Al presidente pueden señalarle varias carencias. Pero desde la izquierda, la derecha o el centro, la más clara omisión es no tener a alguien como él en la escena pública.

EDUARDO NAVARRETE / Forbes

Al presidente pueden señalarle varias carencias. Pero desde la izquierda, la derecha o el centro, la más clara omisión es no tener a alguien como él en la escena pública. Más allá de recordar las causas de su agenda como contendiente y colocarlas en el contexto actual, el ejercicio apunta al valor práctico que un balance así aporta a la eficiencia política de un país.

A López le urge un López. Alguien que oxigene el debate con un contrapeso democráticamente sano en cada capa de la agenda. Entre la cámara y él, pueden cambiar la Constitución, aprobar reformas y autorizar el presupuesto de egresos. Nadie le obsequió estas prerrogativas. Es útil recordar que, en realidad, la señal en torno al hartazgo en la manera de conducir el país por parte de regímenes anteriores fue contundente. Pero hasta él estaría de acuerdo que no es saludable para nadie un carro completo así. 

A López le urge un López. Alguien que despolitice las urgencias sociales históricas como la vacunación y la atención inmediata a los pequeños y medianos empresarios. Por encima del credo de una persona está la atención prioritaria, inmediata, volcada para salvar vidas y empleos.

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A López le urge un López. Alguien que dé vida a una voz crítica al interior del partido y del gabinete. El peligro de no hacerlo yace en construir una figura totémica que diste de lo que necesita y por lo que votó el pueblo de México: un líder que vincule al país y que eficientemente nutra las relaciones institucionales. Sin un ángulo plural, las decisiones corren el riesgo de ser ciegas.

A López le urge un López. Alguien que deje claro que su voz no es la única. En un régimen democráticamente moderno y progresista, el verdadero adversario es la sombra de la autoimagen. Especialmente si es considerada como la única.

A López le urge un López. Alguien que se cuestione, como la historia, apellidos tales como Salgado Macedonio o Bartlett, y que sin descalificar ni radicalizar abra el foro para debatir con empatía, el beneficio explícito de sus decisiones al país. Sin besamanos. Sin concesiones. A la altura de las circunstancias.

A López le urge un López. Alguien que muestre la importancia del impacto en la narrativa de un gobierno que tiene como función, servir a todos los ciudadanos sin distinción. No es encargo público polarizar ni fracturar. Por el contrario, una transformación legítima se cimienta solo con el consenso de los gobernados.

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A López le urge un López. Alguien que señale las prioridades del país y sensibilice al gobierno para atenderlas, comunicarlas y evaluarlas. Después de todo, ese trabajo se hace con nuestro dinero y seríamos nosotros quienes tendríamos que evaluar una gestión.

A López le urge un López. Alguien que transmita los indicadores primarios para conducir grupos de trabajo. Por poner solo un ejemplo, están las competencias de Hogan, que hablan de: sensibilidad, escucha activa, construcción de relaciones, comunicación oral, orientación al servicio, trabajo en equipo, valoración de la diversidad, innovación, resolución de problemas, construcción de equipos, entre otras características a valorar para ser contratado o al menos, evaluado.

A López le urge un López. Alguien que transmita el mensaje de la base trabajadora, independientemente de su filiación partidista. Se está gestando un cisma económico y laboral que exige seriedad, planificación y resultados. Pero de manera urgente, requiere apoyos, estímulos y soporte de quien vela por el pueblo.

A López le urge un López. Alguien que sepa que no todo puede estar “bien”. Alguien que logre dar un baño de realidad al discurso, pero en particular a las acciones. Alguien que exhiba los bots y los trolls sin importar si son virtuales o humanos. Alguien que sea claro en su mensaje y en sus respuestas como ejemplo e inspiración. Alguien que exija explicación a filias y fobias que parecen ser personales en política internacional. Alguien que no acuda siquiera a nombrar “adversarios” a quienes suman puntos de vista. Alguien a quien a pesar de no pensar como él, reconozca el valor del aporte y el reto de construir sinergias.

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Contacto:

Eduardo Navarrete se especializa en dirección editorial, Innovación y User Experience*

Twitter: @elnavarrete

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Fuente: https://www.forbes.com.mx/red-forbes-a-lopez-le-urge-un-lopez/

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