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February 17, 2019
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La comida de los Papas y la Cuaresma
Dos recetarios relacionados con la dieta de Cuaresma habían sido
releídos por el aventurero, uno de ellos le llegó en copias
fotostáticas, se trataba de un documento manuscrito de un
fraile, fray Gerónimo (con G en el original) de San Pelayo, quien
había transcrito y agregado recetas del convento "hecho en el
año de 1780 en día 17 de febrero" según se leía en la primera
página del documento.
Le fueron regaladas por un famoso investigador quien tuvo
acceso al documento original. Años más tarde el recetario fue
publicado por una institución cultural del gobierno y por suerte
se popularizó la investigación del franciscano donde se recogen
las costumbres alimenticias de los conventos en la dieta
cotidiana y un espacio dedicado a la vigilia propia de cuaresma.
El segundo libro, español, era una reproducción de los artículos
periodísticos de Manuel María Puga y Parga, mejor conocido
como "Picadillo" quien en 1913 en el diario coruñés El Noroeste
dio a conocer diversas investigaciones sobre la gastronomía de su
tierra. "Vigilia Reservada, minutas y recetas" contiene un menú
para cada día, empezando por el Miércoles de Ceniza, los Viernes
de Cuaresma, y Miércoles, Jueves, Viernes Santos y Sábado de
Gloria.
Con algún grupo de amigos alguna vez Zalacaín organizó unas
jornadas en Madrid para poner en práctica las recetas de
"Picadillo", rechoncho gastrónomo, 220 kilos llegó a pesar. El
equipo se organizó toda la cuaresma desde el Miércoles de
Ceniza con dos minutas, en la comida, sopa de navajas, bacalao a
la vizcaína, frituras de coliflor, merluza a la parmesana y compota
de peras; para la cena, grelos en ensalada, huevos encapotados,
-poco fritos, se les corta para dejarlos regulares y luego se
envuelven en una salsa de bechamel, se bañan en huevo batido y
ralladura de pan, son un manjar-, merluza frita, ensalada de
lechuga. Todo ello con los vinos convenientes.
El primer Viernes de Cuaresma las minutas habían sido, Potaje
Carmelita de garbanzos y especias, almejas con arroz, croquetas
de bacalao, salmonetes en papel a la parrilla, leche asada; y por
la noche, un poco más de potaje carmelita, tortilla de setas,
ensalada de coliflor, besugo asado y postres.
La reunión se repitió así los seis viernes pasando por percebes,
lentejas, lenguados, pescadillas, congrio, calamares, caldo
gallego y anguila; y luego el grupo se traslado a Santiago de
Compostela donde organizó los menús de de Semana Santa.
El Miércoles Santo, la vigilia los llevó a comer munchetas en
salpiquet, judías con ajos deshechos, pimentón, perejil y aceite
de oliva; sardinas con tomate, patatas con queso, vieiras en su
concha y de postre torrijas, todo un clásico. La cena consistió
en tortilla de espárragos, calamares rellenos, salmonetes fritos y
postres. El Jueves Santo, huevos fritos con tomate, ensalada de
bonito, coliflor a la parmesana, merluza asada, pudín de pan; por
la noche, hormigos, una especie de tortilla francesa a base de
miga de pan, leche y huevo, ensalada de repollo, bacalao con
leche, un plato excepcional, trozos de bacalao frito en harina,
colocados en una tartera en capas con patatas fritas y leche. El
Viernes el grupo de amigos del aventurero, en lugar de tener
total ayuno, siguió la ruta de Puga y Parga, la comida se integró
con macarrones al gratín, mejillones del Grove con arroz, patatas
a lo maître d‚Äôhôtel, rodaballo en blanco, sólo cocido en agua,
cebollas, zanahorias y perejil y se sirve en una fuente con aceite
y vinagre, y de postre buñuelos, como los de viento tradicionales
de México. En la cena degustaron huevos blancos con tomate,
pasados por agua, coliflor en salsa cruda, a base de patatas,
yema de huevo, cebolla cruda, y finalmente una concha de
mariscos, navajas, berberechos, almejas, mejillones y ostras. La
aventura terminó el sábado y fue seguida de una dieta de una
semana completa para bajar de peso.
Esos recuerdos le confrontaban a Zalacaín pues muchos de esos
productos hoy son inaccesibles. Ahora en su natal Puebla, el
aventurero había rescatado varias recetas familiares de
Cuaresma, como la Sopa de Gota, cuya redacción decía así: "se
bate un huevo de totola o 2 de gallina, 50 gramos de harina y una
poquita de leche, se revuelve muy bien todo, se hacen las
tortitas friéndolas de un dorado bonito. Se hace el caldillo de
este modo, se muelen 2 jitomates o 1 si es grande, con su
cebolla y ajo, se fríe tantita harina, se echa lo que se molió a
que se fría muy bien, se le echa caldo o agua, ya que hierba se
echan las tortitas para que se sazonen con su sal".
La sopa había sido utilizada por décadas en su familia como una
de las más austeras para cumplir con la vigilia de la Cuaresma y
era seguida por los diversos guisos de hierbas muy poblanas. Los
Huazontles, Romeritos, Quintoniles, Verdolagas, se adquirían por
montones en los puestos del mercado La Victoria, una vez
lavados y desprendidos de toda suciedad, las hierbas se hervían y
condimentaban con un sinfín de ingredientes, los Huazontles
rellenos de queso en caldillo rojo, similar al de la Sopa de Gota,
los romeritos y verdolagas lo mismo con Mole Poblano y tortitas
de camarón seco o con los camarones secos agregados al mole;
los quintoniles se hacían tradicionalmente en salsa verde con
carne de cerdo, pero en Cuaresma, las tías abuelas los
preparaban con jitomate, sin carne, los ponían como guarnición
a un lomo de pescado, trucha, o bacalao, ¬°oh sí el bacalao! era
el pescado preferido para los viernes, el Emperador de la
Cuaresma
Ese día desde muy temprano los medios de comunicación habían
informado de la dimisión de Benedicto XVI, la noticia había
conmovido al mundo católico o no y a Zalacaín le permitió
recordar aquella entrevista, no hacía mucho con uno de los
cocineros al servicio del Vaticano en los últimos años, le había
tocado preparar alimentos para Juan Pablo II y para el actual
Papa.
La curiosidad llevó al aventurero a preguntarle al cocinero
directamente por los gustos de los pontífices. A Juan Pablo II le
gustaba, le contó el cocinero, la sopa de remolacha, tradicional
en la dieta polaca, a la manera de Sor Germana, elaborada con
un hueso grande con carne de cerdo, carne magra, zanahorias,
betabeles grandes, chorizos, chalotas; también le preparaban un
Rissoto con setas silvestres y cigalas; un guiso llamado Bigos de
col y carnes de ternera, cerdo, chucrut, setas secas y ciruelas
pasas según recordaba el aventurero. Los tortelinis en caldo de
ternera, el lomo de merluza con almejas en salsa "vaticana"
receta del padre Lezama, a base de una reducción de diferentes
pescados con espinas, y en la cena Juan Pablo II privilegiaba la
"gelatina de pescado con huevos duros, tomates, pescado,
gambas -camarón mediano de México-, laurel y apio.
A Benedicto XVI le preparaban en la cocina vaticana los tortelinis
con calabacín y gambas. También Verduras al "forno" -horno- con
queso, la receta lleva bulbos de hinojo, caldo de verduras,
tocino ahumado sin corteza cortado en dados, chalotas, crema
de vaca, vino de Madeira, aceite de oliva y linguine. Benedicto
XVI y su hermano son amantes del "Espagueti a la carbonara" con
panceta ahumada, parmesano y pecorino. También unas bolas de
pan blanco con salsa de champiñones, receta de la familia
Ratzinger y un Asado de Carne de Cerdo con bolas de papa y
chucrut, considerado el plato de fiesta por el Papa cuyo postre
favorito es el "apfelstrudel" el rollo de manzana famoso desde la
conquista de Bizancio sobre los Balcanes, los soldados jenízaros
del Imperio Otomano llevaron la receta a su vez heredada, se
dice, de la cocina árabe y armenia especializada en los dulces
llamados "Baklava". Los vieneses perfeccionaron el apfelstrudel y
lo popularizaron con la influencia del Imperio Austrohúngaro.
Pero el aventurero volvió a fray Gerónimo de San Pelayo para
poner en práctica la Torta de Arroz. "lavado bien el arroz ponlo a
cocer con sal y espúmalo, y después échale azafrán, jengibre o
comino... fríes en manteca ajos, cebolla y jitomate... el pescado
cocido y picado, le agregas chilitos enteros, tornachiles en
cuartos, aceitunas, alcaparras, comino, culantro..." En una
cazuela Zalacaín colocó manteca y una capa delgada del arroz en
frío, encima el recaudo y el pescado incorporados y tapó todo
con otra capa más gruesa de arroz, al final selló con huevo
batido y metió la cazuela al horno.
Rosa, la cocinera de la casa había preparado además unos
huazontles capeados, rellenos de queso en caldillo y unos chiles
capones en caldillo blanco.
Vaya inicio de cuaresma y de tiempos de vigilia pensó Zalacaín,
quien recordó cómo en tiempos de los romanos, los cristianos
había elegido el viernes para las vigilias debido a los excesos del
pueblo en venerar a la diosa Venus, encargada del amor y la
fecundidad, "veneris dies" decían. La costumbre impuesta por la
iglesia obligó a sus seguidores a ayunar el viernes y por tanto
dejar de venerar a Venus.
Por su mente empezaron a pasar muchas otras costumbres de la
cuaresma a lo largo de la historia, ya tendría tiempo de contarlas
después.
elrincondezalacain@gmail.com
Video en Youtube: elrincondezalacain
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