Por Humberto Aguilar Coronado*

En días pasados se dio a conocer que el partido Fuerza X México había hecho un “fichaje” de lujo en la persona del obispo emérito en retiro Onésimo Cepeda, por haber cumplido la edad máxima estipulada para la jubilación obligatoria, para contender por una diputación local por el distrito electoral con cabecera en Ecatepec.

En su declaración inicial, el fichado declaró que, en caso de ser candidato, no haría campaña electoral, a la vez que el dirigente nacional de ese partido afirmó que primero debían hacer un análisis legal sobre si podía o no contender por un cargo público.

La sola mención de la posibilidad de que un ministro de culto, y en especial, de que el conocido como el obispo de las élites, Onésimo Cepeda pudiera asumir, primero una candidatura y en caso de ganar, una responsabilidad legislativa, despertó el morbo del circulo político.

Desde hace muchos años, la cercanía del obispo con personajes de la vida política del estado de México y de la vida política nacional, dio mucho de que hablar por sus constantes apariciones en actos públicos y privados, como tomas de protesta de gobernadores y alcaldes, bodas y bautizos, así como sus constantes apariciones en los campos de golf más importantes y lujosos del país o las acusaciones sobre diferentes asuntos.

Era claro que no era posible considerar que esa candidatura fuera a prosperar, por el simple hecho de que nuestra constitución señala que, para ser candidato, uno de los requisitos es no ser ministro de algún culto religioso, además de que la ley de asociaciones religiosas y culto público señala que: “los ciudadanos mexicanos que ejerzan el ministerio de cualquier culto religioso no podrán ser votados para puestos de elección popular.

Esto le debieron saber los dirigentes del partido antes de presentar al obispo como posible candidato, sin embargo, parece ser un audaz golpe mediático que vino acompañada de una declaración fuerte del obispo sobre sus razones para buscar ser nominado: “porque quiero un México mejor, porque no quiero cobrar, y porque ya estoy harto de tanto pendejo, México merece algo mejor”.

Al final de la historia, la candidatura no prosperó porque además de lo señalado por las leyes civiles, el derecho canónigo señala que tendría que renunciar a su ministerio y el mismo obispo declaró que jamás lo abandonaría.

Aquí es importante hacer una reflexión y preguntarnos, que es lo mejor que pueden presentar los partidos políticos para las candidaturas a los diferentes cargos de elección popular, ex deportistas famosos; actrices y artistas encumbrados; cantantes populares o payasos.

*Es politólogo y Maestro en Negociación por la Universidad Carlos III de Madrid, España

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