XAVIER COLAS / Moscú / EL MUNDO

Transgresor, feo, bondadoso, cosmopolita y tal vez bisexual. Cincuenta años después de su muerte siguen saliendo a la luz más datos de Igor Stravinski, uno de los músicos más importantes y trascendentes del siglo XX. Fue autor de ballets clásicos, pero atrevidos e innovadores. Pequeñas revoluciones que reinventaron el género. También fue pianista, director y escritor.

Vivió trasgrediendo. Y huyendo: de la revolución rusa primero y de la Segunda Guerra Mundial después. No quiso ser el músico del mañana, como algunos lo catalogaron: “Es algo absurdo. No vivo en el pasado ni en el futuro. Estoy en el presente”.

Stravinski nació el 17 de junio de 1882 en Oranienbaum (hoy Lomonosov), Rusia. Su padre era cantante de ópera y, aunque inicialmente escogió derecho, acabó centrado en componer y fue alumno de Nikolai Rimski-Korsakov. Consiguió impresionar a Serguei Diaguilev, que impulsaría su carrera encargándole diversos trabajos y hasta un ballet completo: El pájaro de fuego, que además de darle fama le sirvió para salir de Rusia por primera vez para ir a París. Allí compuso Petrushka (1911) y finalmente la transgresora La consagración de la primavera, que ocasionó un sonado escándalo en su estreno de 1913: hubo peleas a puñetazos entre el público y la policía tuvo que vigilar el segundo acto. Y todo por las disonancias de la partitura y la sorprendente coreografía. Entre el público estaba una impresionada Coco Chanel. Se encontrarían siete años más tarde y sería el punto de partida de una intensa relación entre la diseñadora y el compositor.

EL SEDUCTOR

Bajito, feo y poco fotogénico, Stravinski fue a pesar de todo un conquistador. Estuvo casado 33 años con su prima Ekaterina Nosenko. Pero el auténtico amor lo encontró en su segunda esposa, Vera de Bosset, aunque durante los primeros años fue una relación complicada.

Transcurría la primera parte de la década de los años 20. Ella estaba casada con el pintor Serguei Sudeikin, así que sólo era posible el sexo a escondidas. Al final Vera dejó a su marido, pero Stravinski seguiría casado con su mujer hasta que esta murió en 1939. Así que durante más de una década el compositor estuvo con las dos mujeres. Ambas estaban al tanto de la existencia de la otra y lo aceptaron como inevitable.

A pesar del poliamor en el que derivó su vida sentimental, Stravinski fue siempre un hombre muy centrado en su familia y en la crianza de sus hijos. También le encantaba la vida social, y tenía la fastidiosa costumbre de no dejar pasar un encuentro sin golpear el vaso con un cubierto para lanzar brindis interminables, una costumbre muy común en Rusia y otros países.

Stravinski y Vera se casaron finalmente en Nueva York, dejando atrás el caos de la Segunda Guerra Mundial. Allí también alcanzó popularidad. Una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, en Hollywood Boulevard, recuerda al ruso cosmopolita, que murió en Nueva York el 6 de abril de 1971 a la edad de 88 años, aunque está enterrado en Venecia, cerca de Diaguilev, su gran apoyo profesional.

PASIÓN DE COCO CHANEL

Aunque los herederos de Stravinski niegan el romance entre ambos, Chanel dio detalles a su biógrafo. Hasta se rodó en 2009 la película Coco Chanel&Igor Stravinsky. Chanel invitó a Stravinski (que había viajado a Francia huyendo de la Revolución rusa) a vivir en su villa en las afueras de París. Pronto comienzan un affaire, del cual se dio cuenta la pareja del compositor. Según la película, fue Coco Chanel la que puso fin a una relación que la inspiró en todos los sentidos.

Stravinski también cabalgaba una nueva ola de creatividad mientras Chanel presentó su propia creación revolucionaria, el perfume Chanel No. 5 con su perfumero, Ernest Beaux. Ambos creadores se retroalimentaban.

Coco Chanel, en su apartamento de París.
Coco Chanel, en su apartamento de París.Cecil Beaton/Condé NastGetty Images

Chris Greenhalgh, en su libro sobre la pareja (Coco Chanel&Igor Stravinsky, Penguin Random House, 2009) cuenta cómo su amor amenazaba con superar el trabajo, la familia y su propia vida: “Su historia de amor inspiró su arte. Su arte definió una era”. De hecho la ruptura impulsó al artista a los momentos más conmovedores en sus nuevas composiciones.

BISEXUAL ¿Y QUÉ?

Precisamente durante su estancia en París el artista frecuentó círculos homosexuales, aunque al parecer no paraba de presumir de su éxito con las mujeres. Uno de los que pusieron el asunto sobre la mesa fue el escritor y músico Robert Craft a través de un artículo en The TimesLiterary Supplement. Craft fue el confidente y colaborador literario de Stravinski en las últimas décadas de su vida, y es el autor del revelador ensayo Stravinsky: Discoveries and Memories, en el que ya apuntó que “Stravinski estaba exclusivamente en una fase ambisexual mientras escribía Petrushka y otras obras”.

Los especialistas han dado bastante relevancia a la posible homosexualidad de Stravinsky. Podría ser una de las razones de la intensa antipatía de Stravinsky hacia Nijinsky, el coreógrafo de alguna de sus obras y a la vez amante de toda la vida de Diaguilev. Pero no hay demasiadas evidencias documentales, más allá de algunas cartas cruzadas con amigos y colegas en las que se despiden con “besos y abrazos”. “El tono y el contenido se parece en cambio al tipo de amistades masculinas cercanas pero platónicas que Stravinski tuvo a lo largo de su vida, incluso con Craft”, ha escrito Zachary Woolfe, crítico musical de The New York Times.Más en El MundoLa endogamia jesuita y pilarista ‘pepera’ de Madrid en tiempos de conseguir plaza en los colegiosRainiero de Mónaco, Ira de Fürstenberg y la boda que nunca fue

En el libro de Craft se asegura que envió al compositor Maurice Delage una foto suya desnudo y con una erección, pero no hay prueba documental de ello.

El propio Robert Craft apuntó en 1982 que Stravinski fue un monárquico convencido a lo largo de su vida. Lo cierto es que odiaba a los bolcheviques hasta incluso acercarse al fascismo. En 1930 dijo: “No creo que nadie venere a Mussolini más que yo. Es el salvador de Italia y esperemos que de Europa”. Tuvo una audiencia privada con Mussolini y le dijo que “se sentía fascista”. La URSS le pareció un “monstruo”. La interpretación de su música estuvo prohibida en su país desde el año 1933 hasta 1962. Una año después de la muerte del genio, en 1972, la ministra soviética de Cultura, Ekaterina Fúrtseva, ordenó a los músicos soviéticos “estudiar y admirar” la música de Stravinski.

Fuente: https://www.elmundo.es/loc/celebrities/2021/04/06/606af0e9fc6c83df2c8b45ec.html

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