El tenor italiano publica su nuevo disco, «Believe», en el que cuenta con la colaboración de Cecilia Bartoli y Alison Krauss

JULIO BRAVO/ ABC

Las tres virtudes teologales -fe, esperanza y caridad- son el corazón del nuevo trabajo discográfico del italiano Andrea Bocelli, «Believe» (Universal), un disco que rezuma espiritualidad y que es consecuencia directa, como no podía ser de otro modo, de la situación creada en el mundo por la pandemia. El cantante ofreció a mediados de abril un concierto emitido por «streaming», que fue visto en directo por 2,8 millones de espectadores; durante las primeras veinticuatro horas, el vídeo recibió de 28 millones de reproducciones. Fue, de alguna manera, el germen de este trabajo.

Da la sensación de que, aunque todos lo son, éste es un disco muy especial para usted. ¿Es así?

Lo ha sido desde el principio: después de algunos proyectos con canciones estaban más dirigidas hacia la dimensión sensual y pasional, este año sentí la necesidad de hacer un disco orientado enteramente a la espiritualidad. En marzo, en medio del primer confinamiento, escribí la música de una oración, un «Ave María», que luego incluí en el disco. Esa fue la chispa. Poco a poco, la idea de hacer mi aportación a este momento histórico se fue aclarando, y quise grabar un disco que fuera una referencia a las razones del alma. Y así nació «Believe», que abarca siglos y géneros, que incluye páginas de famosos compositores del pasado y del presente, así como canciones, algunas inéditas, y páginas que no son precisamente sagradas pero están impregnadas de espiritualidad, desde «Hallelujah», de Leonard Cohen, hasta «I’ll Never Walk Alone»…

¿Qué papel juegan el arte y la música en estos momentos? Son más necesaria que nunca, ¿verdad?

Para mí, la buena música es siempre fuente de consuelo y riqueza interior, más aún cuando se trata de las páginas sagradas, ya que, como decía san Agustín, quien canta reza dos veces. La música es un amigo que siempre me ha acompañado, es un lenguaje universal que tiene la capacidad de llegar a la conciencia y hacer mejor a las personas. Llega al alma y, por tanto, a nuestra dimensión más profunda y verdadera. Nos ayuda a escuchar, a volvernos hacia ese cielo que guardamos dentro de nosotros. Gracias a este arte es más fácil entender que nunca estamos solos, que no estamos aquí por casualidad.

¿Le duele ver los teatros y los auditorios cerrados?

Lo siento mucho… Los teatros son lugares de pura magia. Dicen que las emociones vividas en estos maravillosos espacios de arte y cultura sedimentan, dejan huellas de sus vibraciones, construyendo poco a poco el carisma de un lugar, su singularidad, su prestigio, su aptitud para hablar a los corazones y generar encanto. Los teatros son tan importantes como las escuelas y los hospitales. Esperamos que pronto sea posible volver a abrirlos; espero que se pueda encontrar una solución para hacer posible los espectáculos en vivo garantizando al mismo tiempo la seguridad de los espectadores. La historia nos enseña que se han superado obstáculos mucho peores, a veces con sorprendente rapidez. Confieso que extraño mucho el hecho de poder encontrarme con mi público en vivo.

Este es un disco nacido de la fe. Como la música, ¿nos hace más falta que nunca?

Soy creyente, católico practicante y la fe es el eje de mi vida. Sin ella la existencia sería una tragedia anunciada. La fe es humildad y voluntad de asombro, es el impulso hacia el cielo que está por encima de nosotros, y también hacia lo que está dentro de nosotros: esa parte más profunda, misteriosa e inmortal que es el alma. No es casualidad que la fe, junto con la esperanza y la caridad, constituya la tríada de virtudes teologales: fundamentos de la acción cristiana que son también principios éticos universales. El concepto de mi nuevo álbum gira en torno a estas tres palabras. Tres palabras interconectadas, porque sin esperanza quedamos atrapados en la desesperación; sin fe, la vida es una tragedia anunciada; y sin caridad no puede haber fe ni esperanza.

¿Cuáles han sido las circunstancias de la grabación? ¿Ha sido más difícil que otras anteriores?

No, la mayoría de las grabaciones se realizaron en Praga, en presencia del coro y la orquesta dirigida por el maestro Steven Mercurio, mi colaborador y amigo de toda la vida. El resto se hizo en el estudio, pero de la forma habitual.

Tiene dos colaboraciones de lujo y muy distintas entre sí: Cecilia Bartoli y Alison Krauss. ¿Cómo ha sido trabajar con ellas?

Son dos artistas excepcionales: su contribución, dentro del álbum, es verdaderamente notable. Cecilia Bartoli y yo somos amigos desde hace muchos años. Aquí interpretamos dos canciones, una de ellas una canción inédita de Mauro Malavasi, «Pianissimo», que narra el diálogo entre dos amantes que sienten la mirada de Dios bendiciendo su unión; mientras que la otra ahora se considera un clásico, «Credo». Alison Krauss es un ícono de la música estadounidense y estoy muy contenta de haber podido hacer un dueto con ella, en un famoso himno de agradecimiento, «Amazing Grace».

Ha grabado una canción inédita de Ennio Morricone; todos le conocemos por su música para cine, pero no tanto como autor de canciones. Y son magníficas. ¿Qué tiene de especial Morricone como autor de canciones?

Su talento extraordinario y multifacético ha sido conocido y amado en todo el mundo durante varias generaciones. Algunas de sus canciones han contribuido a escribir la historia de la música pop en Italia, como «Se Telefando» que cantaba la gran Mina. Admiro ese compromiso mágico, ilustrado, entre arte puro y arte aplicado, que Morricone frecuentó en su larga vida, poniendo al servicio -sobre todo del cine- una extraordinaria sensibilidad como melodista. Tuve el honor de cantar sus canciones y encontrarme con él varias veces, y estoy muy conmovido por el privilegio de llevar al disco una de sus últimas composiciones, si no la última, que firmó unas semanas antes de dejarnos. Creo que este «himno susurrado» refleja buena parte de su poética: una pieza intensa que comienza «susurrada», como indica el título, y luego crece hasta convertirse en una invocación coral universal de gran impacto emocional.

Fuente: https://www.abc.es/cultura/musica/abci-andrea-bocelli-teatros-importantes-como-escuelas-y-hospitales-202011230135_noticia.html

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