Por Jesús Manuel Hernández

En el ámbito nacional el Presidente López Obrador no suelta las riendas, a pasos firmes va manejando la sucesión presidencial, su sucesión, un asunto que en el viejo regimen se consideraba un tema sólo para iniciados marcado por fintas y declaraciones, que protegían al “tapado”. Ahora se “destapan” en Palacio Nacional, en público.

Y en el ambito aldeano, local, el Gobernador Barbosa Huerta no quiere ser menos en esta moda de la 4T; al inicio de la semana en su ya tradicional conferencia soltó casí sin pregunta sembrada -¿o sí?- los nombres de Alejandro Armenta Mier y de Ignacio Mier Velazco como dos de los posibles candidatos de Morena a sucederle en el cargo, que según sus propias palabras desea siga quedando en el lado de la izquierda.

Y les dijo, palabras o menos: “no pueden ocultar de dónde vienen” y de Armenta recordó su militancia priista y su paso por el gobierno de Mario Marín; de Mier su relación con Enrique Doger.

Luego abundó: “las candidaturas se construyen a ras de tierra, no en reuniones por la zona de La Vista”, aduciendo seguramente algunas reuniones o vecindades en aquél fraccionamiento, donde por cierto viven Tony Gali y Olivia Salomón miembro del gabinete barbosista.

Antes había advertido a ambos: “limpien sus expedientes” a manera de escondida bola ensalibada bajo el rubro de “tengo información de ustedes, sé lo qué hacen”.

Finalmente se quejó de los dos, Armenta y Mier, pues “no han traido recursos”, quizá añorando aquella gestión como Senador de la República en el morenovallismo.

El caso es que el gobernador Barbosa dejó entrever que la designación del candidato, o candidata, tendrá que pasar por su aduana.

Mientras tanto, los grupos se mueven. Los seguidores de Armenta ven en él a favor la cercanía con Ricardo Monreal a quien por cierto Barbosa no ve del todo mal; sus enemigos lo ven como producto de los viejos grupos priistas, sin arraigo en la 4T; desde gayola se le ve como un político formado, cercano a la gente y metido a recorrer los distritos en todo el territorio estatal.

A Ignacio Mier sus seguidores lo ven como el político poblano más cercano al Presidente López Obrador, prueba de ello su repetición como coordinador de la bancada de Morena en la actual legislatura; sus enemigos lo ven cercano a los priistas que no son muy bien vistos por la 4T y le reclaman su ausencia en el interior del Estado.

Curiosamente ambos, Armenta y Mier, tienen un común denominador, fueron producto del sexenio de Manuel Bartlett.

Frente a ellos pocos aspirantes aparecen. El PRI no tiene candidato visible, algunos apuntan a Jorge Estefan Chidiac, a quien sus seguidores identifican como un excelente operador y sus enemigos como excelente negociador que se queda con una parte de las ganancias.

Por Acción Nacional tampoco hay definición. Los seguidores de Eduardo Rivera Pérez lo ven como la punta de lanza del panismo tradicional para el 24; sus enemigos en cambio lo ven ante una aduana muy difícil respecto a su relación con el gobernador Barbosa. Sus amigos le dicen que se vaya con cuidado, sus enemigos lo promueven en medios como el fuerte para el 24, poco favor le hacen.

Otro aspirante que empieza a dar señales es el diputado federal Humberto Aguilar Coronado, a quien se le ve más en el interior del Estado, ahora, que en su distrito en plena campaña. Aguilar tiene seguidores, sin duda, lo ven como un hombre de equilibro ante el escenario de radicalismos del partido y con experiencia legislativa; sus enemigos lo ven como el candidato ideal del gobernador, aunque no sea de izquierda.

El caso es que las decisiones para el 24 están afinándose, los grupos están trabajando, los seguidores se van decantando y la opinión del gobernador quiere hacerse notar y marcar la pauta del quién, cómo y porqué, será su sucesor.

Sólo una duda invadie a los de gayola, ojalá las decisiones no se alimenten en el resentimiento.

O por lo menos, así me lo parece.

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