Por Jesús Manuel Hernández

Pueden ser coincidencias, o parte de un entramado de hechos que tienen como común denominador dejar mal parado al Gobierno de México no sólo frente a los ciudadanos, también frente al mundo.

Desde 1994, cuando el levantamiento del EZLN no se habían vivido “coincidencias” similares donde las instituciones mexicanas fueran vulneradas, especialmente en cuanto al suministro de energía eléctrica.

En los últimos tres días del año pasado y los primeros de 2021 se han sucedido algunos hechos curiosamente “sincronizados” en el escenario político y de la seguridad nacional.

El 28 de diciembre, como regalo del Día de los Inocentes unos 10 millones de mexicanos se quedaron sin energía eléctrica al presentarse un repentino apagón que afectó instalaciones vitales de CFE y dejando como resabio un boletín de información manipulada que comprometía a la institución. Días después serían involucradas verbalmente las empresas extranjeras, afectadas en este gobierno, como las responsables de los hechos, sin que acudieran pruebas en la denuncia verbal.

Tres días después, para cerrar el año, se registró un incendio en un oleogasoducto de Dos Bocas, uno de los proyectos más discutidos por los críticos al régimen.

Dos días después y ante la expectativa esperanzadora de la llegada de las vacunas contra el Covid-19 a tierras mexicanas, la Interpol envió una “alerta global” a 194 países para prevenir del ataque que el Cartel Jalisco Nueva Generación podría estar preparando para robar o secuestrar transportes y vacunas de covid.

La alerta precisó que el crimen organizado había encontrado en las vacunas un objetivo internacional y en el caso de México muy específico.

El 8 de enero se registró un fuerte incendio en el Centro de Control del Metro en la Ciudad de México, un punto altamente vulnerable para el desempeño de las operaciones del transporte colectivo más importante del país.

Pueden ser casualidades, pueden ser solo coincidencias, que en medio de la pandemia, de la crisis desatada por la aparición del subsecretario López Gatell en playas mexicanas evidenciando el rompimiento del protocolo, minan las bases de éxito del gobierno.

¿Quién podría tener la capacidad de generar estas coincidencias cuyo común denominador es hacer ver mal al Estado?

Y además la lentitud en la distribución de las vacunas, colapso de instituciones sanitarias, quejas del personal sindicalizado público y de personal de hospitales privados, sumados a la incertidumbre de la economía, constituyen una serie de hechos que aislados pudieran ser tomados en frío, pero juntos, en pocos días, hacen pensar a los analistas si se trata de la sincronización gratuita o deliberada de los hechos.

O por lo menos, así me lo parece.

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