Por Fernando Manzanilla Prieto

Ya está en puerta la celebración del Día Mundial de la Salud el próximo 7 de abril. Una fecha que fue instituida en el marco de la conmemoración de la fundación de la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) y que este año nos recuerda la importancia de tomar medidas urgentes para mantener la salud de las personas y del planeta, así como incentivar un cambio para que las sociedades se preocupen del bienestar.

En ocasiones anteriores, dentro de este mismo espacio, he tocado el tema del bienestar integral, aquella condición que nos permite estar y sentirnos bien a través del cuidado de los diferentes ámbitos de la persona, como son el físico, mental, emocional y espiritual.

Queda claro que es importante trabajar en todos estos aspectos, ante lo cual puede surgir la duda sobre cómo podemos empezar a materializar este bienestar. Desde mi perspectiva un aspecto vital es el cuidado de la propia salud física y muy en concreto apostarle a la prevención de las enfermedades.

De manera consciente sabemos que la salud es uno de los temas más importantes de la vida, sin embargo en la práctica, muchas personas no se ocupan de ella hasta que no se presenta un malestar, o como dice el dicho: “Después del niño ahogado, tapan el pozo”.

Como ejemplo de lo anterior, es muy desafortunado que en nuestro país, desde hace varios años, la mayoría de las causas de muerte sean las enfermedades prevenibles, con la salvedad que después de la llegada de la pandemia las defunciones por covid-19 se colocaron en el primer sitio. 

Sin embargo, tan sólo en 2021, afectaciones prevenibles como las enfermedades del corazón fueron la segunda causa de muerte en México, tan solo después de las causadas por el virus y seguidas de las provocadas por la diabetes mellitus, tanto en hombres como para mujeres.

De acuerdo a las cifras oficiales, las enfermedades cardiovasculares, provocaron en 2020 más de 218 mil 885 decesos. De ese total, el 76.3% se debieron a enfermedades isquémicas del corazón, es decir a la reducción del flujo sanguíneo al corazón por bloqueo parcial o total de las arterias por la acumulación de grasa.

La propia Organización Panamericana de la Salud (OPS) informa que el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular (ECV) aumenta por una alimentación poco saludable, la cual se caracteriza por un bajo consumo de frutas y verduras y un consumo elevado de sal, azúcares y grasas. Esto contribuye a la obesidad y el sobrepeso, los cuales a su vez son factores de riesgo para las ECV.

Aunado a ello, las personas que no hacen actividad física suficiente tienen entre un 20% y un 30% más de probabilidades de morir prematuramente que aquellas que hacen actividad física suficiente. Por tanto, la inactividad física es un factor de riesgo clave para la aparición de las ECV, cáncer y diabetes. Asimismo. se estima que la exposición a productos derivados del tabaco es la responsable del 10% de todas las muertes ocasionadas por ECV.

Además de todos los estragos en el organismo, la falta de atención en el cuidado de la salud, afecta el ámbito económico y productivo. Se calcula que en México las enfermedades cardíacas tiene un costo total de 6.1 mil millones de dólares y ocupan el 4% de todo el gasto en salud.

Sobre los pacientes con diabetes, el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO) calcula que los costos sociales hacienden a más de 85 mil millones de pesos al año. De esta cifra, 73% corresponde a gastos por tratamiento médico, 15% a pérdidas de ingreso por ausentismo laboral y 12% a pérdidas de ingreso por mortalidad prematura.

No echemos en saco roto esta información, mejor apostemos a la salud desde la prevención de estas enfermedades a través de tres ejes prioritarios: comer bien, moverse más y cuidar los pensamientos.

Para ello, procuremos comer alimentos altos en fibra y bajos en colesterol como son las verduras y las frutas, en general cuidar una adecuada nutrición. También hagamos actividad física de forma regular y por supuesto cuidemos las emociones para evitar situaciones de estrés, dentro de lo cual resultará ideal explorar nuestra propia espiritualidad. Asimismo, no sacrifiquemos las horas de descanso, como es dormir las horas suficientes, ya que un adecuado sueño permite al cuerpo renovarse y reponerse.

No menospreciemos que el bienestar integral empieza por la salud y su cuidado está en nuestras manos.

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