Por Jesús Manuel Hernández

Varios hechos definieron el final del año en el mundo político de Puebla, algunos de ellos marcan el destino de este que recién inicia y estará salpicado seguramente de enfrentamientos y definiciones derivados de los hechos nacionales.

Aparentemente sin motivo el ambiente político aldeano se calentó en los últimos días del 2021 por un tema que el propio gobernador trató de controlar o de deslindarse de él, según se le quiera ver. El cobro del DAP, ese recurso escondido en los recibos de CFE, derivado del antiguo llamado “6.5%” en las épocas de Miguel Quirós Pérez para hacer frente al pago del alumbrado público.

Algo sucedió en el Congreso del Estado, o más bien, los poblanos y los políticos del municipio sintieron quién realmente manda al interior del Poder Legislativo, convertido en una especie de “vaso comunicante” para “emparejar” el poder de los grupos; en el pasado fue el legislador Gabriel Biestro Medinilla el vehículo para mostrar el poder de Casa Aguayo.

Hoy ese cargo pareciera estar del lado de Jorge Estefan Chidiac avalado por algunos panistas y prácticamente todos los morenistas.

El revés al cabildeo de Eduardo Rivera Pérez para conseguir se incluyera a la Capital del Estado en la ley que permita el cobro del Derecho de Alumbrado Público (DAP), terminó con la fiesta de la celebración derivada de la recuperación del poder al interior del PAN contra los intereses de Genoveva Huerta.

Para los entendidos la mano del gobernador Barbosa se hizo presente y marcó una premisa para el futuro inmediato, como sucedió con otros manotazos al interior de MORENA y sus aspirantes a sucederle en el cargo.

El principio de no compartir el poder vuelve a rodear a Lalo Rivera, quien ya enfrentó en el pasado adversidades con el gobernador Moreno Valle.

La alianza surgida entre PAN, PRI y PRD, parece que solo fue para ganar posiciones en municipios y diputaciones, pero no están dispuestos todos los actores a formar parte de un proyecto común para el 2024 con Rivera Pérez como cabeza.

Eso hace pensar que las siguientes operaciones políticas del Presidente Municipal habrán de ser valoradas y consensuadas en Casa Aguayo.

Y, por si fuera poco, Rivera Pérez tendrá que tramitar ante la CFE la opción de un trato especial para no “apagar la ciudad”, y surge entonces la pregunta de si Manuel Bartlett seguirá teniendo facturas guardadas de cuando fue gobernador de Puebla y fue enfrentado por el panismo que hoy está de vuelta en la aldea.

O por lo menos, así me lo parece.

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