Por Humberto Aguilar Coronado

En el largo, triste y penoso camino que los mexicanos hemos seguido desde los primeros meses del 2020 por la aparición de la pandemia del COVID-19, hay una decisión negligente por parte de la autoridad sanitaria que seguramente costó muchas vidas, al no enfrentar con medidas serias el alarmante caso para evitar los contagios.

Y como no, si desde el principio el Presidente afirmó que la pandemia, a los mexicanos, “nos iba a hacer lo que el viento a Juárez”, pero se equivocó rotundamente, como se ha equivocado al momento de tomar las decisiones de Estado.

Fue hasta agosto del año pasado, es decir, casi 6 meses después de haber conocido de los primeros casos de contagio y muertes, que en nuestro país se empezó a hablar de la vacuna contra el virus.

En ese entonces, fue el Presidente de Argentina, Alberto Fernández quien anunció que el empresario más rico de México, Carlos Slim, a través de su Fundación, firmó un acuerdo con el laboratorio AstraZeneca para que se lograra la producción de 250 millones de dosis.

Cuatro meses después, en los últimos día de diciembre, arribaron a nuestro país las primeras dosis adquiridas por el gobierno mexicano al laboratorio Pfizer-Biotech.

Se dice que se adquirieron 34.4 millones de vacunas con ese laboratorio, pero solo llegaron en esa ocasión, 42 mil 900 dosis que serían suministradas al personal médico, enfermeras, enfermeros y camilleros que enfrentan en primera línea la pandemia, y por supuesto, a los contagiados.

Han seguido llegando dosis importantes de vacunas, pero ha comenzado la danza de cifras en el número de vacunas adquiridas; en el personal al que se le ha aplicado la vacuna; en los privilegios para algunos funcionarios en la vacunación; en los laboratorios y los países de los cuales van a llegar las vacunas; en el ocultamiento de los contratos por los cuales se adquirieron dichas vacunas con los laboratorios Pfizer-Biotech, AstraZeneca-Oxford y CanSino, clasificándolos como “confidenciales” por la Secretaría de Relaciones Exteriores, y hasta la aceptación de la supuesta reducción de entrega de dosis por una petición de la ONU para apoyar a los países más pobres.

Por cierto, existe la gran duda si realmente se compraron las vacunas por nuestro país, o solamente México aplicó ante la OMS para acceder al mecanismo de asignación de vacunas para economías emergentes, del que se afirma, fue rechazado.

Hay quien afirma que las vacunas que han llegado a nuestro país, son una muestra del compromiso de Donald Trump con el Presidente López Obrador, por lo que se le regalaron algunas vacunas a nuestro país, al no haber una compra ni contrato real.

Y mientras todo eso pasa, se siguen planteando dudas con respecto a la capacidad de refrigerar y trasladar, a temperaturas árticas, las propias vacunas.

El plan de vacunación ya empezó, y consta de 5 etapas. Esperamos que haya las vacunas suficientes en nuestro país para poder hacerle frente al reto que implica la vacunación masiva y se dejen de lado favoritismos en su aplicación.

No hay que olvidar que se comprometieron a vacunar para marzo a 15 millones de adultos mayores. Esperemos que para ese entonces, hayan llegado a nuestro país ese número de vacunas.

*Es Licenciado en Ciencia Política y Maestro en Negociación por la Universidad Carlos III de Madrid, España. 

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