Por Dr. Carlos Figueroa Ibarra

 individuos capaces de cometer crímenes deleznables como los que se le achacan al hoy candidato de  Morena a la gubernatura de Guerrero. Como Secretario Nacional de Derechos Humanos he recibido denuncias de actos cometidos por militantes del partido y que fungen como servidores públicos que tienen que ver con violaciones  hechas con ayuda de drogas. Desgraciadamente estas denuncias ya no siguen su curso, porque las víctimas, generalmente mujeres, son presas del pánico que provoca la impunidad con que tales oprobiosos actos se cometen en México y en todas partes del mundo. Prefieren guardar silencio y tratar de olvidar en lugar de afrontar un escándalo de imprevisibles consecuencias.

Habiendo presenciado la impunidad que provoca el temor a figuras empoderadas, también puedo agregar que mi paso por la política también me ha hecho presenciar fabricación de calumnias que tienen propósitos políticos y electorales. Por ello, en relación al caso de Félix Salgado Macedonio es necesario exigir que no haya impunidad pero tampoco linchamiento. El senador con licencia está bien posicionado en las encuestas y  no sería raro un señalamiento ignominioso con el propósito de sacarlo de la contienda. En el tinglado  operativo contra Salgado Macedonio ha aparecido el ex Fiscal de la entidad, Xavier Olea Peláez, quien sin ambages ha confesado que a petición del gobernador Héctor Astudillo engavetó el expediente que contenía las graves acusaciones ya mencionadas. Olea de manera injustificable ha justificado su anómala conducta  diciendo que quien manda en la entidad es Astudillo. ¿Quién saldría beneficiado con  un escándalo que abatiera el posicionamiento de Morena en Guerrero? Todo parece indicar que sería el PRI, hoy una lejana segunda fuerza en la entidad. El PRI  ya ha designado a Mario Moreno Arcos como su candidato. Informaciones periodísticas  le imputan a Moreno, quien fue  alcalde de Chilpancingo,  relaciones con el narcotráfico.

Hablando con franqueza, a quien yo veía como candidato de Morena a la gubernatura  en Guerrero, era a Pablo Amílcar Sandoval. Acaso sea esto porque lo traté personalmente en ocasión de una gira que hicimos por los pueblos de la montaña de Guerrero haciendo solidaridad con  la entonces prisionera política Nestora Salgado. También me simpatiza Pablo porque proviene de una tradición  familiar de lucha que comprende a su abuelo Don Pablo Sandoval  Cruz un gran luchador social y a su padre, Pablo Sandoval Ramírez un esforzado y ejemplar dirigente comunista. También tuve relación con su extinto tío, el inolvidable y solidario Cuauhtémoc Sandoval. En la contienda interna por la gubernatura, también participó una mujer, Adela Román Ocampo, presidenta municipal de Acapulco. No la conozco, pero los informes que tengo de ella también la credencializan como una buena candidata a la gubernatura.

En suma, ante acusaciones  tan graves como las que se le han hecho a Félix Salgado Macedonio, el propio senador con licencia está obligado a ser asertivo, no guardar silencio,  con respecto a su inocencia. Morena no puede pecar de omisión o negligencia y contentarse con la explicación de que se trata de “propaganda negra en tiempos electorales”. Se trata pues. de mantener el delicado equilibrio entre el combate a la impunidad y estar en guardia contra el linchamiento.

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