

Las interpretaciones son libres, ¿qué mensaje envían los emisores, la alianza sigue viva, van juntos al 24?

¿Están generando nuevos acuerdos?

¿Reconocen que Rivera Pérez tiene el liderazgo?

¿Estará cocinándose un grupo político que se reparta la candidatura a la gubernatura y a la capital del Estado?

Un asunto curioso donde no deja de ser atractivo el análisis un tanto ecuménico de raíces diferentes y objetivos comunes.

O por lo menos, así me lo parece.

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